Gigantes econ¨®micos, enanos pol¨ªticos
Estamos ante lo que parece un imparable proceso de agigantamiento de las empresas y de empeque?ecimiento de los Estados. En la d¨¦cada de los ochenta, la concentraci¨®n empresarial, mediante una agresiva pol¨ªtica de OPAS y de fusiones en los sectores industriales y de servicios, es funci¨®n de la creciente internacionalizaci¨®n econ¨®mica, de la b¨²squeda de econom¨ªas de escala y de la necesidad de financiar las importantes inversiones que reclamaba la aparici¨®n de nuevas tecnolog¨ªas. En los a?os noventa con la intronizaci¨®n del dinero como mercanc¨ªa principal, los bancos se convierten en los protagonistas principales del proceso. La reciente creaci¨®n en nuestro pa¨ªs del BSCH y de los megabancos que vendr¨¢n despu¨¦s, la absorci¨®n del Bankers Trust por el Deutsche Bank en Alemania, la fusi¨®n del Bank of Tokio y de Mitsubishi en Jap¨®n pero, sobre todo, la formaci¨®n en Estados Unidos, en apenas tres a?os, de seis grupos con activos que rondan los 500.000 millones de d¨®lares son momentos de la constituci¨®n de un oligopolio bancario que la mundializaci¨®n, el mercado global de capitales y la l¨®gica de beneficios que les es propia, hacen inevitable.Por lo dem¨¢s todos los expertos coinciden en que las perspectivas de crecimiento del negocio bancario son muy modestas por el estancamiento de la demanda de cr¨¦ditos, pero esta consideraci¨®n no impide que se acelere la creaci¨®n de macrobancos. Pues lo que cuenta no es el provecho derivado del negocio propiamente bancario, sino la ganancia que genera la especulaci¨®n financiera y el valor en bolsa de sus acciones que las fusiones estimulan y que es ya 20 veces superior a sus beneficios medios. Por ello m¨¢s de lamentar que la reducci¨®n de puestos de trabajo que la concentraci¨®n conlleva, e incluso m¨¢s perturbador que la destrucci¨®n de identidades empresariales que produce, es la condici¨®n de "intocables" que les confiere, ese definitivo seguro de vida que la superdimensi¨®n otorga a los gigantes bancarios. Porque, ?qu¨¦ econom¨ªa nacional o mundial puede digerir su quiebra? Con lo que su dominaci¨®n se convierte en irreversible.
Ese gigantismo empresarial es simult¨¢neo de un achicamiento de los Estados por causa de la continua fragmentaci¨®n de los grandes ¨¢mbitos pol¨ªticos. En el mundo, en menos de un siglo, hemos multiplicado por cuatro el n¨²mero de Estados nacionales y en Europa, en los ¨²ltimos 60 a?os, hemos pasado de 23 a 50. Y esa proliferaci¨®n podr¨ªa a?adir, en las pr¨®ximas d¨¦cadas, m¨¢s de 30 Estados al censo de la ONU. En un estimulante y discutible art¨ªculo, en Le Monde Diplomatique, Pascal Boniface presenta la topograf¨ªa de esa inacabable segmentaci¨®n estatalista. En ?frica: Somalia, Liberia, el Congo, Sud¨¢n, Senegal, Eritrea, Angola, Djibuti, Zimbabwe y un largo etc¨¦tera; en Asia: China, Ceil¨¢n, India, Tailandia, Cambodia, Pakist¨¢n, Cachemira, etc¨¦tera; en Rusia cuyos movimientos secesionistas son cada vez m¨¢s pujantes y numerosos; en Am¨¦rica donde Canad¨¢, Brasil y M¨¦xico tienen que hacer frente a continuas acciones de separatismo expreso; en Europa desde su ¨¢rea central y oriental -antigua Yugoslavia, Hungr¨ªa, Rumania, Checoslovaquia, etc¨¦tera- hasta los pa¨ªses latinos -en especial Espa?a e Italia- los Estados nacionales est¨¢n sometidos a permanente desaf¨ªo. Ahora bien, el autor atribuye esta desbandada a razones econ¨®micas dif¨ªciles de compartir ya que la beligerancia auton¨®mica y separatista est¨¢ movilizada por resortes simb¨®licos y afectivos, es decir, ideol¨®gicos. Y de ah¨ª la dificultad de su racionalizaci¨®n. Cuando los l¨ªderes nacionalistas apelan a la identidad colectiva de las comunidades diferenciadas de las que se quieren portavoces, juegan en este campo, olvidando completamente las consideraciones de "intendencia". Lo m¨¢s incomprensible de esta extrema asimetr¨ªa de poder es que son los Estados quienes la hacen posible. Pensemos que para que se constituyeran en USA los macrobancos a que me he referido antes, ha sido necesario cancelar las medidas de control -Interstate Banking Act y Glass Steagall Act- que se introdujeron en 1927 precisamente para impedirlo. Este sometimiento a la l¨®gica financiera, simult¨¢neo de la resistencia a la integraci¨®n pol¨ªtica conduce a la implosi¨®n de lo p¨²blico y estatal, a la imposibilidad de todo poder pol¨ªtico global. ?En raz¨®n de qu¨¦ y hasta cu¨¢ndo?
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