El Turu vuelve a rematar al Celta

El triple duelo gallego culmin¨® a lo grande, con un partido que no fue nada del otro mundo en el aspecto estrictamente futbol¨ªstico, pero que tuvo todos los ingredientes de las noches apasionantes que suelen deparar los torneos eliminatorios. Fue un partido muy disputado, lleno de incertidumbre y en el que lo imprevisto irrumpi¨® de la forma m¨¢s estruendosa: el Celta logr¨® igualar la eliminatoria a once minutos del final, justo cuando parec¨ªa acabado tras la expulsi¨®n de Makelele. Tanto gusto le cogieron a su pulso Deportivo y Celta que decidieron estirarlo con media hora de pr¨®rroga. El final se prest¨® a los adjetivos ¨¦picos, ya que los vigueses se quedaron con nueve hombres cuando restaban cuatro minutos. Con los penaltis a punto de caer, apareci¨® Fran y le brind¨® el gol a Turu Flores, el futbolista que ha machacado al Celta en los tres duelos de las dos ¨²ltimas semanas. El gui¨®n cambi¨® sustancialmente en el tercer duelo gallego. Sobre todo, porque el Celta pareci¨® extraer lecciones de sus dos derrotas anteriores y, pese a su desventaja del partido de ida, sali¨® m¨¢s cauto que nunca. Cauto en la pr¨¢ctica, porque en teor¨ªa V¨ªctor Fern¨¢ndez hab¨ªa dibujado una alineaci¨®n de claro perfil ofensivo (un 3-4-1-2). Pero por encima de los sistemas est¨¢ la actitud del equipo, y Celta encar¨® la noche con la clara intenci¨®n de no obsesionarse por marcar pronto y de no arriesgar en el manejo de la pelota.

Nada se puede objetar a la remodelaci¨®n t¨¢ctica de V¨ªctor, concebida con un prop¨®sito claro y razonable. Pero el equipo pareci¨® un tanto inc¨®modo con el nuevo traje y sufri¨® algunos problemas. Las bandas quedaron a cargo de M¨ªchel Salgado y Tom¨¢s, dos futbolistas acostumbrados a arrancar desde atr¨¢s, con lo que el Celta perdi¨® parte de su capacidad de penetraci¨®n por los costados. Los tres centrales -y eso probablemente tuvo m¨¢s que ver con su estado an¨ªmico que con el dibujo t¨¢ctico- tardaron en asentarse y durante muchos minutos transmitieron una preocupante sensaci¨®n de inseguridad. Y, por encima de todas las cosas, el Celta ech¨® mucho de menos a Mazinho.

El Deportivo pareci¨® asumir con complacencia la propuesta del Celta. S¨®lidamente armado en el centro y la defensa, estuvo siempre muy atento para cerrar el paso al rival e intentar el contragolpe. Como suele ocurrir en esta clase de partidos tan equilibrados, la cuerda s¨®lo se rompi¨® ocasionalmente con golpes de genio. Es decir, de Mostovoi y de Fran. El ruso particip¨® mucho en la elaboraci¨®n y, aunque le falt¨® espacio en los metros finales, todas sus intervenciones crearon problemas a la defensa local. Fran intervino menos, pero con mayor peligro.

La reanudaci¨®n se destap¨® con mayor presencia en las ¨¢reas. Pauleta dispar¨® cerca del palo y a continuaci¨®n el Celta coquete¨® por tres veces con el gol. El partido regres¨® muy pronto al centro del campo y de all¨ª no se movi¨® hasta que el Celta pareci¨® herido de muerte con la expulsi¨®n de Makelele. Pero entonces el f¨²tbol mostr¨® su veta m¨¢s imprevisible. El Celta reaccion¨® a su inferioridad num¨¦rica y en un c¨®rner C¨¢ceres conect¨® un cabezazo que forz¨® la pr¨®rroga. En el tiempo suplementario, el Celta parec¨ªa aguantar con dignidad, hasta que C¨¢ceres tambi¨¦n fue expulsado y los de V¨ªctor ya no pudieron m¨¢s.