La pobreza como riqueza
No es azar que Grotowski se apartara de la pr¨¢ctica del teatro, del oficio de la puesta en escena, para, en el ¨²ltimo tramo de su vida, sus a?os de plenitud, dedicarse a la forja de sus int¨¦rpretes, que no pueden ser actores comunes, sino fuera de norma, instalados en otra norma. Consciente de que se mov¨ªa contra la corriente y de que se adelant¨® en decenios a su tiempo, se refugi¨® en la pasi¨®n del profeta, y en ella ha dejado encendidas semillas. Que ¨¦stas crezcan es asunto de gente venidera. Lo que Grotowski busc¨® hoy suena a tan radical, que carece de un camino abierto. Pero algo arraig¨® ya de esa semilla. La busca de Grotowski conduce al abandono del teatro de su secular condici¨®n de espect¨¢culo. Esta idea mueve todo su esfuerzo prof¨¦tico. El espect¨¢culo moderno avanza, desde el nacimiento del cine, por carriles ajenos a la escena, y el teatro ha de despojarse, si quiere seguir aportando algo propio a la historia de la imaginaci¨®n, de toda espectacularidad: no hay posibilidad de creaci¨®n en su contemplaci¨®n, sino en su vivencia, por quien, al asistir a un suceso teatral, se hace (material, realmente) part¨ªcipe, su int¨¦rprete inm¨®vil. Es su manera de cerrar del todo la cuarta pared levantada en la escena moderna por Stanislawski, al que consideraba un genial e inconsecuente renovador de la escena, pues no se atrevi¨® a llevar a la ¨²ltima consecuencia su idea. Grotowski, en busca de destino para un ¨¢mbito imaginario que consideraba fatalmente convertido en un prost¨ªbulo, en un rito de compraventa de presencias humanas, cerr¨® de un portazo esa entreabierta cuarta pared e inici¨® la aventura de un escenario cercado por cuatro muros que evite la contemplaci¨®n sin identificaci¨®n y acabe con la conversi¨®n del actor en puta, en persona que recibe dinero por convertir su cuerpo en objeto.
Cinco esquinas
Teatro pobre, renuncia al espect¨¢culo, cuarta pared cerrada, clausura de la escena como prost¨ªbulo, destierro del p¨²blico tal como hoy lo entendemos. Son las cinco esquinas de una configuraci¨®n ¨¦tica y est¨¦tica de gran rigor y audacia de la pasi¨®n de actuar. Si Grotowski esboz¨® una hermosa teor¨ªa impracticable o traz¨® un camino vivificador para una pr¨¢ctica estancada, corro¨ªda por la rutina, es asunto que en parte concierne al futuro. Y digo en parte porque algo de esta idea ya vive, existe y persiste desde hace d¨¦cadas. Como una discreta carcoma, su idea se abre paso y hace su tarea en las cunetas y en los laboratorios secretos del teatro, muy fuera de los circuitos del comercio esc¨¦nico.
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