Un veterano guerrero en sus horas bajas

Sus partidarios le seguir¨ªan hasta la muerte; lo mismo que sus rivales. Abdul¨¢ Ocalan, Apo, es, para los primeros, el l¨ªder carism¨¢tico del gran Kurdist¨¢n, y el enemigo p¨²blico n¨²mero uno de Turqu¨ªa para los segundos. Y una pesadilla para todas las canciller¨ªas occidentales. Debilitado en el frente de combate tras el formidable despliegue militar turco en el sureste de Anatolia y la p¨¦rdida de sus bases en el norte de Siria e Irak, Ocalan, que cumplir¨¢ 50 a?os en 1999, empez¨®, sin duda, demasiado tarde su viaje hacia ninguna parte.Desde 1993 ha ofrecido sucesivas treguas unilaterales, que siempre han sido rechazadas por el Gobierno turco. Y cuando las autoridades sirias, bajo la amenaza de guerra de Ankara, se decidieron a expulsarle el pasado mes de octubre hacia un difuso exilio en Mosc¨², el l¨ªder del Partido de los Trabajadores del Kurdist¨¢n (PKK) debi¨® comprender que ¨¦l mismo deb¨ªa ser quien encabezara la ofensiva diplom¨¢tica de la causa kurda ante los pa¨ªses europeos que tradicionalmente han apoyado econ¨®micamente y con armas a Turqu¨ªa.

Orondo, con su poblado bigote negro, Ocalan pasar¨ªa inadvertido en cualquier bazar turco si no fuera por el halo de mesianismo con el que sus seguidores han revestido su leyenda. Nacido en 1949 en la aldea de Omerli, en la provincia turca de Sanliurfa, en la frontera con Siria, Ocalan procede de una familia campesina en la que apenas se hablaba el kurdo. Como tantos otros j¨®venes de su generaci¨®n, se vio envuelto en las luchas pol¨ªticas que conmocionaron a Turqu¨ªa a finales de los a?os setenta, con enfrentamientos entre grupos radicales de la izquierda y bandas paramilitares de extrema derecha, como los temibles Lobos Grises. En su ¨¦poca de estudiante en la Universidad de Ankara, Ocalan fund¨® el PKK en 1978, despu¨¦s de haber sido detenido y encarcelado por actividades pro kurdas. Pero tuvo tiempo de huir de Turqu¨ªa antes de que estallara el golpe de Estado militar de 1980 para exiliarse en Damasco, un tradicional rival del hegemonismo turco en la regi¨®n, y en el valle de la Bekaa, en territorio liban¨¦s controlado por Siria, donde instal¨® su principal base de operaciones y los campos de entrenamiento guerrilleros, a partir de los cuales lanz¨® su ofensiva armada en 1984.

Convoyes enteros con decenas de soldados turcos han sido aniquilados desde entonces en el sureste del pa¨ªs, en una guerra abierta aunque no declarada, en la que el Ej¨¦rcito de Ankara no ha escatimado el uso de artiller¨ªa, carros de combate o las incursiones de aviones.

El v¨ªa crucis de Apo se ha urdido en una compleja telara?a desplegada desde hace cuatro meses en Siria. Un misterio, como casi toda la existencia del l¨ªder kurdo, a¨²n sin desentra?ar. Primero fue expulsado por Damasco ante la amenaza b¨¦lica de Ankara. Tras librarse de un hu¨¦sped inc¨®modo, el Gobierno de Hafez al Asad le envi¨® a Mosc¨², donde la Duma lleg¨® a votar a favor de concederle asilo pol¨ªtico a comienzos del pasado mes de noviembre. Mientras tanto, el Parlamento griego le invitaba a viajar a Atenas. Pero las autoridades rusas decidieron m¨¢s tarde expulsarle tambi¨¦n del pa¨ªs y le embarcaron con destino a Roma con un falso pasaporte turco.

El pasado 12 de noviembre fue detenido en el aeropuerto de la capital italiana bajo la acusaci¨®n de terrorismo que hab¨ªa sido dictada contra ¨¦l por los Gobiernos de Alemania y Turqu¨ªa. Las autoridades italianas, sin embargo, decidieron no extraditarle a Turqu¨ªa, un pa¨ªs donde sigue a¨²n vigente la pena de muerte, y, tras una serie de recursos judiciales, fue finalmente puesto en libertad el 16 de diciembre, ya que Alemania revoc¨® la orden de captura internacional que hab¨ªa dictado contra ¨¦l.

Apo sigue siendo idolatrado por sus seguidores en el Kurdist¨¢n turco, a falta de otro l¨ªder carism¨¢tico en el independentismo. Ahora temen por su vida. "Ya han muerto demasiados kurdos en las prisiones turcas", advirti¨® ayer un portavoz del PKK en el exilio".