Ortodoxia en Israel

La teocracia y la ilustraci¨®n, la visi¨®n religiosa y la secular, se dieron cita el domingo en Jerusal¨¦n, reflejo de la tremenda contradicci¨®n en la que vive Israel. Frente al cuarto de mill¨®n de manifestantes ultraortodoxos, a pocos metros de distancia se movilizaban algunas decenas de miles en defensa del Estado laico. Qued¨® as¨ª de relieve la doble legitimidad, teocr¨¢tica y democr¨¢tica (para los ciudadanos de nacionalidad israel¨ª), sobre la que se asienta este Estado, que, justamente por no haber resuelto este conflicto, no puede llamarse a s¨ª mismo rep¨²blica ni tener una Constituci¨®n digna de tal nombre.El fundamentalismo, si duda hab¨ªa, tambi¨¦n anida entre el juda¨ªsmo. Los ultraortodoxos, con el mismo tipo de ropa que vienen usando desde el siglo XVIII, se manifestaron contra el Tribunal Supremo por los recortes en sus privilegios -de exenci¨®n del servicio militar, horarios comerciales y otras cuestiones- que han supuesto recientes sentencias de esa corte. Pero, sobre todo, los ultraortodoxos temen que una futura sentencia les arrebate el control exclusivo de la certificaci¨®n de las conversiones al juda¨ªsmo en Israel, lo que mermar¨ªa una parte importante de su poder y autoridad.

Esta dualidad teocr¨¢tica y secular est¨¢ en el origen mismo del Estado de Israel en 1948. Pero quiz¨¢s haya sido el de Benjam¨ªn Netanyahu el Gobierno que m¨¢s se ha apoyado sobre estos ultraortodoxos, que reparten su voto entre varios partidos. Pero no deja de ser significativo que ninguna de las primeras figuras del laborismo participara en la manifestaci¨®n laica paralela, por temor a perder votos religiosos en las cruciales elecciones del pr¨®ximo 17 de mayo.

El fundamentalismo va a seguir siendo una de las dimensiones b¨¢sicas del debate en Israel. Salvo que surgiera una mayor¨ªa laica y moderna, capaz de vencer las resistencias de los ultraortodoxos al proceso de paz con los palestinos. Si el mundo ¨¢rabe a¨²n necesita en buena medida saber reconciliar islam y modernidad, tambi¨¦n se hace esperar el aggiornamento del juda¨ªsmo y, con ¨¦l, el del Estado israel¨ª.