"?Por qu¨¦ gustar¨¢ tanto el flamenco a los japoneses?"
Victor Galiano construye y exporta casta?uelas de encargo desde hace medio siglo junto a la Fuente del Berro
Ria-pi-ta, ria-pi-ta: sonido de casta?ue?as junto a la Fuente del Berro. En este barrio poco flamenco, la madera se convierte en m¨²sica desde hace m¨¢s de medio siglo: el tiempo que lleva V¨ªctor Galiano en la factura del instrumento que para los turistas representa a Espa?a y para ¨¦l significa alegr¨ªa. "Por algo se dice de alguien que es m¨¢s alegre que unas casta?uelas; es una buena comparaci¨®n", razona.Am¨¦n del oficio dichoso, Galiano tiene otra peculiaridad: es uno de los pocos madrile?os que vive y trabaja en su barrio natal, un entramado donde conviven bloques de pisos y chal¨¦s de la ¨¦poca en que se llamaban hotelitos. "La Fuente del Berro era el extrarradio. Donde se levanta el Pirul¨ª, antes estaba el Campo Campana y la gente iba a jugar al f¨²tbol o a tomar el sol. A partir de ah¨ª, todo eran trigales hasta Moratalaz, que se llamaba el barrio de las Latas por las chabolas que ten¨ªa", recuerda el artesano, de 64 a?os.
Al chico Galiano, que se daba buenos chapuzones en el pil¨®n de la Fuente del Berro, le dur¨® poco la infancia. A los 13 a?os empez¨® a trabajar de la mano de su padre, un jienense bohemio y artista que procre¨® familia numerosa. V¨ªctor, el primog¨¦nito, echaba un cable donde requer¨ªa la autoridad paterna. Las nochebuenas, invariablemente, acompa?aba a su progenitor con la guitarra. "?bamos a divertir a la gente bien en sus casas, en lugar de estar con mi madre y con mis hermanos", recuerda con la amargura a¨²n fresca.
Bajo la misma f¨¦rula, V¨ªctor aprendi¨® el oficio que a¨²n desempe?a: palillero. "Mi padre hizo las primeras casta?uelas para mi hermana cuando empez¨® a bailar. ?l quer¨ªa que todos los hijos fu¨¦ramos artistas", relata. Pero la carrera musical del chico mayor se trunc¨® por culpa de un accidente que le arrebat¨® medio dedo. A partir de entonces, el chaval redobl¨® el ah¨ªnco en la factura de casta?uelas (palillos, en Andaluc¨ªa). "Deseaba hacerlas mejor que mi padre", explica.
En 1962, cuando su art¨ªstica familia emigr¨® en bloque a Latinoam¨¦rica, el reci¨¦n casado Galiano se qued¨® a solas con el oficio y con diez duros en el bolsillo. "Iba a las salas de fiesta a intentar vender las casta?uelas. Tambi¨¦n daba clases de guitarra y arreglaba instrumentos de cuerda". Ni ¨¦l ni su mujer, Valentina Bravo, han olvidado aquellos tiempos de penuria: las casta?uelas no han sido siempre alegres.
"Poco a poco, fui cogiendo nombre", relata Galiano. Dej¨® de recorrer los tablaos porque eran los artistas quienes se desplazaban hasta su taller, en la calle de Lanuza, 25. "Desde hace tiempo s¨®lo trabajo por encargo y para algunas tiendas especializadas", puntualiza el artesano. Adem¨¢s, firma sus palillos: Galiano es una marca registrada.
-?C¨®mo se hacen las casta?ue?as?
-Primero hay que elegir el material: madera como el ¨¦bano o el granadillo, fibra de cristal o tela prensada. La forma se traza con una plantilla. Una vez cortada la pieza hay que hacer la cazuela con un hierro especial. Despu¨¦s llega el momento de rematar la oreja, donde se instalar¨¢ el cord¨®n, y de alomar el instrumento, o sea, darle forma por fuera. Lo ¨²ltimo es lijar y pulir.
-?De qu¨¦ depende el sonido?
-Sobre todo, del espesor de la cazuela. Cuanto m¨¢s fina es, m¨¢s aguda suena.
-Entonces es una casta?uela hembra.
-S¨ª, es la que repiquetea y se toca con la mano derecha. La casta?uela macho, en la izquierda, es m¨¢s grave y hace el acompa?amiento.
Don V¨ªctor hace una demostraci¨®n junto a su banco de trabajo, presidido por limas y escofinas. Las casta?uelas, insertadas en los pulgares, inician su ch¨¢chara musical. Valentina mira hacia la calle. "Cuando probamos los palillos suelen asomarse los vecinos", justifica la esposa y ayudante.
-?Cu¨¢nto tarda en hacer un par?
-Cuatro o cinco horas. Las vendo a partir de 9.000 pesetas. Las m¨¢s caras, las de tela prensada que son irrompibles, cuestan 15.000.
-?Qu¨¦ requiere este oficio?
-Buen o¨ªdo y saber hacer los sonidos que pida el cliente.
-?Qui¨¦n le compra?
-Los artistas espa?oles y un mont¨®n de extranjeros, sobre todo japoneses.
La afici¨®n nipona es un enigma para Galiano. "?Por qu¨¦ les gustar¨¢ tanto el flamenco a los japoneses?", se pregunta. Esta pasi¨®n jonda, v¨ªa de escape a la impasibilidad oriental, le permite notables exportaciones.
Don V¨ªctor, con relevo asegurado en su yerno, no piensa en jubilarse. Vive alegre como unas casta?uelas. Como las suyas.
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