Reflexiones de urgencia sobre la ciencia
EMILIO M?NDEZEn una "carta abierta" al ministro de Educaci¨®n y Cultura, el autor destaca la falta de planificaci¨®n y de continuidad en el apoyo a la investigaci¨®n como un problema profundo.
Sr. Ministro:Tres d¨ªas antes de dejar el ministerio del que hoy es usted titular, la Sra. Esperanza Aguirre me llam¨® a su despacho para hablar de la ciencia en Espa?a, aparentemente sin intuir que en setenta y dos horas ser¨ªa historia en el Ministerio de Educaci¨®n y Cultura.
Con un candor que yo no esperaba, en medio de nuestra conversaci¨®n me asalt¨®, "?Y qu¨¦ har¨ªas t¨² en cuanto a ciencia si estuvieras en mi puesto?" Elud¨ª la respuesta, porque prefer¨ªa meditar mis palabras y adem¨¢s no estaba seguro que a ella le interesara escuchar lo que le habr¨ªa dicho. La conversaci¨®n sigui¨® amable y distendida, pero al despedirnos me record¨® que no hab¨ªa contestado su pregunta y me pidi¨® que en breve le enviara un folio con mis ideas. La noticia del cambio de ministros me lleg¨® cuando terminaba para ella un borrador escrito a vuela pluma. Para no sentir que he perdido el tiempo, o quiz¨¢ por vanidad, en lugar de tirar mis reflexiones a la papelera me atrevo a envi¨¢rselas, por si usted tuviera inclinaci¨®n a hacer el mismo tipo de preguntas que su predecesora.
Yo empezar¨ªa por definir la filosof¨ªa del ministerio en materia cient¨ªfica a partir de las mismas caracter¨ªsticas de la ciencia: apartidismo, excelencia, y apertura a la discusi¨®n. La ciencia moderna tiene un doble valor, cultural y econ¨®mico. Es a la vez un reflejo del progreso intelectual de un pueblo, como las bellas artes, la m¨²sica o la literatura, y un motor de avance econ¨®mico. S¨®lo este segundo valor justifica las grandes inversiones que exige el desarrollo de la ciencia actual, y la convierte, junto a la pol¨ªtica monetaria, la defensa y las relaciones exteriores, en una verdadera cuesti¨®n de estado, m¨¢s all¨¢ del partido en el gobierno.
Por ello, el responsable directo de la pol¨ªtica cient¨ªfica no debiera ser un pol¨ªtico sino un profesional del mayor prestigio, con visi¨®n clara del papel de la ciencia, con dotes de administrador y capacidad para dialogar y aunar esfuerzos con otros ministerios y con la comunidad cient¨ªfica. S¨®lo con esas cualidades, y rodeado de un grupo de asesores independientes y seleccionados de entre nuestros mejores cient¨ªficos, podr¨ªa aqu¨¦l enfrentarse a los apremiantes desaf¨ªos que tiene planteados la ciencia espa?ola. Uno de los m¨¢s profundos problemas, y del que se derivan muchos otros, es la falta de planificaci¨®n y continuidad del apoyo a la ciencia, cuya historia reciente est¨¢ llena de aceleraciones y frenazos. Al fulgurante arranque de mediados de los a?os ochenta sigui¨® un crecimiento espectacular que ha dado muchos frutos, pero que ha tra¨ªdo un futuro incierto para muchos de los cient¨ªficos de menos de cuarenta a?os, que ven, dentro y fuera de nuestro pa¨ªs, c¨®mo pasan sus mejores a?os profesionales sin conseguir una estabilidad desde la que explotar una excelente preparaci¨®n en la que el erario p¨²blico ha invertido tanto. Siendo realistas, a la vista de los n¨²meros que se citan (m¨¢s de cuatro mil en Espa?a y unos mil en el extranjero, seg¨²n El Pa¨ªs del 17 de Enero), es impensable que la totalidad de dichos cient¨ªficos tenga cabida en el sistema de investigaci¨®n p¨²blica, pero la situaci¨®n es muy seria y exige urgentemente una soluci¨®n que involucre a la empresa privada. Espa?a invierte en ciencia poco y de forma irregular. Se habla a menudo de la notable diferencia en gastos de I +D con pa¨ªses m¨¢s avanzados, aunque una distinci¨®n entre la "I" y la "D" mostrar¨ªa que las diferencias son algo menores en Investigaci¨®n y mucho mayores en Desarrollo. Es esencial corregir este desequilibrio, pero no a expensas de la primera sino a trav¨¦s de un crecimiento sostenido de ambas -mejor moderado y constante que fuerte y espor¨¢dico- que acorte distancias con nuestros socios europeos.
Para obtener de la sociedad ese apoyo mantenido a la ciencia, es crucial reducir la separaci¨®n entre ambas. Aqu¨¦lla ve a los cient¨ªficos como seres remotos y despreocupados por los problemas reales, mientras que ¨¦stos se quejan de su aislamiento e irrelevancia en el debate p¨²blico. Hace falta conseguir el acercamiento de nuestros investigadores al resto de la sociedad, en especial a los sectores m¨¦dico e industrial, y su participaci¨®n para explicar la contribuci¨®n de la ciencia al desarrollo y bienestar del pa¨ªs.
La inversi¨®n en ciencia es cara y exige la optimizaci¨®n de los recursos, evitando duplicaciones y propiciando la colaboraci¨®n. Por ello, es importante la coordinaci¨®n efectiva -si no la fusi¨®n en un Ministerio de Ciencia y Tecnolog¨ªa- de los diferentes organismos con responsabilidad en I + D actualmente dispersos en diferentes ministerios. Un peligro pocas veces mencionado pero bien real es el de la atomizaci¨®n de la ciencia espa?ola en el Estado de las Autonom¨ªas. Al l¨®gico deseo por ampliar el esfuerzo cient¨ªfico regional y adecuarlo a las necesidades locales, podr¨ªa seguir una fragmentaci¨®n de la pol¨ªtica cient¨ªfica, que s¨®lo servir¨ªa para multiplicar los gastos y disminuir la eficacia de los diferentes grupos de investigaci¨®n.
Estos acuciantes problemas, y otros igualmente importantes, como la mejora de la calidad cient¨ªfica o la capacidad de innovaci¨®n, aunque tienen una componente pol¨ªtica son primordialmente t¨¦cnicos. Su soluci¨®n necesita de una participaci¨®n amplia de los diferentes grupos pol¨ªticos y de los propios cient¨ªficos, de la que debiera salir una visi¨®n com¨²n del futuro de la ciencia espa?ola y un compromiso para hacerla realidad.
La reputaci¨®n de apertura al di¨¢logo con que usted llega al Ministerio de Educaci¨®n es fuente de renovada esperanza para que Espa?a se suba definitivamente al tren de la ciencia. Quedo a su disposici¨®n para comentar en detalle los problemas que aqu¨ª apunto, aunque tengo la seguridad de que mis colegas en Espa?a, que los viven a diario, le podr¨ªan dar una lista m¨¢s completa de ellos y valiosas sugerencias para afrontarlos.
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