A la vieja usanza

COMO EN los viejos tiempos, un fiscal militar cree haber encontrado materia de delito (injurias al Ej¨¦rcito) en un art¨ªculo de opini¨®n firmado por Juan Jos¨¦ Mill¨¢s a ra¨ªz del juicio al sargento Miravete. Art¨ªculo que, por otra parte, fue contestado mediante una carta promovida desde la Capitan¨ªa General de Catalu?a. Pero el fiscal togado de Barcelona no debi¨® considerar suficiente esta reparaci¨®n y present¨® denuncia ante la fiscal¨ªa. Defensa dice desconocer el caso y se desmarca de la iniciativa, pero deber¨ªa aclarar si el fiscal militar ha actuado por iniciativa propia o a petici¨®n de sus mandos jer¨¢rquicos.S¨®lo desde la supervivencia de reflejos autoritarios en determinados estamentos militares se puede explicar que un art¨ªculo como el citado pueda dar pie a un procedimiento penal por injurias. El juicio del sargento Miravete por el homicidio de un soldado en el cuartel, bajo un estado de embriaguez que era habitual en ¨¦l, dio pie a multitud de art¨ªculos en los que se abordaba de forma muy cr¨ªtica la actuaci¨®n tolerante de unos jefes militares que no tomaron medidas contra un hombre cuya adicci¨®n al alcohol era de todos conocida.

Aunque el sentido com¨²n se imponga y se archiven las diligencias abiertas, la denuncia es preocupante en s¨ª misma. Revela que al menos en alguna instancia de la jurisdicci¨®n militar no ha calado la jurisprudencia establecida por el Tribunal Constitucional sobre el ejercicio de la libertad de expresi¨®n. Sentencias condenatorias como la de Els Joglars fueron posibles en la Espa?a de hace treinta a?os. Hoy ser¨ªan impensables. Ninguna instituci¨®n, tampoco el Ej¨¦rcito, puede invocar bulas que le liberen de la cr¨ªtica. Por molesta que ¨¦sta sea.