La burbuja seg¨²n Soros
Entre las llamadas de atenci¨®n que se han producido esta semana sobre la crisis financiera sobresalen dos: una ortodoxa, la del presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, y otra m¨¢s heterodoxa, la de George Soros, influyente miembro de la comunidad de negocios internacional un d¨ªa y acusado hoy de dar argumentos desde dentro a los cr¨ªticos del sistema.Las pr¨¦dicas de Greenspan siempre han de ser tenidas en cuenta: por su poder factual y su capacidad de advertencia. Poco antes de que la crisis estallase, Greenspan habl¨® de la exuberencia irracional de los mercados y ¨¦stos profundizaron su ca¨ªda. Ahora, ante la C¨¢mara de Representantes de Estados Unidos, el presidente de la Reserva Federal ha anunciado que los beneficios de las empresas han bajado y sin embargo -de forma parad¨®jica- las bolsas de valores se han recuperado con una naturaleza inusual. Con la bajada de los tipos de inter¨¦s, la Reserva Federal no intent¨® en el pasado "sostener el precio de las acciones, ni tampoco planeamos seguir bajando los tipos [ahora] hasta que se recuperen los precios de las acciones". Moraleja: que nadie crea que los valores est¨¢n libres de riesgos por que la Reserva Federal vaya a echar una mano al mercado. Soros ha aleccionado sobre el peligro de que estalle una burbuja financiera en los pa¨ªses emergentes y que sea la pr¨®xima amenaza para el sistema financiero internacional: "Se puede detectar en este momento la formaci¨®n de una burbuja financiera que es similar a la que se cre¨® en Jap¨®n en la d¨¦cada de los ochenta". Soros arremeti¨® contra las recetas del FMI y contra la subida de tipos de inter¨¦s en Brasil tras la devaluaci¨®n del real. A no ser que retorne la confianza y los tipos bajen, Brasil afrontar¨¢ una gigantesca recesi¨®n que arrastrar¨¢ a otros pa¨ªses de la zona. Las admoniciones de Soros coinciden con la publicaci¨®n en Espa?a de su ¨²ltimo libro, La crisis del capitalismo global. La sociedad abierta en peligro (Debate, 1999), cuya tesis principal es la de que la econom¨ªa global est¨¢ en crisis. Seg¨²n el multimillonario h¨²ngaro residente en Estados Unidos, la fe ciega en las fuerzas del mercado -que han exhibido los organismos multilaterales y muchos economistas notables- les impide ver las inestabilidades que llegan: las crisis imprevisibles. Estas inestabilidades han generado una reacci¨®n que puede llegar a ser peor. Lo ¨²nico que puede resultar m¨¢s grave que la enfermedad es una equivocaci¨®n en el remedio para corregirla.
Para Soros, la soluci¨®n a la crisis no pasa s¨®lo por la mejora de los sistemas de supervisi¨®n bancaria y la existencia de datos exactos sobre la coyuntura de cada pa¨ªs. No bastan la transparencia y la informaci¨®n, sobre las que hay consenso. Hay que ampliar el debate. "Ha llegado el momento de reconocer que los mercados financieros son intr¨ªnsecamente inestables. Imponer disciplina de mercado significa imponer inestabilidad. ?Cu¨¢nta inestabilidad puede asumir la sociedad?".
El libro mantiene que el centro de la discusi¨®n est¨¢ en si se regulan los mercados financieros globales a nivel internacional o si se deja que cada Estado proteja sus propios intereses como mejor pueda. La segunda opci¨®n conducir¨¢ sin duda a la ruptura del gigantesco sistema circulatorio que Soros denomina capitalismo global. "Los Estados soberanos pueden actuar como v¨¢lvulas dentro del sistema. Puede que no se resistan a la entrada de capital, pero sin duda se resistir¨¢n a la salida cuando lo consideren permanente". La prioridad es, en esta coyuntura, detener el flujo inverso de capital (Brasil, estos d¨ªas). De este modo se asegurar¨ªa la lealtad de la periferia al sistema capitalista global, lo que a su vez tranquilizar¨¢ a los mercados financieros del centro y moderar¨¢ la consiguiente recesi¨®n.
El texto en cuesti¨®n puede provocar una buena pol¨¦mica, como ha ocurrido en otros pa¨ªses del mundo. Charlat¨¢n o adelantado, Soros propone soluciones para evitar la decadencia de un sistema que, de forma exagerada, afirma que "se est¨¢ desintegrando literalmente", pero del que ¨¦l se ha aprovechado con abundancia.
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