La rebeli¨®n de Mar¨ªa Antonia S¨¢nchez
La salmantina gan¨® a Novotna y se clasific¨® para octavos; Conchita fue eliminada
La historia se escribi¨® al rev¨¦s. Nadie confiaba en que Mar¨ªa Antonia S¨¢nchez Lorenzo, una salmantina de 21 a?os situada por detr¨¢s de las 60 mejores tenistas mundiales, salvara la dif¨ªcil tercera ronda que le planteaba el Open de Australia ante la checa Jana Novotna, de 29 a?os, tercera mundial. En cambio, todo el mundo estaba convecido de que la aragonesa Conchita Mart¨ªnez (10?) iba a clasificarse para los octavos de final, porque su rival, la francesa Emile Loit (95?, con 19 a?os) no parec¨ªa tener entidad para vencerla. Sin embargo, lo que ocurri¨® ayer en Melbourne fue exactamente lo contrario. Mar¨ªa Antonia S¨¢nchez fue la que se gan¨® por m¨¦ritos propios estar en la cuarta ronda. Y Conchita, la que perdi¨®, tambi¨¦n por sus m¨¦ritos, cuadrando su peor resultado en este torneo desde 1989, en que fue eliminada en segunda ronda.Mar¨ªa Antonia, de 1,71 metros de altura y 59 kilos, se qued¨® sola en el primer Grand Slam de la temporada. Es la ¨²nica superviviente de los 22 miembros de la Armada espa?ola que comenzaron el torneo. Se trata de una situaci¨®n nueva para ella: s¨®lo hab¨ªa ganado tres partidos del Grand Slam en su carrera, y nunca pas¨® de la segunda ronda. En menos de una semana, ha igualado esta marca. Ayer entr¨® en los octavos tras vencer a Novotna (6-3, 6-0) en 51 minutos.
Lo de ayer fue para ella como una liberaci¨®n. Por fin, Mar¨ªa Antonia logr¨® olvidarse de todos sus complejos y salt¨® a la pista con una mentalidad muy distinta a la de a?os anteriores. "Me olvid¨¦ de que jugaba contra la campeona de Wimbledon y pens¨¦ que si era capaz de desarrollar mi juego pod¨ªa ganar". Por su cabeza no pasaron las im¨¢genes retrospectivas de aquellos partidos frente a grandes jugadoras que tuvo en la mano y dej¨® escapar. Ayer todo era positivo. Y el ¨²nico recuerdo, en todo caso, era la victoria frente a Conchita Mart¨ªnez -entonces sexta mundial- en los cuartos de final de Hamburgo en 1997.
Hasta ayer, Mar¨ªa Antonia hab¨ªa debido soportar estoicamente a los aficionados: "?Cu¨¢ndo vas a hacer algo grande?". Es una pregunta que mortifica cuando el resto de las compa?eras ya ha logrado alg¨²n ¨¦xito. Virginia Ruano dio la primera estocada de esta generaci¨®n que ha vivido siempre a la sombra de Arantxa y Conchita. Lo hizo en 1995, alcanzando los cuartos de final de Roland Garros. Gala Le¨®n jug¨® los octavos de Par¨ªs un a?o m¨¢s tarde. Y Mag¨¹i Serna ha estado tres veces en octavos de un grande (EEUU 1997 y Roland Garros y Wimbledon 1998). Quedaba pendiente la explosi¨®n de Mar¨ªa Antonia, y la tardanza lleg¨® a desesperarla el pasado a?o, cuando perdi¨® ocho primeras rondas consecutivas. Pero ayer, en Melbourne, todo aquel sufrimiento y trabajo qued¨® recompensado. La espa?ola salt¨® a la pista tranquila, dispuesta a demostrar su valor. Y jug¨® un partido impecable, sin errores -s¨®lo dos no forzados en toda la segunda manga-, con bolas profundas y potentes, moviendo a Novotna, cre¨¢ndole dudas e impidi¨¦ndole su juego.
La espa?ola gan¨® los ocho primeros puntos y se coloc¨® con 2-0. Jugaba con una solidez incre¨ªble, pero a¨²n no creaba confianza. Y cuando la checa igual¨® a tres juegos, la gente temi¨® por el final de la bonita historia. Pero esta vez la salmantina cerr¨® los pu?os y no dej¨® pasar la oportunidad. Sac¨® de forma efectiva y rompi¨® a Novotna en el octavo juego. Concluy¨® la manga inicial con un punto de saque. Y en la segunda no ofreci¨® opci¨®n: Novotna, hecha un l¨ªo, s¨®lo gan¨® ocho puntos.
Su premio fue clasificarse para los octavos de final, donde se enfrentar¨¢ a la belga Dominique Van Roost, 12? mundial. Fue exactamente la cara opuesta de Conchita Mart¨ªnez que, fuera de forma y con exceso de peso, se mostr¨® impotente ante Loit. Lleg¨® a dominar por 5-3 la manga inicial. "Pero ni entonces pens¨¦ que ten¨ªa el partido controlado", confes¨® la aragonesa, que perdi¨® nueve juegos consecutivos, hasta el 5-0 de la segunda manga. Conchita ya no estar¨¢ el lunes entre las diez primeras.
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