Alianzas intransitivas
Las visitas cursadas durante la ¨²ltima semana por el presidente del Gobierno vasco y el presidente del PNV al presidente de la Generalitat dieron pie para suponer que Juan Jos¨¦ Ibarretxe y Xabier Arzalluz hab¨ªan solicitado los buenos oficios de Jordi Pujol a fin de superar sus desencuentros con el presidente Aznar y despejar as¨ª las dificultades por las que parece estar atravesando ¨²ltimamente el proceso de normalizaci¨®n democr¨¢tica en el Pa¨ªs Vasco. Seg¨²n esa conjetura, el orden del d¨ªa de la reuni¨®n ayer celebrada en el Palacio de la Moncloa deber¨ªa haber incluido entre los asuntos a tratar no s¨®lo el calendario electoral y la negociaci¨®n de los presupuestos del Estado para el a?o 2000 sino tambi¨¦n la situaci¨®n creada -para Euskadi y para el resto de Espa?a- por la firma del Pacto de Estella y el alto el fuego indefinido declarado por ETA el pasado mes de septiembre. En la rueda posterior a la entrevista, el presidente de la Generalitat neg¨®, sin embargo, haber recibido el encargo de ejercer como moderador entre los gobiernos de Madrid y de Vitoria.En cualquier caso, la estrategia de dobles alianzas de CiU dentro de las Cortes Generales, que le lleva a pactar alternativamente con el PP los asuntos de pol¨ªtica general y con el PNV y el BNG las cuestiones de pol¨ªtica auton¨®mica, dif¨ªcilmente hubiese podido servirle a Pujol como credencial para esa supuesta tarea de mediaci¨®n. A partir de la investidura presidencial de Aznar en mayo de 1996, los 16 esca?os de CiU han dado su respaldo a los 156 diputados en el Congreso, salvo discrepancias espor¨¢dicas como la ley del f¨²tbol o la ense?anza de las humanidades. El entendimiento entre los populares y los nacionalistas catalanes no nace de hipot¨¦ticas afinidades centristas sino del principio estrat¨¦gico que ha guiado desde 1977 el comportamiento parlamentario de CiU y que benefici¨® anteriormente a UCD y PSOE: la voluntad de garantizar la gobernabilidad del sistema constitucional si el ganador de las elecciones no logra la mayor¨ªa absoluta. Los nacionalistas catalanes han ayudado durante estos a?os a que UCD, el PSOE o el PP obtengan y conserven el poder, intercambiando sus votos contra la satisfacci¨®n de reivindicaciones competenciales y presupuestarias: la experiencia ha demostrado que el inter¨¦s y la conveniencia pueden cimentar bastante m¨¢s firmemente que las pasiones ideol¨®gicas la estabilidad y la duraci¨®n de los matrimonios pol¨ªticos.
Junto a ese pacto parlamentario con el PP renovable anualmente en el Congreso, CiU ha formalizado con el PNV y con el BNG una segunda alianza, operativa igualmente en el seno de las Cortes generales. Las declaraciones conjuntas de Barcelona, Vitoria y Santiago, aprobadas en julio, septiembre y octubre de 1998, anuncian el prop¨®sito de construir un Estado plurinacional, pluricultural y pluriling¨¹e sobre los escombros del Estado de las Autonom¨ªas: el reconocimiento jur¨ªdico-pol¨ªtico de Catalu?a, el Pa¨ªs Vasco y Galicia como naciones plenamemente diferenciadas de las restantes comunidades, residualmente integradas dentro de Espa?a, es el objetivo ¨²ltimo de los nacionalistas catalanes, vascos y gallegos. Las discrepancias entre los tres socios versan exclusivamente sobre el ritmo pol¨ªtico (lento o acelerado), el procedimiento jur¨ªdico (reforma o relectura de la Constituci¨®n) y la justificaci¨®n ret¨®rica (moderada o radical) de su empresa com¨²n.
El m¨¢ximo ¨®rgano directivo de la trilateral, reunido el pasado viernes en Barcelona, acord¨® bajar el diapas¨®n de su propaganda hasta que el calendario electoral programado para los pr¨®ximos meses llegue a su fin. En cualquier caso, la tarea de mediar entre los gobiernos de Madrid y de Vitoria hubiese podido llevar a Pujol al borde de la esquizofrenia: su pol¨ªtica de dobles pactos con el PP, por un lado, y con el PNV y BNG, por otro, est¨¢ movida por objetivos program¨¢ticos acerca de la configuraci¨®n de la estructura estatal espa?ola evidentemente inconciliables. Y el doble juego de alianzas de CiU consolidar¨ªa su car¨¢cter intransitivo si el PNV, socio pol¨ªtico de conveniencia de los populares en el Congreso y hermanado ideol¨®gicamente con los nacionalistas catalanes en el Pacto de Barcelona, confirmase sus acuerdos de Estella con EH (brazo pol¨ªtico de un nacionalismo radical que contin¨²a realizando sus pr¨¢cticas de violencia callejera, extorsiones y amenazas) mediante un pacto de legislatura en el Parlamento de Vitoria.
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