Clases infantiles de vuelo
Mercedes Cebri¨¢n tiene 12 a?os. En clase le dieron un billete de avi¨®n en blanco, le explicaron qu¨¦ informaci¨®n deb¨ªa ir en cada casilla y le dijeron que lo rellenase a su gusto. Ella tard¨® poco en decidirse: quer¨ªa ir a Miami, "porque all¨ª tiene su mansi¨®n Enrique Iglesias". El avi¨®n de Mercedes no sali¨® a la hora prevista, ni a ninguna. Pero ella y sus compa?eros de clase tuvieron la oportunidad de meterse en los entresijos de un aeropuerto y ver de cerca c¨®mo funciona todo, gracias a un nuevo programa de visitas escolares que lleva a cientos de ni?os al aeropuerto de M¨¢laga. "La idea es que se familiaricen con el mundo de la navegaci¨®n a¨¦rea", explica Marisol, una de las chaquetas verdes -personal de informaci¨®n de AENA- que gu¨ªa al grupo y responde a todas sus preguntas. "Vienen muy preparados", se?ala Mar¨ªa Antonia Fierro, su profesora. "Llevamos varios d¨ªas haciendo actividades relacionadas con el aeropuerto en clase. Nos han dado un material did¨¢ctico muy bueno, con el que se puede trabajar estupendamente en todas las ¨¢reas de conocimiento". Se trata de una carpeta en la que, adem¨¢s de un l¨¢piz, unas pegatinas y un cuaderno, hay un libro de ejercicios (con textos, cuentas, crucigramas, billetes de juguete y rompecabezas), otro que describe con todo detalle el aeropuerto, y hasta un cuento titulado El ni?o que quer¨ªa volar, que narra la historia de un chiquillo malague?o que sufre una especie de trance m¨ªstico la primera vez que sube a un avi¨®n. Mar¨ªa Antonia Fierro ha preparado la expedici¨®n a fondo. "Yo les he explicado muchas cosas, porque yo he tenido la suerte de viajar: he estado en Nueva York, en la India, en el T¨ªbet... Y me ha pasado de todo". Tiene m¨¢s energ¨ªa y curiosidad que sus alumnos y pregunta incansablemente a Marisol, que la mira con desmayo. Zona restringida El grupo atraviesa la Terminal Picasso, pasa unos minutos con la nariz pegada a un cristal, viendo repostar a los aviones, y acaba por entrar en la zona de acceso restringido, "la gran novedad de la visita". "Vais a ver lugares a los que no pueden entrar ni los viajeros m¨¢s expertos", sonr¨ªe Marisol. Por ejemplo, el servicio de bomberos del aeropuerto, donde les dejan subirse a un cami¨®n, con casco y todo, y regar a presi¨®n un incendio imaginario; o la halconera, un aviario en miniatura lleno de rapaces amaestradas que se encargan de mantener limpios de p¨¢jaros los cielos del aeropuerto. Casi todos quedan fascinados con los halcones. "Es una visita que les gusta mucho", confirma Mar¨ªa Antonia Fierro. "Adem¨¢s de estas cosas curiosas, aprenden a ir a cualquier sitio y a comportarse en cualquier circunstancia: a saber estar, que es muy importante. Es verdad que pierden alguna hora de clase, pero la experiencia siempre es positiva". Marisol se?ala la torre de control y pregunta: "?Para qu¨¦ trabajan los controladores?" "?Para que no se choquen los aviones!", contestan en masa, con gran entusiasmo. "?Y por d¨®nde circulan los pilotos, por d¨®nde mejor les parece?", vuelve a la carga la gu¨ªa. "?No, por carreteras invisibles!". "Saben mucho", murmura orgullosa la profesora. Entretanto, tres alumnos un poco alejados del grupo murmuran con aire conspiratorio: "Si esto se alarga un poco m¨¢s, no llegamos a la clase de Sor Rosa". ?Qu¨¦ clase es? "La de pl¨¢stica. Se cree que somos Picasso. Tenemos que pintar una mujer sentada". No hubo tanta suerte.
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