Una intacta villa guipuzcoana
Cualquiera que se acerque a Segura desde los libros obtendr¨¢ una visi¨®n distorsionada de una villa guipuzcoana que ha sido enclave imprescindible en la historia, siempre tan azarosa, de este territorio. Segura puede ver con cierta displicencia que las quejas de muchos de los que han escrito sobre su abandono de la primera l¨ªnea de frente del devenir de Guip¨²zcoa est¨¢n, a estas alturas, fuera de lugar. As¨ª lo percibe el forastero que llega hasta Segura en uno de esos millones de utilitarios que cruzan e invaden otras villas que seg¨²n los cronistas han tenido "mejor suerte" y que en ¨¦sta pasan de vez en vez. Es, sin duda, una de las localidades guipuzcoanas que mejor ha conservado su estructura tradicional. Quiz¨¢s estas otras villas de aquellas que se fundaron en el siglo XIII gocen de mayor poder¨ªo econ¨®mico o lo que es lo mismo: ruptura de su casco hist¨®rico, aparici¨®n de bloques informes de pisos, invasi¨®n de distintas, variadas y a cada cual m¨¢s desmesurada infraestructuras viarias e industriales. As¨ª pueden certificarlo contempor¨¢neas en su fundaci¨®n de esta localidad a orillas del Oria, como Mondrag¨®n, Bergara u Ordizia, de las que poco queda de aquella historia se?orial. Sin embargo, los vecinos de Segura, aunque hayan pasado por tiempos tristes, en los que se pensaba que la industrializaci¨®n era la panacea, pueden disfrutar de muchas de las ventajas que trajeron las f¨¢bricas, sin padecer casi ninguno de los inconvenientes. Ubicada a la sombra de la sierra de Aratz, la villa de Segura fue fundada en 1256 por el rey Alfonso X el Sabio en un momento decisivo para la expansi¨®n de este tipo de poblamiento, casi inevitable para resolver el crecimiento demogr¨¢fico y la defensa de los habitantes de la zona, totalmente a merced de los desmanes de los se?ores feudales. Nace Segura en un terreno apropiado, en lo que es el primer valle del Oria, sobre una suave colina que domina la vega que riega este r¨ªo que desembocar¨¢ en el puerto del mismo nombre. El prop¨®sito defensivo con el que fueron levantadas las villas todav¨ªa se percibe en Segura, donde el recorrido por su lado oeste, el que mira a la peque?a y cuidada localidad de Zerain, mantiene todo el sabor de los tiempos en que el pueblo estaba amurallado para defenderlo de quienes gustaban de arrebatar lo que no era suyo. Como ocurri¨® cuando el se?or de Lazkao quiso apoderarse por la fuerza para que pagara unos diezmos de los que estaba exenta una villa que rondar¨ªa el siglo de existencia cuando sucedi¨® el asalto. Los de Segura fueron avisados por la casa solar de Jauregi de Zerain de que acud¨ªan hacia la villa las huestes del se?or de Lazkao. En lugar de huir, los seguranos salieron a los arrabales del pueblo a defenderse con u?as y dientes y alguna que otra arma y se enfrentaron al usurpador. La defensa fue denodada, tal y como recogen las cr¨®nicas, con el tr¨¢gico final de la muerte del se?or de Lazkao, despu¨¦s de ser herido por una flecha, y la consiguiente victoria de los vecinos de la villa. Como recordatorio de lo sucedido, homenaje al valeroso agresor o aviso para caminantes, los vecinos colocaron a la entrada de la poblaci¨®n una piedra circular con una cruz labrada. La estructura que tendr¨ªa este poblamiento en aquellos momentos no est¨¢ muy lejos de la actual. S¨ª han cambiado a lo largo de los a?os los edificios, en principio por los avatares propios del crecimiento de poblaci¨®n en un recinto cerrado, lo que llev¨® a la partici¨®n de solares y a la aparici¨®n de las estrechas casas al estilo g¨®tico conservadas en otras ciudades europeas. Pero en Segura ni ¨¦stas se mantuvieron, porque ya se encargaron los sucesivos incendios de acabar con su casco hist¨®rico. As¨ª que los palacios que hoy se conservan son, en su mayor parte, del siglo XVI, cuando la villa ya se hab¨ªa consolidado como un lugar imprescindible en las rutas comerciales de Guip¨²zcoa. Y es que ¨¦ste hab¨ªa sido el otro motivo por el que los monarcas castellanos fundaron entre los siglos XII y XIV 25 villas: para que fueran plazas fuertes que protegieran un comercio en crecimiento entre la costa y la meseta y unas nuevas v¨ªas de comunicaci¨®n creadas al efecto. As¨ª, Segura fue decisiva en el paso que desde San Sebasti¨¢n se adentraba en la meseta por el t¨²nel de San Adri¨¢n. Es m¨¢s, Segura era la ¨²ltima villa que ten¨ªan los viajeros antes de enfrentarse al t¨²nel, o la primera cuando ven¨ªan desde territorio alav¨¦s. Prueba de esta categor¨ªa la puede traducir la existencia de 24 escriban¨ªas en los momentos en que Segura contaba con la anexi¨®n de los pueblos de Astigarreta, Gudugarreta, Zegama, Zerain, Idiazabal, Mutiloa, Ormaiztegi, Gabiria, Legazpia. Desanexi¨®n Pero lleg¨® la desanexi¨®n: Segura perd¨ªa influencia en su entorno m¨¢s inmediato, aunque todav¨ªa le quedaba la distinci¨®n de ser parada clave en el camino de Guip¨²zcoa a Castilla. Sin embargo, las componendas de las villas de Mondrag¨®n y Leintz-Gatzaga pudieron m¨¢s que los derechos adquiridos por Segura despu¨¦s de siglos de acoger en su seno a los viajeros del camino de San Adri¨¢n. A finales del siglo XVIII se decid¨ªa que el camino real se desviara hacia el valle de L¨¦niz, con lo que Segura perd¨ªa su influencia. En 1723, las escriban¨ªas se hab¨ªan quedado en ocho, y en 1831 ya s¨®lo hab¨ªa una de estas oficinas tan habituales en las localidades donde se realizan negocios. No obstante, aquello que fueron zancadillas en el te¨®rico progreso de la villa de Segura se ha convertido hoy en beneficios. La localidad mantiene su clase con la iglesia de la Asunci¨®n al frente, edificio que corresponde a la tipolog¨ªa g¨®tico-vasca y que cuenta con un retablo churrigueresco de Luis de Carmona, que tall¨® 42 im¨¢genes en madera de nogal, y una ara?a procedente de Bohemia, destinada seg¨²n se cree a la catedral de Sevilla. Y luego est¨¢ la casa de los Gebara, el portal de Zubi-aundi, el antiguo palacio episcopal o los palacios de Jauregi,. Lardiazabal o Zurbano, verdadera muestra de una villa que ha sabido, ha podido (o no le ha quedado m¨¢s remedio) conservar sus se?as de identidad.
Datos pr¨¢cticos
C¨®mo llegar: La villa de Segura se encuentra hoy apartada de las principales v¨ªas de comunicaci¨®n guipuzcoanas, lo que ha ayudado a mantener su estructura medieval. Se encuentra a un lado de la N-I. Desde San Sebasti¨¢n o Vitoria basta tomar esta v¨ªa y desviarse en Idiazabal por la GI-2637. Desde Bilbao, se puede acceder a Eibar por la A-8 o la N-634 y luego hasta Beasain donde cruza la N-I, tras pasar por Bergara y Zumarraga. Alojamiento: El Goierri est¨¢ poblado de numerosos agroturismos que permiten alojarse sin dificultades. En Segura, el restaurante Imaz ofrece habitaciones (tel. 943 801025). En cuanto a casas rurales propiamente dichas, Tellerine (943 582031) en Zerain; Baztarrika (943 883044) en Gabiria y Mandubiko Benta (943 882673) en Ezkio-Itxaso. En cuanto a hoteles, en Beasain, hotel Urteaga (943 880850); en Idiazabal, hostal Buenos Aires (943 187082), y en Olaberr¨ªa, hotel Castillo (943 881958). Comer: Adem¨¢s del citado Imaz, en Segura hay otro restaurante, Madalena (943 801005). Ya en Zerain se puede acudir a Ostatu (943 801799). En la cercana Beasain la oferta crece: Egoki (943 880037), Urkiola (943 880319), Aterpe (943 884666), Kattalin (943 889252), Artzai-Enea (943 889461), Abdon (943 160364), Ongi-etorri (943 889907) o Rubiorena (943 885760).
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