El Tenerife seda al Valencia
El equipo de Aimar logra empatar en Mestalla ante un rival muy indolente
Tanto durmi¨® el Valencia ayer en Mestalla que cuando quiso despertar ten¨ªa un empate indeseable en el cuerpo y un rival, el Tenerife, que tan s¨®lo ped¨ªa un poquito de aire. Lo obtuvo. No cuando lo estaba mereciendo, con su f¨²tbol paciente y elaborado (la primera parte), sino cuando daba muestras de resignaci¨®n y de flaqueza (en la segunda mitad). Porque el Valencia quiso vivir del m¨ªnimo es fuerzo, de la nada creativa, de su contraataque, en fin, y parec¨ªa que s¨ª, que le rentaba tama?a racaner¨ªa. Ten¨ªa a tiro el resultado con el primer penalti a su favor de la temporada y crey¨® que podr¨ªa seguir viviendo del cuento. No cont¨®, sin embargo, con que en ese cuento hab¨ªa un cap¨ªtulo inesperado: el ¨¢rbitro se?alar¨ªa un penalti sobre Makaay y este cuento se acab¨®: el empat¨¦ era definitivo.
El Tenerife sed¨® el partido. Toc¨® el cuero con profusi¨®n y condujo bien el encuentro durante la primera parte. Pero entonces, zas, apareci¨® el se?or contragolpe, esa especialidad que el equipo de Ranieri domina como pocos. Un despeje largo, una carrera del Piojo, un centro al ¨¢rea y un atropello de Chano a Angulo que supuso el, primer penalti de la Liga favorable al Valencia. Un gol inmerecido para sus escasos m¨¦ritos.
Mal apuntalado por la falta de confianza de Camarasa, que llevaba m¨¢s de un a?o sin jugar un partido de competici¨®n, el Valencia tirit¨® en defensa, perdi¨® el control del centro del campo (all¨ª mandaba Emerson) y apenas lleg¨® en ataque. Fiel a su ya tradicional estilo, el Tenerife manej¨® el bal¨®n con criterio y lo durmi¨® cuanto quiso.
Pero tambi¨¦n fiel a su tradici¨®n, el equipo canario adolec¨ªa de la misma falta de pegada de otras veces. Como se encarg¨® de ratificar Makaay cada vez que sus compa?eros lo dejaron solo ante Ca?izares.
Con el gol en el zurr¨®n y tan pocos m¨¦ritos para conseguir lo, el Valencia crey¨® que iba por el buen camino y acentu¨® su absentismo. Se fue definitivamente del choque, a la espera de que Claudio L¨®pez cazara uno de esos balones divididos con el defensa, una divisi¨®n que cae casi siempre del lado del argentino. El Tenerife se hab¨ªa deshinchado, parec¨ªa doblega do, pero tambi¨¦n inopinadamente le vino el empate que tanto bien puede hacerle.
S¨®lo entonces apret¨® el pie el Valencia. Sac¨® Ranieri a Serban y ¨¦ste sali¨® como una bala, pero s¨®lo hasta que recibi¨® una brutal patada por detr¨¢s de Chano. Entonces desapareci¨®. Y el Tenerife no dejar¨ªa escapar un bot¨ªn an¨ªmico tan preciado.
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