Taranc¨®n
El cuarto consejero de Educaci¨®n y Cultura de la era Zaplana comparece hoy ante las Cortes Valencianas para explicar la pol¨ªtica que piensa desarrollar en su departamento en el breve espacio de tiempo -cuatro meses mal contados- que le queda de aqu¨ª a las elecciones auton¨®micas. El gesto de Manuel Taranc¨®n hay que entenderlo en lo que es: pura cortes¨ªa parlamentaria. A estas alturas, las ¨²nicas diferencias entre el actual consejero y sus predecesores habr¨¢ que encontrarlas en el talante personal y en la sensibilidad con que afrontar¨¢ seg¨²n qu¨¦ vidriosas cuestiones. La primera, obvia, el espinoso tema del idioma. La oposici¨®n, que para eso le pagan, calent¨® el martes motores sugiriendo que el ne¨®fito consejero llegaba armado de un l¨¢piz rojo dispuesto a censurar Dios sabe qu¨¦ palabras por catalanistas. Llov¨ªa sobre mojado porque Taranc¨®n en los ¨²ltimos tiempos va de funambulista en esto del valenciano. Tanto que, ¨²ltimamente, con la excusa de la Acad¨¨mia s¨®lo escribe en castellano, que no es la mejor manera de escurrir el bulto, sino todo lo contrario. Pero en su indefinici¨®n lleva la penitencia. De tal suerte que, diga lo que diga, aunque no diga nada como es el caso, tirios y troyanos le cargan todos los muertos con el benepl¨¢cito de una afici¨®n predispuesta a tragarse lo que le echen por mor de la ambig¨¹edad del de Borriana. Taranc¨®n empieza a saber en carne propia que una cosa es ser presidente de la Diputaci¨®n de Valencia y otra consejero de Educaci¨®n y Cultura. Los experimentos ling¨¹¨ªsticos del palacio de la Batl¨ªa nunca dejaron de ser un pasatiempo amable y sin ning¨²n riesgo; pero tocar una tilde desde la Avenida de Campanar de Valencia puede provocar un se¨ªsmo de proporciones incalculables. V¨¦ase, si no, la que li¨® el diputado socialista Jes¨²s Huguet s¨®lo con presumir que era "posible" la censura de determinadas palabras. Imagino que una persona tan cuidadosa en las formas como Taranc¨®n debe haber empezado a tomar nota de algunas de las cosas que no debe hacer. A ver c¨®mo corrige el rumbo.
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