Sin guantes, sin red
Cuando un grupo espa?ol se recicla o sateliza, lo que viene a continuaci¨®n suele ser una simplificaci¨®n -cuando no una vulgarizaci¨®n- de lo anterior, como si dominara el arrepentimiento respecto a la anterior ambici¨®n creativa o el ansia de dejarse de gaitas e ir a pillar. Ese esquema se rompe con Lliso: la suya es una propuesta m¨¢s exigente, m¨¢s radical que la de sus predecesores, los inquietos Esclarecidos. Lliso ha renunciado casi totalmente a las melanc¨®licas narraciones envueltas en confortables arreglos que caracterizaban a Esclarecidos. Se trata de una tajante depuraci¨®n est¨¦tica que ocasionalmente parece deleitarse en sacudir al mero oyente, en arrancarle de una postura complaciente.Conviene no confundirlo con una conversi¨®n al lenguaje tecno, aunque se haga amplio uso de material pregrabado; en realidad, Lliso es un grupo de apariencia convencional, con un baterista hiperen¨¦rgico, una cantante poderosa -que incluso prescinde de esa marca distintiva que eran los guantes de vampiresa- y Suso Saiz, cuyos modos de colgarse la guitarra se corresponden con su gusto por la t¨ªmbrica inusual o la modificaci¨®n de la se?al. El hecho de que el fondo del escenario est¨¦ ocupado por un modo de altar donde oficia el t¨¦cnico de monitores seguramente s¨®lo responde al deseo de confundir las expectativas.
Lliso
Cristina Lliso (voz), Suso Saiz (guitarras), Tino Di Geraldo (bateria, bajo, guitarra).Invitado:Tito Fargo (guitarra). Sala caracol, Madrid, 10 de febrero.
Reconstrucci¨®n
Que son confundidas, desde luego. De principio, por la no utilizaci¨®n del riqu¨ªsimo cancionero de Esclarecidos. Por el contrario, del principio al final se da prioridad a las versiones -una ensalada de temas prestados por Lee Marvin, Daniel Viglietti, Deep Purple, The Jesus & Mary Chain y Pablo Guerrero- que suelen tener lecturas cat¨¢rticas. Y que inevitablemente eclipsan a las creaciones propias, con excepci¨®n de la furiosa Canci¨®n est¨²pida y de esa proclama contra angustias milenaristas que es El futuro. El efecto final tiende hacia lo desconcertante. Por momentos, Lliso parece una banda de versiones de categor¨ªa superior, con instrumentistas supercapaces deleit¨¢ndose en un apabullante ejercicio de reconstrucci¨®n, m¨¢s una vocalista que quiz¨¢s no sea completamente consciente de su (enorme) poder de seducci¨®n.
La voluntad de ruptura llevada hasta las ¨²ltimas consecuencias se revela como una posible rueda de molino colgada del reci¨¦n nacido. La de Madrid fue s¨®lo la tercera de sus presentaciones en directo, y la superaci¨®n de peque?os inconvenientes t¨¦cnicos, junto con una reordenaci¨®n del repertorio, har¨¢n maravillas por su capacidad de comunicaci¨®n. Y por su supervivencia en un mercado como el nuestro, donde desdichadamente se prima el conformismo y la falta de ambici¨®n.
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