Contra las cuerdas

LA COMPARECENCIA del ministro de Industria, Josep Piqu¨¦, ante el Congreso para explicar algunas subvenciones pol¨¦micas concedidas por su departamento no ha disipado las sombras de sospecha que se cern¨ªan sobre la oportunidad y limpieza pol¨ªtica de tales ayudas p¨²blicas. El ministro no pudo o no supo explicar de forma satisfactoria subvenciones tan contrarias al buen sentido como las concedidas al ex consejero de Econom¨ªa de Castilla y Le¨®n Miguel P¨¦rez Villar, o tan sospechosamente parciales como las acumuladas por el Ayuntamiento de La Carolina, o la sorprendente condonaci¨®n de un cr¨¦dito de 8.500 millones de dinero p¨²blico concedido por el ICO a Ercros, cuya presidencia abandon¨® para hacerse cargo de la cartera de Industria. Como argumento de peso dijo que volver¨ªa a hacerlo.La tesis defendida por Piqu¨¦ es que todas las subvenciones puestas en cuesti¨®n se concedieron con criterios estrictos de legalidad. Pero las acusaciones de la oposici¨®n versaban acerca de presuntos casos de trato de favor, y en este extremo quedaron muchas dudas sin despejar. La subvenci¨®n de 198 millones a la empresa textil catalana Torcidos Ib¨¦ricos, con cargo a los fondos mineros, puede haber cumplido los requisitos de legalidad. Pero, al tratarse de ayudas que no tienen car¨¢cter autom¨¢tico, Piqu¨¦ no explic¨® por qu¨¦ hab¨ªa aprobado con tanta rapidez una subvenci¨®n desestimada inicialmente por el Gobierno anterior, mientras otras solicitudes acogidas tambi¨¦n a la misma normativa se resolv¨ªan en el pesado y lento r¨¦gimen de concurrencia competitiva.

Lo mismo cabe decir de la subvenci¨®n a Miguel P¨¦rez Villar, condenado a ocho a?os de inhabilitaci¨®n por un delito continuado de prevaricaci¨®n. P¨¦rez Villar obtuvo una ayuda de 48 millones para instalar un concesionario-taller de veh¨ªculos Renault en Oviedo, con cargo al fondo para la rehabilitaci¨®n de las cuencas mineras afectadas por la crisis, despu¨¦s de que su petici¨®n fuera rechazada inicialmente. Para justificar la generosidad p¨²blica con el Ayuntamiento de La Carolina ech¨® mano de un recurso conocido y desprestigiado: criticar la actuaci¨®n de sus antecesores socialistas. Como no era ¨¦se el motivo de la comparecencia habr¨¢ que suponer que el ministro carec¨ªa de argumentos m¨¢s consistentes para refutar las acusaciones de trato de favor.

Piqu¨¦ tampoco pudo explicar a plena satisfacci¨®n la reestructuraci¨®n de la deuda de Ercros, aprobada en junio de 1998, y que permite a la empresa saldar con 1.100 millones de pesetas un cr¨¦dito del ICO de 8.500 millones. La oposici¨®n (PSOE, Izquierda Unida y Grupo Mixto) ha pedido que se abra una comisi¨®n de investigaci¨®n sobre las controvertidas e inexplicadas subvenciones de Industria. A la vista de la insuficiente informaci¨®n aportada por Josep Piqu¨¦, la puesta en marcha de esas comisiones parece el procedimiento m¨¢s adecuado para despejar las sospechas que el ministro no pudo ayer disipar.