Las estad¨ªsticas de la verg¨¹enza
Las cifras de la econom¨ªa venezolana cuestionan el proyecto "mesi¨¢nico" del presidente Hugo Ch¨¢vez
ENVIADO ESPECIALEn marcha hacia el Congreso, el d¨ªa de la investidura presidencial de Hugo Ch¨¢vez, dos se?oras se detuvieron frente a la estatua de Sim¨®n Bol¨ªvar y, alzando la vista hacia el libertador americano, rezaron: "Que Dios nos ayude". Venezuela y su nuevo gobernante necesitar¨¢n much¨ªsima ayuda, luces y determinaci¨®n para revertir, con los escasos fondos disponibles, las estad¨ªsticas de la verg¨¹enza, las consecuencias de decenios de derroche, ineptitud pol¨ªtica, corrupci¨®n e impunidad.
Un 80% de los 23 millones de habitantes de la primera reserva de hidrocarburos del mundo, despu¨¦s del golfo P¨¦rsico, sufre pobreza. El 45% de ellos, casi la mitad de una naci¨®n que ingres¨® 300.000 millones de d¨®lares durante los a?os de la bonanza petrolera, padece miseria. El 45% de los ni?os y adolescentes de un pa¨ªs conocido en tiempos como la Venezuela saud¨ª no acude a la escuela, o la abandon¨® antes de tiempo, y el paro, abierto o encubierto, ronda el 40% en latitudes receptoras de legiones de braceros for¨¢neos durante la hegemon¨ªa de los indios tabaratos, de los venezolanos que arrasaban tiendas y boutiques de Miami al grito de "est¨¢ barato, dame dos".
La carga burocr¨¢tica del Estado alcanza cerca de dos millones de empleados: sobran m¨¢s de la mitad. Nueve millones de personas integran la fuerza laboral activa; el 75% no est¨¢ cubierto por la seguridad social; el d¨¦ficit fiscal alcanza el 9% del producto interior bruto (unos 9.000 millones de d¨®lares, 1,3 billones de pesetas); la servidumbre de la deuda externa absorbe el 30% del presupuesto; la mayor¨ªa evade sus impuestos; el sector p¨²blico no cura, no ense?a, no construye y consume aproximadamente el 50% de los ingresos percibidos por Venezuela anualmente.
"?Corruptos, barraganas!", insultaba la militancia chavista a los diputados que acud¨ªan al Congreso. "?Esa pila de viejos se lo rob¨® todo!". No duele tanto ser pobre como haberse empobrecido. El abaratamiento de los derivados del crudo, que aportan el 80% de las divisas nacionales, y la inexistencia de una econom¨ªa alternativa condujeron a la decadencia, a la desaparici¨®n de los subsidios, a la p¨¦rdida de un 70% en la capacidad adquisitiva de los venezolanos en los ¨²ltimos 20 a?os.
La postraci¨®n de una sociedad acostumbrada a un paternalismo de Estado que cre¨® cultura, una confederaci¨®n de cabreos pujante y la impunidad de los delincuentes asestaron el golpe de muerte al sistema de partidos, a las dos formaciones que se alternaron en el Ejecutivo desde la d¨¦cada de los cincuenta. Por eso, el 6 de diciembre, los venezolanos entronizaron un mesianismo personalizado en un comandante de paracaidistas que el 4 de febrero de 1992 irrumpi¨® a tiros en las calles de Caracas tratando de derrocar y detener al socialdem¨®crata Carlos Andr¨¦s P¨¦rez. ?Podr¨¢ Ch¨¢vez cumplir con sus radicales promesas de cambio? Es casi imposible en las actuales circunstancias. "A corto plazo habr¨¢ que endeudar m¨¢s a la Rep¨²blica o devaluar la moneda", sostiene Omar Enrique Garc¨ªa-Bol¨ªvar, profesor universitario. La deuda exterior del Estado se aproxima a los 30.000 millones de d¨®lares, monto al que debe agregarse la llamada deuda p¨²blica social, otros 16.000 millones. Cargas que obligan a pagos puntuales de casi 9.000 millones de d¨®lares al a?o. Y para colmo de males, la acelerada ca¨ªda de los precios del petr¨®leo en los mercados internacionales resta al presupuesto 3.500 millones de d¨®lares, y una cantidad similar, a otros sectores.
"Pero como deber¨¢ actuar para que la gente vea que hace algo, alguien ser¨¢ arrojado a los leones. Y lo m¨¢s barato es meter en la c¨¢rcel a alg¨²n pol¨ªtico o funcionario corrupto y televisar su entrada en el furg¨®n policial", predice un observador. "A los empresarios no se les va a tocar ni con el p¨¦talo de una rosa. No est¨¢ la cosa como para asustar a los inversores". Est¨¢n por ver cu¨¢les ser¨¢n las medidas econ¨®micas de los nuevos administradores, aunque algunos inversionistas, entre ellos los bancos espa?oles Santander y BBV, apostaron a?os atr¨¢s por este pa¨ªs. Lo hicieron a sabiendas de que, a mayor riesgo, m¨¢s barata es la instalaci¨®n y mayor el margen de beneficios. Pero algunas privatizaciones se las traen. Licitadores interesados en una empresa metal¨²rgica descubrieron espantados que el 60% de los 5.000 empleados en plantilla figuraba en el organigrama como cuadro directivo.
Concluidos los discursos patri¨®ticos de la investidura y las rom¨¢nticas arengas bolivarianas, el presidente Ch¨¢vez analiza una decisi¨®n que puede enemistarle con los suyos. Este a?o cumplen los convenios colectivos, y el incremento prometido en campa?a fue alto. Si aprueba una subida del salario m¨ªnimo (174 d¨®lares, unas 25.000 pesetas) por encima de la inflaci¨®n calculada para 1999, un 25%, cerrar¨¢ entre el 75% y el 80% de las empresas, advierte Vicente Brito, vicepresidente de la patronal Fedec¨¢maras. La mayoritaria Central de Trabajadores de Venezuela (CTV) exige un salario m¨ªnimo de 425 d¨®lares, y la propuesta es secundada por varios dirigentes del Polo Patri¨®tico, la coalici¨®n encabezada por Ch¨¢vez. "Va a tener un Gobierno muy dif¨ªcil, y lo peor de todo es que la mayor¨ªa cree que Ch¨¢vez cura la gripe. Espera que les d¨¦ las papas en la mano, y adem¨¢s peladas", comenta un periodista.
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