Torpeza policial

LA POL?CIA Nacional impidi¨® ayer con medios contundentes que dos centenares de estudiantes independentistas se acercaran a la comitiva que conduc¨ªa a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar en su visita a la Universidad Aut¨®noma de Barcelona (UAB). El balance de la actuaci¨®n no puede ser m¨¢s lamentable: a los 14 estudiantes y 5 polic¨ªas heridos hay que a?adir el malestar que ha creado entre los universitarios. El rector ha convocado un claustro extraordinario, ha emitido una dura nota de protesta y ha presentado denuncia ante el juzgado de guardia.No es la primera vez que peque?os grupos de estudiantes quieren expresar su animosidad hacia el actual presidente del Gobierno, o hacia su pol¨ªtica educativa, en sus visitas a Catalu?a. El rectorado de la UAB ha defendido su derecho a la libre expresi¨®n y ha calificado de actitud provocadora la de las fuerzas del orden que impidieron el contacto entre la comitiva oficial y los manifestantes. La realidad, es que la actitud de los responsables de la polic¨ªa ha sido, sobre todo, de una gran torpeza y s¨®lo ser¨ªa correcto hablar de provocaci¨®n si alguien estuviera interesado precisamente en suscitar identificaciones inexactas entre el r¨¦gimen franquista y el Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar.

Entre las obligaciones de la polic¨ªa est¨¢ impedir que el presidente del Gobierno sea acosado o vapuleado. Pero la acci¨®n preventiva ha sido en este caso peor que la expresi¨®n desbordada que se pretend¨ªa evitar. Ha implicado en los enfrentamientos a numerosos universitarios que no ten¨ªan nada que ver con la protesta. Y no ha impedido que un grupo insultara y abucheara a Aznar, por fortuna, sin actitudes violentas. Entre la imagen de un presidente del Gobierno que soporta los insultos maleducados de una minor¨ªa (como ya le ocurri¨® en la Universidad Aut¨®noma de Madrid a Felipe Gonz¨¢lez) y la imagen que remueve la memoria hist¨®rica de la polic¨ªa que carga dentro de las facultades, no hay duda de que los responsables policiales debieron haber optado por lo que no es s¨®lo un mal menor, sino tambi¨¦n m¨¢s democr¨¢tico.

No deja de ser una paradoja que esto ocurra en la autonom¨ªa gobernada precisamente por la coalici¨®n que asegura la mayor¨ªa parlamentaria al Gobierno del Partido Popular. La hostilidad del nacionalismo m¨¢s radical hacia el PP, y sus expresiones con frecuencia intemperantes y pr¨®ximas al hostigamiento practicado por los abertzales vascos, contrasta fuertemente con el apoyo que los populares vienen prestando a los nacionalistas democr¨¢ticos en el Parlamento de Catalu?a y el que, a su vez, suscitan en el Congreso de los Diputados.