Los penalistas espa?oles, en contra de la iniciativa

Conservadores o progresistas, todos los penalistas espa?oles consultados rechazan de lleno la inclusi¨®n en Internet de los registros de ex delincuentes sexuales por el que apuesta un n¨²mero creciente de Estados de EE UU.Jos¨¦ Cerezo Mur, catedr¨¢tico de la Universidad Nacional de Educaci¨®n a Distancia, considerado como conservador, opina que la iniciativa "perjudica la rehabilitaci¨®n y atenta contra la intimidad de las personas". Le parece, sin embargo, aceptable que "esa informaci¨®n est¨¦ a disposici¨®n de la polic¨ªa y que el agente del barrio sepa que all¨ª vive un ex delincuente" sobre el que de vez en cuando echar¨ªa un ojo.

Este sistema est¨¢ vigente, desde septiembre de 1997, en el Reino Unido. Los ex violadores, proxenetas y pederastas deben comunicar a la polic¨ªa sus cambios de direcci¨®n. Su fichero no es accesible al p¨²blico, aunque, en casos flagrantes, la polic¨ªa puede alertar de su presencia a colegios, guarder¨ªas, etc¨¦tera.

El catedr¨¢tico de Penal de la Universidad Pompeu i Fabra de Barcelona, Jes¨²s Mar¨ªa Silva, considerado como democristiano, tambi¨¦n desaprueba la medida. "La idea no asume un principio clave y es que, una vez enjuiciado y condenado, la sociedad asume el riesgo" de la reincorporaci¨®n del ex delincuente. "De lo contrario, deber¨ªamos encarcelarlos de por vida". "El hecho delictivo debe ser tan privado como cualquier otro".

A Silva, sin embargo, no le sorprende "esta tendencia de la pol¨ªtica criminal". "Vivimos en una sociedad del miedo que trata de apaciguar el sentimiento de inseguridad intent¨¢ndo controlarlo todo".

Imposible en Espa?a

"En Espa?a, una iniciativa de este tipo se dar¨ªa de bruces con el C¨®digo Penal", prosigue Silva. "Lo ¨²nico en esta l¨ªnea que se ha planteado aqu¨ª son los registros de morosos, pero no es nada evidente que se puedan elaborar". "Algunos circulan por ah¨ª al margen de la ley".A Enrique Pe?aranda, profesor de Derecho Penal de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, tambi¨¦n le parece imposible que una disposici¨®n de esta ¨ªndole prospere en Espa?a o en Europa continental. "El valor que se concede a la intimidad prevalece sobre la seguridad", asegura.

Pe?aranda, con fama de progresista, tambi¨¦n sostiene que la iniciativa "choca de lleno con la orientaci¨®n que damos a la sanci¨®n penal orient¨¢ndola hacia la rehabilitaci¨®n del delincuente". "En EE UU, el enfoque consiste en tranquilizar a la sociedad en lugar de buscar la eficacia en el tratamiento del problema". "Se impone as¨ª al delincuente una sanci¨®n a?adida a la que ya sufri¨®".