De sentido com¨²n
Las agresiones al Macba por parte de un estudiante de Bellas Artes parecen copias, punto por punto, de la trama de una novela que acabo de publicar. La interpretaci¨®n de las agresiones que hace el director del Macba (el agresor ser¨ªa un estudiante de Bellas Artes que quiere exponer en el museo) confirman ese parecido. Pero si el supuesto artista quer¨ªa "una oportunidad" de exponer en el museo barcelon¨¦s, los procedimientos empleados no son ni remotamente los id¨®neos. As¨ª que ser¨¢ mejor renunciar al egotrip seg¨²n el cual la realidad copia mi ficci¨®n. Se me ocurren tres explicaciones m¨¢s veros¨ªmiles para estas agresiones: 1. Nos encontramos ante un insignificante caso de psicopatolog¨ªa o de gamberrismo, uno m¨¢s de los que, con m¨¢scaras menos art¨ªsticas, vienen padeciendo las paredes del Macba en particular y las de la ciudad en general. 2. Se trata de una especie de happening cuyo sentido ser¨ªa execrar las aportaciones (ciertamente discutibles) de Chillida y Oteiza al entorno del museo. 3. Se trata de una cr¨ªtica a la existencia misma del museo, considerado como emblema del arte consagrado por el establecimiento burgu¨¦s; frente al cual, el agresor se declara dispuesto a llevar apasionadamente sus convicciones y opiniones art¨ªsticas m¨¢s all¨¢ de lo c¨ªvico, razonable y legal. En el primer caso, habr¨¢ que remitirse a lo que dicten al respecto los c¨®digos o los m¨¦dicos; en el segundo, un artista tan comprometido pol¨ªticamente como Oteiza sabr¨¢ valorar la propuesta de discutir su obra en unos t¨¦rminos de radicalidad parecida a la que ¨¦l mismo en otros casos postul¨®; en cuanto a Chillida, su ascetismo e introspecci¨®n encontrar¨¢n quiz¨¢ aqu¨ª un motivo de reflexi¨®n, y en vascolandia sin duda ha de beneficiarle el maridaje con el le?akari. En el tercer caso... Es cierto que si el agresor es un artista, a priori ha de beneficiarle poder escribir en su curr¨ªculo: "Atent¨¦ contra un museo" (algo que predicaban ya los surrealistas, que practicaron Picasso y Apollinaire, que propuso el situacionismo). Si es insolvente y ha de sufrir prisi¨®n, m¨¢s a favor de su leyenda. Pero este Kasperle deber¨ªa considerar que aqu¨ª lo verdaderamente revolucionario es a¨²n lo que en otros pagos se considera de sentido com¨²n: por ejemplo, entrar pac¨ªficamente en el Macba y ver la exposici¨®n de William Kentridge.
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