Virxilio Vieitez, el fot¨®grafo de una Galicia desaparecida
Una galer¨ªa de Par¨ªs acoge una muestra de retratos de la vida rural de los a?os 50
Primero fue en Soutelo de Montes, luego en Vigo y ahora en Par¨ªs. Virxilio Vieitez muestra en la galer¨ªa de la agencia VU sus trabajos fotogr¨¢ficos de la Galicia rural de los cincuenta. Nacieron, la mayor¨ªa, como documentos oficiales de aquella ¨¦poca. Por ello, las instant¨¢neas hab¨ªa que recuadrarlas para que desapareciese el paisaje que ¨¦l inclu¨ªa en el visor: la miseria del entorno. Ahora reaparecen aquellas instant¨¢neas que quedaron archivadas en los negativos.
Galicia en 1955 era a¨²n tierra de emigrantes, de gente que marcha lejos, que se olvidaba en Alemania, Venezuela o Argentina. Virxilio Vieitez, nacido en Soutelo de Montes en 1930, vaquero y campesino durante su infancia y adolescencia, emigrante ya desde joven, aprendiz de fot¨®grafo en la incipiente Costa Brava de Ava Gardner y Mario Cabr¨¦, ha captado todo lo que fue y hoy sus im¨¢genes lo recuerdan. Primero fue en el propio Soutelo de Montes, luego en Vigo, ahora en Par¨ªs, en la galer¨ªa de la agencia VU y s¨®lo hasta el 6 de febrero. Virxilio, cuenta el diario Lib¨¦ration, ha visitado Par¨ªs por vez primera en su vida despu¨¦s de subirse, tambi¨¦n por primera vez, a un avi¨®n. Y ha ido a ver la torre Eiffel, desde abajo y sin c¨¢mara alguna entre las manos.Una anciana reseca, vestida de negro, se sienta en un taburete junto a una silla en la que descansa el aparato de radio. Es una foto destinada al hijo que march¨® a Venezuela para ganar dinero y pagar una deuda. "Y si te sobra, te compras una radio", le dec¨ªa en la carta. Y ah¨ª est¨¢ la imagen para probar que los deseos del joven son ¨®rdenes para la madre. La foto es impresionante. "Cada imagen cuenta una historia" podr¨ªa resumir Vieitez.
Esa capacidad de evocaci¨®n, las fotos la han adquirido con el tiempo, pero tambi¨¦n gracias a la tozuda convicci¨®n del fot¨®grafo, un hombre que intu¨ªa que su artesan¨ªa captaba algo m¨¢s que un instante de vida. Muchas de las fotos estaban destinadas a documentos oficiales y Vieitez tuvo que recuadrarlas para que desapareciese el paisaje que ¨¦l inclu¨ªa en el visor: los campos de coles, los muros, los bosques, los pajares, la miseria del entorno. Ese entorno estaba en el negativo y ahora reaparece.
No se trata s¨®lo de evocar la realidad esfumada, sino tambi¨¦n de levantar acta. La c¨¢mara acud¨ªa a los entierros. El velatorio, la procesi¨®n y la inhumaci¨®n reclaman la atenci¨®n del fot¨®grafo. No hay en esa repetici¨®n de los tres momentos nada morboso, a no ser que sea morbosa la l¨®gica administrativa. Los parientes lejanos necesitaban de las fotos como santo Tom¨¢s de sus dedos en la llaga. La muerte no era real hasta que aparec¨ªa en im¨¢genes. El objetivo de Vieitez era m¨¢s fiable que una necrol¨®gica en El Faro de Vigo.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.