K Pura esencia
Los Incataloglabes y Yo Hilario Cortell (voz), Rafa J¨¢tiva (guitarra), Paco Matall¨ªn (bajo y coros), Jos¨¦ Luis Mac¨ªas (teclados) y Puchi Balanz¨¢ (bater¨ªa). Sala Quatre, Valencia, 29 de enero de 1999.Hilario Cortell ya goz¨® de esos mereced¨ªsimos minutos de gloria que, seg¨²n afirm¨® Andy Warhol, le corresponden a cada uno de los mortales, a principios y mediados de los 80; cuando capitaneaba formaciones -ya legendarias en la historia del rock valenciano- como Esgrima o Juana la Loca. A estas alturas, pues, es muy poco probable que necesite consejos de nadie o, m¨¢s a¨²n, o¨ªr por en¨¦sima vez lo dif¨ªcil que resulta triunfar en la industria del espect¨¢culo. Lo asume y, por eso, escuchado el tono de su actual discurso (en el que, sin adoptar posturas victimistas ni airear esa actitud de rancio resentimiento que a menudo se le escapa a alguno de sus compa?eros de generaci¨®n, proliferan los mensajes esperanzadores y tremendamente optimistas, casi ingenuos), no cabe duda de que Cortell parece ahora mucho m¨¢s dispuesto a pasar un buen rato entre amigos o familiares (no falt¨® nadie; ni sus padres, a quienes bes¨® y present¨® efusivamente) con sus canciones que a intentar comerse el mundo como cuando era poco m¨¢s que un adolescente. ?sa es, al menos, la impresi¨®n que ofrece al frente de Los Incatalogables y Yo, una banda de veteranos espadas de la escena local que, pese al abultado y lustroso curr¨ªculo de sus componentes todav¨ªa son capaces de emocionarse frente al p¨²blico. Las canciones facturadas por el grupo (Ayuda es el t¨ªtulo de su primer ¨¢lbum) son otro cantar: reggae facil¨®n (Guay, guay), rock antediluviano con un pie en Ramonc¨ªn y en otro en Chuck Berry, Dr. Feelgood, Rolling Stones y similares (La fe o la autobiogr¨¢fica La llamada) o baladones lacrim¨®genos y hasta un pel¨ªn sonrojantes (como su peculiar homenaje al desaparecido Freddie Mercury).
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