Antes Barcelona, ahora Barcelanda
Los jugadores vascos que integraron el Dream Team consideran que su caso no es equiparable al de los holandeses de Van Gaal
Josep Llu¨ªs N¨²?ez, presidente del Bar?a, hizo el lunes una comparaci¨®n hasta ahora insospechada: "Aquel equipo que dicen que sab¨ªa competir tan bien, estaba lleno de vascos. Hab¨ªa ?ocho vascos! Pues esto es lo mismo que ocurre con los holandeses que trae Van Gaal". N¨²?ez, nacido precisamente en Barakaldo, se mostraba ufano, el d¨ªa de la presentaci¨®n de los gemelos De Boer, ante su gran hallazgo, en un intento de combatir el distanciamiento entre la junta, a un lado, y la hinchada, al otro.Pero aquellos vascos ni llegaron todos juntos ni eran estrellas millonarias y, adem¨¢s, como dijo Julio Salinas -a quien le gusta apretar el acelerador de su coche-, estaban a s¨®lo tres horas y media de casa. Les un¨ªa el idioma, les seduc¨ªa el plan futbol¨ªstico y sab¨ªan tanto del Bar?a como de Barcelona.
Zubizarreta dej¨® San Mam¨¦s y fich¨® por el Bar?a de Venables en 1986. Dos a?os despu¨¦s Bakero, Begiristain y L¨®pez Rekarte abandonaron Atocha, Julio Salinas el Calder¨®n, y Valverde el Espanyol, para recalar en el Camp Nou, donde les aguardaba Alexanco; y m¨¢s tarde se presento Goikoetxea.
No los reclam¨® un ex t¨¦cnico suyo ni un entrenador vasco, pese a que la junta nunca desminti¨® que Javier Clemente, asesor de N¨²?ez, tuvo mucho que ver en las incorporaciones del curso 1988-1989. Fue, sin embargo, un holand¨¦s quien los pidi¨® y dirigi¨®: Johan Cruyff.
Llegaron al Camp Nou de forma escalonada, no como una tropa (hoy se cuentan ocho jugadores y cuatro t¨¦cnicos holandeses), y su fichaje nunca result¨® una suplantaci¨®n sino un refuerzo. La hinchada tiene la sensaci¨®n de que los buenos (Kluivert, Frank y Ronald de Boer) han llegado despu¨¦s de que se hubiera asumido el fichaje de otros prescindibles.
El coste sentimental, econ¨®mico y social de la reforma de la plantilla es incomparable. Porque la controversia no s¨®lo est¨¢ en los que llegan sino en los futbolistas que se van y en que el Dream Team ("equipo de ensue?o", nombre tomado del que se dio a la selecci¨®n de baloncesto de EE UU en 1992) qued¨® como un equipo referente para cualquier otro.
Ocho holandeses, tres brasile?os, un portugu¨¦s, un serbio, un nigeriano y un argentino con pasaporte italiano tienen la mayor¨ªa de los 25 dorsales que se reparten en el vestuario. "Parece que nosotros seamos los extranjeros", se quej¨® ?scar, pendiente de irse al Chelsea, y corrobor¨® Sergi, un titular bajo la amenaza del banquillo tras la recuperaci¨®n de Bogarde, que ha gozado el privilegio de rehabilitarse seis meses en Amsterdam.
Ni los canteranos ni el resto de los espa?oles parecen felices ante tanto for¨¢neo, ni tampoco los jugadores vascos que compusieron el Dream Team se sienten reconocidos con la comparaci¨®n. Ni Hesp es Zubizarreta; ni Kluivert, Salinas; ni Cocu, Begiristain.
"Yo estoy orgulloso de haber formado parte de aquel equipo tan competitivo", opina Begirista¨ªn con iron¨ªa. "Si servimos de ejemplo para una cosa, que lo sea para todo", agrega, recordando la docena de t¨ªtulos conseguidos y su grado de integraci¨®n en Barcelona. Procedente de San Sebasti¨¢n, Txiki lleg¨® al Bar?a con 24 a?os, en 1988, y se fue al Deportivo en 1995; y cuando concluya su actual aventura japonesa, piensa instalarse en Barcelona. "La ciudad me enganch¨®. Fueron unos a?os extraordinarios y dej¨¦ muy buenos amigos. Pero no es s¨®lo mi caso", avisa Txiki, que habla catal¨¢n desde hace a?os. "Somos unos cuantos. Catalanes y vascos siempre hemos ido de la mano, y fuimos muy bien recibidos, con cari?o".
Zubizarreta vive en el Eixample barcelon¨¦s, Bakero -casado con una andaluza y con dos hijos catalanes-, en Sitges; y est¨¢n tambi¨¦n afincados en Barcelona Alexanco y Urruti -por citar un ejempo anterior a Cruyff-. Y Salinas, que acaba de fichar con 36 a?os por el Alav¨¦s, vive en Bilbao pero se cas¨® con una catalana y mantiene casa en Barcelona. "No me importar¨ªa vivir all¨ª. Encajamos bien con la ciudad. Pero tengo un negocio en Bilbao", dice.
"Lo de los vascos y holandeses no es equiparable ni paralelo ni homologable", insiste Julito. "Llegamos con un mismo idioma y una misma nacionalidad aunque cada uno con su idiosincrasia y su forma de pensar", prosigue. "Era una mezcla entre vascos y catalanes. Estaban ah¨ª Guardiola, Ferrer, ?scar y Amor, casi otro catal¨¢n. Pero con la sentencia Bosman estamos en un mercado libre y es dif¨ªcil compaginar el romanticismo de la cantera con la exigencia de los t¨ªtulos. En el Bar?a s¨®lo vale ganar, y con los ¨¦xitos la gente se olvidar¨¢. Pero yo, como socio del Athletic, prefiero quedar octavo con vascos que ser campe¨®n con un mont¨®n de extranjeros".
Ni Cruyff lo niega. Explica que form¨® el Dream Team con catalanes, vascos que aportaron alegr¨ªa y sentido de equipo y de grupo, dentro y fuera del campo, y los cuatro mejores extranjeros. Fue un equipo que naci¨®, creci¨®, se form¨® unido y que invirti¨® cuatro a?os en ganar una Copa de Europa que jam¨¢s hab¨ªa logrado el club. No exist¨ªan referentes ni tampoco l¨ªmites ni credenciales como las que hoy portan Frank y Ronald de Boer, Kluivert, Reiziger y Bogarde, campeones continentales con el Ajax en 1995. "Y otra cosa", recuerda Begiristain: "No hab¨ªa estrellas. No siempre form¨¢bamos juntos en la alineaci¨®n, pero los suplentes lo entend¨ªan".
El sentido de equipo perdura en Zubizarreta. "?Lo que dijo N¨²?ez? No doy importancia a esas cosas especialmente si son desagradables. No quiero entrar en esa guerra. Tengo la sensacion de que se dicen muchas cosas en beneficio propio m¨¢s que en el del Bar?a". "Hay dos claves", contin¨²a Begiristain. "Una: no llegamos todos a la vez. Dos: luego, hubo una selecci¨®n natural en el equipo. Valverde se fue al segundo a?o, Rekarte en el tercero y otros m¨¢s tarde. Veremos c¨®mo se producen ahora los descartes".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.