Relojes de valor cient¨ªfico

"Puede haber alg¨²n otro en el mundo, pero es sorprendente que un reloj tan complejo conserve toda su maquinaria original. Lo normal es que alguna pieza se hubiera estropeado y hubiese sido cambiada". Amparo Sebasti¨¢n, directora del Museo Nacional de Ciencia y Tecnolog¨ªa (Paseo de las Delicias, 61 de Madrid), se refiere a una de las piezas reci¨¦n incorporadas a la colecci¨®n del museo, un reloj de autor desconocido, datado a finales del siglo XVI y probablemente procedente de Ausburgo o Amberes, que es una aut¨¦ntica joya. Se trata de un aut¨®mata, cuyos ojos de rub¨ª se mueven siguiendo el ritmo de los segundos y que menea la cola con las horas. Dispone adem¨¢s de soner¨ªa y despertador y muestra las fases de la Luna.Junto a este reloj, el museo ha adquirido en los ¨²ltimos meses otros dos. Uno de ellos es obra de Ellicot, prestigioso constructor de instrumentos cient¨ªficos del siglo XVIII, y perteneci¨® a Carlos III, seg¨²n consta en su testamentar¨ªa. Se trata de un reloj astron¨®mico, "pr¨¢cticamente un astrolabio", seg¨²n Sebasti¨¢n, que muestra el planisferio celeste y las estrellas que pueden observarse en cada momento del a?o y en cada hora del d¨ªa. Tiene una pareja que forma parte del Patrimonio Nacional. Como el del siglo XVI, conserva su maquinaria original en perfecto funcionamiento.

El tercero de los relojes tiene una caja de gran valor art¨ªstico, obra de Pl¨¢cido Zuloaga, padre del pintor Ignacio Zuloaga. La maquinaria fue realizada por Losada, prestigioso relojero espa?ol del siglo XIX, constructor del reloj de la Puerta de Sol de Madrid y de numerosos instrumentos de la Marina espa?ola de la ¨¦poca. La colaboraci¨®n entre Zuloaga y Losada dio lugar a tres relojes. Dispone de cuerda para ocho d¨ªas, soner¨ªa para los cuartos y una maquinaria precisa y compleja, con doble sistema de transmisi¨®n para las dos esferas horarias, en cada una de las caras del aparato.