El miedo y el mito
La aparici¨®n de la p¨ªldora gener¨® hace cuatro d¨¦cadas en Occidente una revoluci¨®n sexual templada en muchos casos por el temor a ingerir una especie de bomba hormonal que estallar¨ªa tarde o temprano en el cuerpo. La primera se?al de alarma son¨® en 1969. El uso del anticonceptivo oral fue relacionado con la formaci¨®n de co¨¢gulos sangu¨ªneos en las piernas. El susto m¨¢s reciente, y por razones similares, lo tuvieron las brit¨¢nicas en 1995. En los nueve meses posteriores a la aparici¨®n de varios estudios que repet¨ªan los riesgos circulatorios para las usuarias hubo en el Reino Unido 10.000 abortos legales m¨¢s de los registrados en a?os anteriores. A pesar de las advertencias de ginec¨®logos y m¨¦dicos de cabecera, mujeres de todas las edades y estratos sociales tiraron a la basura sus p¨ªldoras en pleno ciclo. Muy pocas pensaron que la consecuencia inmediata de su acci¨®n podr¨ªa ser un embarazo no deseado.
Ahora que se asegura que no existe peligro sanitario a largo plazo, algunas brit¨¢nicas abordan la anticoncepci¨®n desde otro ¨¢ngulo. "La p¨ªldora no s¨®lo ha liberado a la mujer. La ha dejado sola ante la responsabilidad de controlar la natalidad. ?En qu¨¦ se traducido dicho poder? La tasa de nacimientos es la m¨¢s baja recordada; los embarazos de adolescentes crecen y lo mismo ocurre con las familias de un solo padre, en general la madre", apunta Deborah Orr desde The Independent. A continuaci¨®n se pregunta qu¨¦ ha ocurrido con el var¨®n. "La presi¨®n social para que se ocupe de la prole es cada vez menor. ?No va siendo hora de que ellos acepten su parte de responsabilidad sexual en la pareja?", concluye en su ¨¢cido an¨¢lisis de lo que denomina "mito de la libertad sexual" propiciada por la p¨ªldora.
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