?Resista, presidente! RAM?N DE ESPA?A
Se est¨¢ armando un foll¨®n entre nuestro Gobierno aut¨®nomo y los grandes estudios de Hollywood que -como dir¨ªa el inefable Palomino, ese personaje que se invent¨® Oriol Grau para homenajear como se merec¨ªa a Bernardo, inolvidable cantautor de la Barceloneta- "es bonito de verlo". Nunca cre¨ª que iba a poder presenciar un duelo de titanes entre Jordi Pujol y Mickey Mouse, sobre todo porque las relaciones de CiU con las productoras californianas parec¨ªan excelentes, seg¨²n se desprend¨ªa de esos estupendos parques tem¨¢ticos patrocinados no s¨¦ si por el P¨¢jaro Loco o la Hormiga At¨®mica de los que los noticiarios de TV-3 nos cantaban las maravillas d¨ªa s¨ª, d¨ªa tambi¨¦n. ?Llegar¨ªan a pensar nuestros gobernantes, en su delirio patri¨®tico, que los norteamericanos estaban fascinados ante el hecho diferencial catal¨¢n? En caso afirmativo, deb¨ªan de ser los ¨²nicos, ya que los dem¨¢s ciudadanos de este pa¨ªs est¨¢bamos convencidos de hallarnos ante una pandilla de sacacuartos m¨¢s interesados en nuestro dinero que en nuestra afirmaci¨®n nacional. Acabamos de verles el plumero con su renuencia a doblar a nuestro idioma esas birrias que proyectan en nuestros cines. ?Mickey Mouse, 1-Jordi Pujol, 0? Esa es la deprimente impresi¨®n que empieza a extenderse entre la poblaci¨®n, aterrada al parecer ante la perspectiva de que a Schwarzenegger y a Stallone no nos los doblen ni al castellano ni al catal¨¢n. Exhibidores y distribuidores, viendo peligrar sus dineritos, se suman al coro griego que exige un final de la tragedia acorde a sus intereses. Seamos sinceros: menos los iluminados del Partit per la Independ¨¨ncia y de Esquerra Republicana, todo el mundo le est¨¢ diciendo a Pujol que se la envaine en este asunto. Pues bueno, que no cuente conmigo este frente derrotista. Por una vez, y sin que sirva de precedente, me voy a alinear con Pilar Rahola y Carod-Rovira y le voy a decir al presidente que no se arrugue y que resista: no tendremos una oportunidad tan buena como ¨¦sta para que todo el cine norteamericano se estrene subtitulado en Catalu?a (pues ¨¦sa es la amenaza que nos lanzan las majors). Yo, presidente, fui tan ingenuo de creer que los catalanes ¨ªbamos a ser m¨¢s listos que los espa?oles y dir¨ªamos no al doblaje. Pronto me di cuenta de que ¨¦ramos igual de vagos e iletrados que los de m¨¢s all¨¢ del Ebro y que, como a ellos, nos gustaba que todo el mundo se dirigiera a nosotros desde la pantalla en nuestra lengua. En vez de seguir el ejemplo de Portugal o el de Dinamarca, seguimos el de Espa?a (?por qu¨¦ ser¨¢?, me pregunto) y perdimos la oportunidad de demostrar con la pr¨¢ctica ese europe¨ªsmo cosmopolita con el que frecuentemente se nos llena la boca. Por eso le felicito, ?oh, gran gobernante!, por permitirme ver que para hacernos m¨¢s cultos no bastaban las buenas intenciones. Ya que ha salido mal la v¨ªa del subtitulado por las buenas, vamos a intentarlo por las malas, me digo, aunque ya s¨¦ que a usted le encantar¨ªa o¨ªr a Harrison Ford en catal¨¢n. Como yo prefiero o¨ªrle en ingl¨¦s, bienvenida sea la v¨ªa patri¨®tico-represiva que usted y su gobierno se han sacado de la manga. Aguante, presidente, y a partir del 17 de marzo todas las pel¨ªculas norteamericanas se estrenar¨¢n en Catalu?a subtituladas al castellano o al catal¨¢n. Se acabar¨¢n las peregrinaciones del urbanita del Eixample a esos lugares remotos como los cines Icaria (?han intentado encontrar un taxi a la salida?, ?a que no pasa ni uno jam¨¢s?) o los Renoir, a los que siempre, ?pero siempre, oigan!, van a parar las copias subtituladas. Se acabar¨¢ el confundir a Clint Eastwood con el presentador de La parodia nacional porque los dos tienen la voz de Constantino Romero. Se acabar¨¢n esos reportajes en televisi¨®n sobre lo buenos y profesionales que son los actores de doblaje... Presidente, yo no le veo m¨¢s que ventajas culturales a su ¨²ltima muestra de patriotismo intervencionista: ?ojal¨¢ todas fueran como ¨¦sta! Mant¨¦ngase firme en su actitud y le prometo reconsiderar mi voto en las pr¨®ximas elecciones municipales y auton¨®micas.
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