La an¨¦cdota aislada
?Se imagina un pueblecito de la regi¨®n brit¨¢nica de Cornualles habitado por rubios jugadores de mus, con jamones y morcones colgados tras el mostrador y sazonando sus conversaciones con r¨ªtmicos joer? Pues no, los llanitos no se lo imaginan, aunque ellos sean eso a la inversa. Una an¨¦cdota hist¨®rica y pol¨ªtica. Ayer, tambi¨¦n un poquito aislada. El conflicto pesquero entre Espa?a y Gibraltar no ha alterado demasiado la vida de los habitantes del Pe?¨®n. Ayer fue un s¨¢bado precioso que los gibraltare?os disfrutaron en la calle. La joven camarera de un pub en el que sonaba pleistoc¨¦nica m¨²sica inglesa (?Duran Duran!), hija de militares brit¨¢nicos, auguraba una buena noche para su negocio. Los llanitos suelen salir a divertirse en Espa?a, donde con sus sueldazos arrasan en el terreno de las copas y en el inmobiliario, con la compra de lujosos chal¨¦s. "Segundos domicilios", apostillaba el estirado dependiente de una oficina de cambio. "Los que viven fuera son los trabajadores espa?oles". Ayer se qued¨® la mayor¨ªa en su Pe?¨®n natal, para regocijo de la camarera sentada sobre un sill¨®n dise?ado para acurrucarse frente al fuego en vez de servir de acomodo en el clima del sur de Europa. El cierre, aunque parcial, de la verja, les sirve para recordarse la dimensi¨®n del lugar en el que viven, sin un solo campo para labrar, ni agua potable suficiente y con una pista de aterrizaje en chafl¨¢n sobre la frontera. Despu¨¦s de zamparse un steack and kidney pie regado con cerveza marr¨®n, un marinero brit¨¢nico aseguraba que el problema son los matuteros y los contrabandistas de gasolina. Desde el Campo de Gibraltar, algunos pescadores aseguran que las autoridades gibraltare?as buscan el conflicto como ¨²nico modo de seguir vivos. El Reino Unido presta la atenci¨®n justa y necesaria a su colonia. Ni una pizca m¨¢s. Buscar camorra por la pesca lleva a Gibraltar a los titulares de los peri¨®dicos. Al menos, eso piensan los pescadores que no saben bien por qu¨¦ se meten con ellos peri¨®dicamente. Sin los titulares de prensa, Gibraltar se difumina.
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