"Se acab¨® el detener por detener para mejorar la estad¨ªstica"
Juan Cotino tiene una vieja obsesi¨®n: cambiar de arriba abajo el Cuerpo Nacional de Polic¨ªa; su mentalidad, sus objetivos. Y ahora que se cumple el 175 aniversario de la fundaci¨®n del cuerpo, en virtud de una Real C¨¦dula de Fernando VII, est¨¢ a punto de conseguirlo. El presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, visitar¨¢ hoy el complejo policial de Canillas, en Madrid, para dar su espaldarazo al proyecto Polic¨ªa 2000, que Cotino y sus colaboradores vienen urdiendo tenaz, silenciosamente. Un plan que convierte a la comisar¨ªa en la c¨¦lula b¨¢sica del funcionamiento de la polic¨ªa, y a los hasta ahora llamados delitos menores -tirones, atracos a punta de navaja, robos en pisos- en el principal objetivo a perseguir. Para eso Cotino promete premiar econ¨®mica y profesionalmente a los polic¨ªas que m¨¢s y mejor trabajen en los distritos -a los detectives de barrio-, postergados hasta ahora en beneficio de los investigadores de los grandes casos de terrorismo, asesinato y narcotr¨¢fico.La revoluci¨®n de Cotino busca sobre todo acortar la distancia entre el ciudadano y los 50.000 agentes a su mando. "Quiero conseguir", dice, "que la gente conozca a su polic¨ªa como al m¨¦dico de cabecera".
Anteriores equipos de Interior, durante la etapa del PSOE, intentaron un plan en ciertos aspectos similar, aunque nunca lleg¨® a convertirse en realidad. Pero Cotino est¨¢ empe?ado en que esta vez sea la buena.
Pregunta: ?Lo que usted pretende es aplicar a la polic¨ªa criterios de gesti¨®n de empresa privada?
Respuesta: No exactamente. Aunque es cierto que introduciremos algunos criterios de gesti¨®n de empresas, que consideramos perfectamente v¨¢lidos. La polic¨ªa, en definitiva, es una empresa p¨²blica de prestaci¨®n de servicios de seguridad, cuyos clientes son los ciudadanos. Y, por ejemplo, aplicaremos criterios empresariales como la direcci¨®n por objetivos: en cada comisar¨ªa se fijar¨¢n unos objetivos a alcanzar, que siempre ser¨¢n pocos, alcanzables y f¨¢ciles de medir.
P. Hasta ahora, uno de los baremos tradicionales para medir la eficacia policial era el n¨²mero de detenidos. Cuantos m¨¢s detenidos, mejor. ?Se mantendr¨¢ ese criterio?
R. En absoluto. Queda desterrada la t¨¦cnica del palote, el detener por detener para aumentar de forma ficticia la estad¨ªstica. Es m¨¢s, aquel polic¨ªa al que su jefe le ordene hacer m¨¢s detenciones, puede acudir a m¨ª, que soy el director general del cuerpo, porque tal cosa supone ir frontalmente contra de la filosof¨ªa del proyecto.
P. ?Por qu¨¦ ha decidido acortar la puesta en marcha de su plan a este a?o y el pr¨®ximo?
R. El proyecto era a tres a?os vista, pero los propios sindicatos del cuerpo han pedido que lo aceler¨¢semos. Este mes entra en vigor en Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, M¨¢laga y Alicante. ?Por qu¨¦? Porque en estas seis ciudades se registra el 55% de los delitos cuya investigaci¨®n corresponde al Cuerpo Nacional de Polic¨ªa.
P. Pero el Sindicato Unificado de Polic¨ªa, mayoritario en el cuerpo, est¨¢ en contra de su plan...
R. S¨ª, pero hay muchos de sus afiliados a los que les gusta el proyecto y que discrepan de la postura de sus dirigentes.
P. ?Qu¨¦ es lo que m¨¢s falla en el funcionamiento del CNP?
R. Sin duda, la investigaci¨®n de los llamados delitos menores (robos, hurtos, atracos con navajas). Mientras que se aclaran el 23% de los delitos m¨¢s graves, como asesinatos o narcotr¨¢fico a gran escala, s¨®lo se resuelve el 11% de los hechos que m¨¢s afectan al ciudadano medio. Y resulta que cada d¨ªa aumenta el n¨²mero de delitos violentos, como los atracos callejeros a punta de navaja.
P. Hasta ahora, sin embargo, la investigaci¨®n de esos delitos menores era lo que estaba menos reconocido profesionalmente...
R.En efecto. Pero eso va a cambiar y se va a a primar tanto econ¨®mica como profesionalmente. El detective de proximidad se encargar¨¢ de investigar los robos en pisos, los tirones de bolso, los robos de coches y todos esos hechos que tanto inquietan al ciudadano de a pie. Hasta ahora, ese trabajo lo quer¨ªan hacer muy pocos polic¨ªas y, por contra, hab¨ªa muchos que pugnaban por estar en las grandes brigadas, donde se cobra un plus de productividad por el mero hecho de pertenecer a esa unidad, al margen de que obtuvieran o no resultados. Eso daba lugar a agravios manifiestos. Ahora va a ser distinto. Se incentivar¨¢ realmente al polic¨ªa que cumpla con su trabajo y d¨¦ seguridad a la ciudadan¨ªa, al margen de cu¨¢l sea la unidad en que est¨¦ destinado. Y habr¨¢ premios colectivos para una unidad entera. Pero tambi¨¦n lo contrario: no habr¨¢ incentivos para aquella comisar¨ªa en la que, por ejemplo, se produzcan malos tratos.
P. ?Sigue siendo la droga uno de los factores que crea m¨¢s inseguridad?
R. S¨ª, la droga est¨¢ detr¨¢s del 80% de los delitos y los costes sociales que genera son enormes. Los consumidores de droga gastan alrededor de un bill¨®n de pesetas al a?o y la mitad de esta cantidad corresponde a la adquisici¨®n de hero¨ªna y otros opi¨¢ceos. Los drogadictos del futuro est¨¢n ahora en la escuela y creo que hay que incidir especialmente en los ni?os. De ah¨ª que yo les pida a los polic¨ªas que eviten que los chicos anden dando tumbos por la calle en vez de estar en el colegio.
P. Una de las innovaciones de su plan es que los agentes ser¨¢n sometidos a un control de rendimientos permanente, incluso ante los ciudadanos. ?C¨®mo ser¨¢ eso?
R.Cada semana se citar¨¢ a los responsables de seis o siete comisar¨ªas, que deber¨¢n dar cuenta de su trabajo. Eso se har¨¢ de forma transparente e incluso p¨²blica. Al que no funcione, le pondr¨¢n la cara colorada no sus jefes, sino sus propios compa?eros. Cada comisar¨ªa pasar¨¢ al menos una vez al mes por esa junta de control.
P.?Cu¨¢les son, telegr¨¢ficamente, los objetivos de su plan?
R.Descentralizar los servicios para surtir a las comisar¨ªas, dedicar a tareas operativas a funcionarios que est¨¢n en labores de apoyo o gesti¨®n, multiplicar la presencia en la calle y frenar el aumento de la criminalidad. Volver al menos a las tasas de 1992.
P. El hecho de que pretenda invertir la pir¨¢mide de la organizaci¨®n para ampliar la base y reducir la cabeza -una operaci¨®n J¨ªbaro-, ?no conllevar¨¢ resistencia al cambio?
R. Algunas; pero hay much¨ªsimos funcionarios que me han dicho que ya era hora de que alguien se decidiera a cambiar la forma de funcionamiento.
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