La UE ante un explosivo Oriente Medio

La Uni¨®n Europea se enfrentar¨¢ a un gran desaf¨ªo en el marco del conflicto israel¨ª-palestino en los pr¨®ximos seis meses. El Washington Post califica este periodo como "el m¨¢s din¨¢mico, extraordinario y posiblemente explosivo en mucho tiempo". El presidente Yasir Arafat parece decidido a declarar el 4 de mayo de 1999 el nacimiento del Estado palestino, seg¨²n el calendario de los acuerdos de Oslo. En el mismo mes se celebrar¨¢n elecciones en Israel y durante la campa?a el futuro de los palestinos ser¨¢ el tema central. El Gobierno israel¨ª ya ha anunciado que se opondr¨¢, alegando que ser¨ªa una violaci¨®n unilateral. La posici¨®n laborista ser¨¢ probablemente similar. Para mayo Europa tendr¨¢ que dejar de ser s¨®lo un banco que aporta dinero a un proceso que cada vez tiene menos de paz y sobre el que hay muchas dudas de que conduzca a alguna parte.Los conflictos de Bosnia y Kosovo han mostrado que no existe pol¨ªtica europea exterior y de seguridad en com¨²n: despu¨¦s de las iniciativas fragmentarias, fue EEUU el que impuso su diplomacia en ambos casos. Oriente Medio tiene implicaciones hist¨®ricas y cercan¨ªas geogr¨¢ficas, pol¨ªticas y econ¨®micas poderosas. Pauline Green, presidenta del Grupo Socialista del Parlamento Europeo, afirm¨® en una reciente reuni¨®n en Bruselas que esta zona es un reto para ver qu¨¦ pol¨ªtica renovadora tienen los nuevos Gobiernos socialdem¨®cratas europeos.

La prueba es dif¨ªcil. El Gobierno israel¨ª no tiene inter¨¦s en cumplir con los acuerdos de Oslo, no quiere que haya un Estado palestino, pretende continuar colonizando la tierra b¨ªblica, no piensa compartir Jerusal¨¦n y no desea que regresen los refugiados palestinos. El Partido Laborista en la oposici¨®n est¨¢ dispuesto a dar m¨¢s territorio a cambio de paz, pero carece de consenso sobre permitir la creaci¨®n de un Estado. Entretanto, la Autoridad Nacional Palestina (ANP) ejerce su d¨¦bil poder de forma autoritaria al tiempo que la poblaci¨®n de Gaza y Cisjordania percibe que vive peor que antes del proceso de Oslo.

Europa debe crear una pol¨ªtica propia en un escenario en el que los objetivos finales del proceso de paz nunca llegaron a definirse y ahora parecen m¨¢s perdidos que nunca. Para la ANP es necesario mantener el proceso con el fin de legitimar su posici¨®n hacia el pasado y el futuro. El primer ministro israel¨ª no puede rechazar totalmente los acuerdos de Oslo porque una parte de la sociedad israel¨ª quiere la paz a cambio de territorio, pero debe m¨¢s a sus apoyos ultrarreligiosos. Y el Gobierno de EEUU considera que el proceso de paz debe ser mantenido en pie como un logro frente a la comunidad internacional y el electorado liberal. Pero su incierta pol¨ªtica hacia Irak y el apoyo incondicional a Israel -m¨¢s all¨¢ de eventuales reprimendas a Netanyahu- le resta credibilidad en la regi¨®n. Las relaciones entre Washington y Par¨ªs hacia Oriente Medio, adem¨¢s, est¨¢n deterioradas por los recientes ataques angloestadounidenses a Irak.

Pero este proceso de paz ya no vale. La ayuda europea, adem¨¢s, se desaprovecha debido a la inestabilidad pol¨ªtica. No es suficiente que Europa proclame que "el proceso contin¨²e" porque eso lo dicen hasta los que no creen en ¨¦l. Y tampoco alcanza que exija la creaci¨®n de un Estado palestino. Porque, ?a qu¨¦ estado se refiere?, ?a un conjunto de trozos de tierra divididos y en gran parte controlados por las fuerzas israel¨ªes y de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de EEUU, seg¨²n el acuerdo de Wye?

Si la UE elabora una pol¨ªtica propia tendr¨¢ que revisar su relaci¨®n con EEUU. Bruselas discute con su aliado por la guerra comercial del banano y por comerciar con Ir¨¢n y Cuba. Pero en cuestiones regionales de seguridad cede el liderazgo a Washington. En este caso EEUU est¨¢ alineado con Israel, aunque vea la necesidad de dar algo -quiz¨¢ un Estado fragmentado- a los palestinos en funci¨®n de la estabilidad regional. Los dirigentes palestinos piden la participaci¨®n de Europa, pero, en realidad, saben que el poder est¨¢ en Washington.

Una propuesta europea tendr¨ªa que combinar territorio por paz y seguridad seg¨²n las resoluciones de la ONU. Pero la UE debe rechazar la idea subjetiva de Benjamin Netanyahu y de Clinton de dar seguridad a cada ciudadano israel¨ª y propugnar, en cambio, una seguridad para las dos comunidades basada en el respeto de los derechos humanos, el fomento de la democracia, la promoci¨®n de la sociedad civil y el principio de que ahora los palestinos necesitan un Estado viable o (en un futuro lejano) una igualdad de derechos dentro de un Estado binacional. La UE podr¨ªa tambi¨¦n realizar misiones de verificaci¨®n sobre derechos humanos para equilibrar el papel de la CIA. Y marcar m¨¢s distancia hacia el uso de la fuerza sin pol¨ªtica de EEUU respecto a Irak.

Israel y EEUU continuar¨¢n cortando el paso a Bruselas si quiere tener una presencia pol¨ªtica destacada. Sin embargo, la UE puede dise?ar una estrategia de largo plazo destinada a tener un papel crucial desde la doble perspectiva de la diplomacia entre Estados y, a la vez, la promoci¨®n de la democracia, los derechos humanos y el desarrollo econ¨®mico. El conflicto palestino-israel¨ª va a durar muchas generaciones. La UE tiene una gran oportunidad para probar sus capacidades y ayudar a gestionarlo desde sus ra¨ªces.