La televisi¨®n y lo que cuentan los libros
Ver y o¨ªr cantar a Torrente Ballester, recorrer con las c¨¢maras las inmensas estancias de la Feria del Libro de Francfort, invadir la casa de Valente en Almer¨ªa: ¨¦sas son algunas de las cosas que un programa de televisi¨®n aporta como novedad a cualquiera que se interese por el mundo de los libros. Y ¨¦sas son algunas de las secuencias que ofreci¨® el reci¨¦n estrenado programa Los libros en La 2 la noche del martes.En realidad, era su d¨¦cima emisi¨®n, despu¨¦s de haber rodado con los nueve programas anteriores en el canal internacional de Televisi¨®n Espa?ola, que se emite por v¨ªa satelite, y, por tanto, lo que se ofreci¨® tuvo una gran parte de s¨ªntesis de lo que ya se hab¨ªa dado anteriormente. Al frente de la iniciativa, dos experimentados periodistas vinculados al mundo de la cultura, Eduardo Sotillos y Juan Jos¨¦ Armas Marcelo, y como conductora una nueva presentadora, Pilar Socorro.
Est¨¢n como siempre las dificultades ya sabidas, como la de llevar a un p¨²blico amplio la letra escrita, que interesa poco a la gran mayor¨ªa, o la de transmitir de manera entretenida unos contenidos y desaf¨ªos formales que nada tienen que ver en principio con el lenguaje televisivo. Choca un tanto la puesta en escena: una inmensa pantalla reina en un escenario, donde duelen a la vista los lomos naranjas de los libros que ocupan las estanter¨ªas de una biblioteca del decorado. Podr¨ªa pensarse, como primera impresi¨®n, que lo que se va a ver es un concurso. El af¨¢n por subrayar, a la hora de presentar a los autores, los premios que cada cual obtuvo confirma esa sensaci¨®n. La de estar en un mundo competitivo que otorga galardones a los ganadores.
Al margen de estos detalles, este primer programa recuper¨® como carta de presentaci¨®n parte de lo ya emitido en los anteriores. Un gran acierto, que revela la velocidad de reflejos de sus responsables, fue empezar con un homenaje al tristemente desaparecido Gonzalo Torrente Ballester, con im¨¢genes in¨¦ditas. Hubo abundancia de entrevistas: Pablo Jauralde, por su Quevedo; Miguel Delibes, Jos¨¦ Hierro, Alfredo Bryce Echenique, Bernardo Atxaga, como antolog¨ªa resumida de las ya ofrecidas, y una nueva a Jos¨¦ ?ngel Valente, en la que se ech¨® de menos una presentaci¨®n m¨¢s minuciosa del poeta, que se limit¨® a la larga lista de premios obtenidos. Reportajes -las ferias del libro de Francfort y Guadalajara, o sobre libros dedicados al cine o a la gastronom¨ªa- y secciones, que ser¨¢n habituales, sobre libros infantiles o sobre los m¨¢s destacados de cada semana -que defienden Sotillos y Armas Marcelo- muestran la voluntad de cambiar de registros a la hora de presentar la abundante oferta editorial. Sostener una hora dedicada a los libros en televisi¨®n es un reto muy complicado. Salvo la desafortunada puesta en escena, muchas de las propuestas apuntan en buena direcci¨®n.
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