Del "?viva la Rep¨²blica!" al "?arriba Espa?a!"

"El 26 de enero de 1939 no fue especialmente fr¨ªo. Luc¨ªa el sol y en casa nos repartimos la comida del d¨ªa: siete aceitunas para cada uno. Mi padre y mi madre renunciaron a la raci¨®n, que nos comimos mi hermana y yo". As¨ª empez¨® la jornada Francesc Candel, escritor y ex senador de Entesa dels Catalans, el d¨ªa en que las tropas de Franco entraron en Barcelona. Ayer, con un nudo en la garganta, lo rememor¨® en el Parlament, precisamente con motivo del 60? aniversario del acontecimiento. Junto a Candel tomaron la palabra el presidente de la C¨¢mara, Joan Revent¨®s, y ?ngel Garc¨ªa Fontanet, presidente de la Fundaci¨®n Carles Pi i Sunyer. Con ello se presentaba el conjunto de actos -conferencias y exposiciones- que a partir del mes de abril tendr¨¢ como eje el Museo de Historia de la Ciudad de Barcelona. Les ruptures de l"any 1939 tiene como comisarios a Manel Risques, Francesc Vilanova y Ricard Vinyes y el patrocinio de la Fundaci¨®n Pi-Sunyer. ?C¨®mo pas¨® Barcelona de gritar ?viva la Rep¨²blica! a ?arriba Espa?a!? Candel explic¨® su experiencia. "Viv¨ªamos en la monta?a de Can Tunis, en las casas baratas, y desde all¨ª pudimos o¨ªr como volaban los puentes sobre el Llobregat", dijo. De pronto se extendi¨® el rumor de que en las estaciones de Mag¨°ria, en el barrio de Sants, y en la MZA -que ocupaba terrenos en la actual Zona Franca- hab¨ªa vagones llenos de comida. "De la estaci¨®n MZA nos llevamos garbanzos, avellanas, jud¨ªas, aceite sin refinar. Mi familia y yo mismo, que ten¨ªa 13 a?os, hicimos varios viajes, mientras ve¨ªamos a los soldados de la Rep¨²blica, de 15 o 16 a?os, huir a la desbandada. Mi madre dej¨® que uno untara el chusco en el aceite de la lata que nos dur¨® dos a?os", explic¨® Candel. Pasado mediod¨ªa, se divisaban a lo lejos los capotes pardos de las columnas navarras del general Solchaga."Ten¨ªamos mucho miedo de los nacionales, cre¨ªamos que cuando entrasen nos degollar¨ªan", recuerda. El d¨ªa antes, en Can Tunis quemaron decenas de ejemplares de la colecci¨®n Novela Ideal -con La hija del cardenal como buque insignia- y la Revista Blanca. Los sue?os formativos y alfabetizadores de Federico Urales y sus compa?eros ardieron en la hoguera. "Quemamos tantos libros que se fundieron varias planchas de hojalata que utiliz¨¢bamos para que no se vieran las llamas y evitar as¨ª ser blanco de los nacionales", recuerda Candel. En Can Tunis se quemaron muchas cosas la noche antes. El caldo de cultivo era anarquista. "Un primo m¨ªo que iba para miembro de la Federaci¨® de Joves Cristians de Catalunya acab¨® marchando al frente de Arag¨®n con las columnas del POUM: ten¨ªa 15 a?os. Yo me volv¨ª rojo furibundo, pas¨¢bamos mucha hambre. Luego pas¨¦ a ser fascista: los ni?os son la co?a", continu¨®. Entre los adultos tambi¨¦n hubo conversiones repentinas: uno que el d¨ªa 25 de enero estaba en las patrullas de control, el 27 ya era falangista. "Mis libretas est¨¢n llenas de vivas a Cristo Rey y a Franco; el d¨ªa 26, por la ma?ana hubiera disparado contra los fascistas y por la noche en el campo del pay¨¦s Macarrillas los soldados nacionales me dieron caf¨¦. Algo se estaba rompiendo... pero eso ya es literatura", concluy¨® Candel.