Conflicto psicol¨®gico
JULIO SEOANE Los psic¨®logos han defendido durante mucho tiempo que el conflicto individual se presentaba cuando hab¨ªa que elegir entre unas opciones contrapuestas. Conflicto porque las opciones son igualmente atractivas y nos paralizamos al no saber qu¨¦ es lo que debemos elegir, o bien porque son igualmente desagradables y preferimos huir de la situaci¨®n, siempre que esto sea posible. O tambi¨¦n porque las alternativas tienen aspectos atractivos y despreciables simult¨¢neamente, hasta el punto que fluctuamos indecisos una y otra vez sin llegar a ninguna conclusi¨®n. Siempre me pareci¨® que la situaci¨®n del votante de una sociedad moderna, se parece mucho a la del conflicto psicol¨®gico. Y esto a pesar de que, durante los ¨²ltimos cuarenta a?os, se ha descrito al votante de m¨²ltiples formas, desde considerarlo como un hombre racional que decide en funci¨®n de un c¨¢lculo de intereses, hasta verlo como un ser intuitivo y emocional que est¨¢ casi indefenso ante las campa?as de persuasi¨®n. Racional o emocional, intuitivo o l¨®gico, lo cierto es que se enfrenta a un conflicto. Cuando le atraen por igual distintas opciones partidistas, por ejemplo el PP y UV o, si lo prefieren, el PSPV y EU, es un ciudadano afortunado, casi podr¨ªamos decir que optimista. Existe la posibilidad de quedar atrapado en la indecisi¨®n, pero es una posibilidad realmente peque?a, porque casi siempre es un militante o al menos simpatizante, aunque tambi¨¦n es cierto que los indecisos son los que a veces deciden el resultado. El votante que siente aversi¨®n por igual ante las opciones que le plantean, sufrir¨¢ una tendencia hacia el escapismo que le puede llevar a la abstenci¨®n, pero siempre es posible resignarse con la alternativa menos mala, siempre y cuando el asunto admita grados. El conflicto m¨¢s frecuente, hay que reconocerlo, es encontrar aspectos positivos y negativos ante la opci¨®n m¨¢s cercana a nuestras ideas pol¨ªticas. Desde lejos destaca m¨¢s el atractivo del partido deseado, pero cuanto m¨¢s nos acercamos al momento de la decisi¨®n, disminuyen los atractivos y aumentan los aspectos m¨¢s desagradables, y as¨ª entramos en conflicto persiguiendo y evitando sucesivamente la decisi¨®n que tenemos que alcanzar. En cierto modo, uno de los objetivos b¨¢sicos de las campa?as electorales consiste en maquillar los defectos propios y acentuar los ajenos. En estos d¨ªas estamos empezando a recorrer el laberinto electoral y los partidos deben saber que, a medida que pasen los d¨ªas, se ir¨¢n haciendo m¨¢s visibles los defectos y carencias precisamente ante sus propios partidarios. Ninguno es tan atractivo como para no vigilar su aspecto en el espejo de la sociedad. Y si alguno cree que tiene todo el ¨¦xito asegurado, deber¨ªa recordar las palabras de Los Buddenbrook, cuando todav¨ªa disfrutaban de los favores de la fortuna: "En cuanto aqu¨ª dentro empieza a aflojarse algo, a soltarse, a fatigarse, ya todo a nuestro alrededor se resiste, se rebela, se sustrae a nuestra influencia. Y entonces se marcha fracaso tras fracaso, y el hombre est¨¢ vencido". Los ¨²nicos que no debemos aflojar ni fatigarnos somos los ciudadanos, aunque tenemos por delante un largo y complicado laberinto lleno de conflictos e indecisiones. Pero el peor conflicto ser¨ªa no querer enfrentarse al futuro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.