"Ning¨²n presidente del Gobierno se ha interesado por la Universidad"
El socialista Gregorio Peces-Barba, de 61 a?os, se doctor¨® en el arte de la negociaci¨®n en una de las mejores escuelas que ha tenido el pa¨ªs: la ponencia que en 1978 redact¨® la Constituci¨®n, una de las referencias pol¨ªticas, jur¨ªdicas y morales que tiene siempre a punto. Por lo tanto, fue padre de la patria antes de ocupar la tercera magistratura del Estado, la presidencia de las Cortes, durante la primera legislatura socialista. De tan alto esca?o pas¨® en 1986 a su c¨¢tedra de Derecho Natural y Filosof¨ªa del Derecho en la Universidad Complutense y, desde tres a?os despu¨¦s, est¨¢ empe?ado en construir una universidad de prestigio, la Carlos III, con sedes en Getafe y Legan¨¦s, al sur de Madrid.Da clases de Teor¨ªa del Derecho, de Filosof¨ªa del Derecho y de Derechos Fundamentales; acaba de coordinar el primer tomo de una Historia general de los derechos humanos (Editorial Dickinson, y ¨²ltimamente ha escrito trabajos sobre la escasez y sobre la solidaridad. Entre sus debilidades destacan el f¨²tbol, los puros habanos y las veraniegas partidas de domin¨® en Ribadesella.
Pregunta. Usted, que ha tenido contacto con los ¨²ltimos presidentes del Gobierno...
Respuesta. Menos Franco y Carrero Blanco.
P. Los que ha conocido, ?se han preocupado de la Universidad?
R. En absoluto. Ning¨²n presidente se ha interesado por la Universidad: ni Adolfo Su¨¢rez, ni Leopoldo Calvo Sotelo, ni Felipe Gonz¨¢lez ni Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Hay un hecho objetivo: en ning¨²n programa electoral y en ning¨²n debate del estado de la naci¨®n se ha analizado la cuesti¨®n.
P.?C¨®mo se concilia la militancia en un partido con el rectorado?
R.Todo depende de c¨®mo se tome la militancia. Si supone una adscripci¨®n a una ideolog¨ªa y a unos valores morales, como es mi caso, no veo el menor inconveniente. Otra cosa ser¨ªa si hubiera una relaci¨®n de obediencia al partido. Eso ser¨ªa incompatible.
P.?Le cost¨® m¨¢s gobernar a los diputados que a los profesores y los estudiantes?
R. Hombre, el presidente del Congreso tiene una autoridad enorme, mientras que el rector s¨®lo tiene la que se sepa ganar cada d¨ªa.
P.?Echa de menos algo que la sociedad debiera hacer por su Universidad y viceversa?
R. Yo creo que la Universidad est¨¢ m¨¢s dispuesta a conectar con la sociedad que a la inversa. Por ejemplo, los esfuerzos que nosotros hacemos por conectar con ciertas grandes empresas a veces resultan penosos. Hay empresarios con una idea muy soberbia de su propia posici¨®n y una visi¨®n muy despectiva de la Universidad. No es el momento, pero alg¨²n d¨ªa habr¨¢ que hacer una lista de estas empresas y estos empresarios. Habr¨¢ que hacerles contramarketing.
P. Usted, que escribe a mano, ?qu¨¦ piensa acerca del aprovechamiento de las nuevas tecnolog¨ªas en la Universidad espa?ola?
R. El aprovechamiento es cada vez mayor, hasta el punto de que se acabar¨¢n reduciendo las diferencias entre las universidades a distancia y las presenciales.
P.?C¨®mo se lleva personalmente con estas tecnolog¨ªas?
R. Mal, porque yo ya tengo mis m¨¦todos de trabajo. Utilizo estas tecnolog¨ªas por persona interpuesta. Con car¨¢cter general, es evidente que hay que usarlas, pero, en fin, conviene recordar que Kant hizo sus obras sin nuevas tecnolog¨ªas. Est¨¢ claro que son un buen instrumento, pero nunca sustituir¨¢n a la raz¨®n ni a las ideas. No vayamos a construir ahora una fe militante que acabar¨ªa como todas: en el museo de la historia.
P.?C¨®mo ve a los j¨®venes universitarios?
R. La pregunta de si son mejores o peores que antes no tiene sentido. En general, los j¨®venes que yo veo tienen voluntad de trabajo, aunque es cierto que no se tienen que preocupar por muchas cosas que a nosotros nos preocupaban mucho. Ya tienen la libertad y la democracia. Hay muy pocos universitarios antisistema, hipercr¨ªticos, y son rechazados por la gran mayor¨ªa. Hay bastantes con una gran ¨¦tica de la generosidad, algo que parec¨ªa antiguo y que, con esto del mercado y las ideolog¨ªas neoliberales, se cre¨ªa que estaba agotado.
P.?Hasta qu¨¦ punto es compatible el modelo de funcionariado con la eficacia docente y organizativa?
R. Por supuesto que lo es. Ser¨ªa un error intentar romper la unidad del cuerpo de catedr¨¢ticos, que es el que vertebra la Universidad. Lo digo pensando en los profesores decentes, no en patolog¨ªas; hablo de principios, por mucho que a veces est¨¦n agujereados por vicios hist¨®ricos. Desde el punto de vista acad¨¦mico e intelectual, la Universidad tiene una serie de dimensiones medievales imposibles de sustituir. El concepto de academia, si se utiliza mal, da una impresi¨®n de corporativismo; pero si se utiliza bien sirve para el progreso del conocimiento.
P.?Qu¨¦ responde a las frecuentes acusaciones de endogamia?
R. El problema tiene dif¨ªcil soluci¨®n jur¨ªdica. La soluci¨®n de sustituir en los tribunales de oposiciones el 2+3 [dos de la universidad convocante y tres de otras] por el 1+4 es complicada. Hay formas de templar la cuesti¨®n, pero no es f¨¢cil resolverla plenamente. Porque el corporativismo tiene un origen medieval, es inevitable. Si desaparece la relaci¨®n maestro-disc¨ªpulo, desaparece la Universidad. Puede ser una relaci¨®n sana o corrupta, porque estamos ante un problema de prestigio y de moralidad acad¨¦mica. Un catedr¨¢tico sin prestigio intentar¨¢ que nadie le haga sombra en su entorno y, por lo tanto, intentar¨¢ perpetuar la mediocridad. Esto es muy dif¨ªcil de combatir. Aunque se ha mejorado mucho desde el franquismo, hay que reconocer que todav¨ªa existen elementos de corrupci¨®n. Lo que no podemos hacer es acabar con el dolor de cabeza cort¨¢ndola. Suprimir el problema eliminando la relaci¨®n maestro-disc¨ªpulo es acabar con la Universidad.
P. Pues ah¨ª choca con la opini¨®n de Esperanza Aguirre. A ella le gustar¨ªa impedir la endogamia por ley.
R. Hay que recordar a la se?ora ministra, por la que tengo aprecio, aunque no s¨¦ si conoce suficientemente el mundo universitario, que todo esfuerzo in¨²til conduce a la melancol¨ªa. Intentar resolver el problema por ley es un esfuerzo in¨²til.
P. Pero hay un problema dram¨¢tico: el de quienes se van al extranjero y vuelven con una s¨®lida formaci¨®n acad¨¦mica e investigadora, pero no encuentran una manera de integrarse dignamente en la Universidad espa?ola porque no han hecho pasillos.
R. ?sa es una de las consecuencias dram¨¢ticas de la tradici¨®n maestro-disc¨ªpulo: que la relaci¨®n es cerrada y, a menudo, impide la integraci¨®n de personas valiosas formadas en otros lugares.
R. Por utilizar la terminolog¨ªa al uso, ?qu¨¦ valor a?adido o qu¨¦ hecho diferencial aporta su universidad al panorama espa?ol?
P. No ser¨ªa discreto que respondiera a esa pregunta. Es cuesti¨®n de una evaluaci¨®n externa. Lo que hemos intentado es crear un ideario, porque no somos un servicio p¨²blico vac¨ªo de ideas, sino que tenemos un ideario intelectual enraizado en la mejor tradici¨®n liberal y progresista espa?ola, en la Instituci¨®n Libre de Ense?anza, lo que nos convierte en una universidad abierta a todas las ideolog¨ªas. De los profesores y de los estudiantes. Hemos evitado algunas pr¨¢cticas habituales de aflojamiento, de debilitamiento en la exigencia a los estudiantes y en el rigor en la ense?anza. Tambi¨¦n hemos intentado formar unos ¨®rganos de gobierno ejecutivos, que no se empantanen en la necesidad de pactarlo absolutamente todo.
P.?A qui¨¦n se?ala con lo del debilitamiento, a los profesores, a los alumnos o a los programas?
R. Me refiero, por ejemplo, a las convocatorias sin fin, a ese relajamiento que en su origen proviene del franquismo, que, para evitar otros problemas, propon¨ªa estas v¨ªas de escape aceptadas por algunos sectores estudiantiles y progresistas como una conquista. Pero no lo es. Ni mucho menos. Lo progresista es aumentar las becas y promover la igualdad de oportunidades, no aflojar la exigencia, de forma que personas adineradas puedan acabar la carrera, al cabo de muchos a?os, s¨®lo por su poder econ¨®mico. Y mientras tanto ocupen el sitio de otros que tienen mucho m¨¢s inter¨¦s y mayores capacidades.
P. Al PSOE se le acusa de haber querido implantar en la educaci¨®n el famoso "caf¨¦ para todos" de la transici¨®n. Pero caf¨¦ aguado.
R. Hombre, est¨¢ bien que al PSOE le echemos la culpa de absolutamente todo lo que pasa en Espa?a, pero esto que comentamos es muy anterior. Viene del franquismo. Adem¨¢s, el caf¨¦ para todos est¨¢ muy bien, porque es la generalizaci¨®n del derecho a la educaci¨®n.
P. En la eterna pol¨¦mica de las matr¨ªculas caras o baratas, ?d¨®nde se sit¨²a usted?
R. A m¨ª me resulta sorprendente que las tasas bajas sean consideradas una reivindicaci¨®n progresista. Es cierto que un incremento muy alto de las segundas matr¨ªculas es injusto, pero es importante que vayamos abandonando la idea de la tasa ¨²nica. Ahora, cuando uno se pasa una peseta de lo estipulado para recibir una beca, ya paga lo mismo que el hijo de un banquero, que podr¨ªa pagar su propia plaza y otras cien. En algunos ambientes estudiantiles ya se est¨¢n empezando a dar cuenta de la injusticia de las tasas ¨²nicas.
P.?Pero cree que los ciudadanos tienen o¨ªdo para ese mensaje?
R. Es dif¨ªcil transmitirlo, pero hay que hacerlo. Sobre todo, los profesores, que, como dec¨ªa Weber, estamos obligados a transmitir los hechos inc¨®modos. Y, a veces, a ponernos frente a la manifestaci¨®n, no al frente de la manifestaci¨®n.
P.?Qu¨¦ le parece la pol¨ªtica universitaria del Gobierno?
R. Dir¨¦ algo negativo y algo positivo. Lo negativo es cierta dejaci¨®n de sus obligaciones, como si pensara que al transferir las competencias lo ha transferido todo, y, especialmente, el no haber abordado la coordinaci¨®n del sistema, que corresponde al Consejo de Universidades. Lo positivo es que la ministra ha entendido la necesidad de la movilidad estudiantil.
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