Cinismo y pol¨ªtica
Que ser kurdo no es ninguna ganga lo sab¨ªamos desde hace muchos a?os. Que los kurdos se convirtieran en un problema de pol¨ªtica interior espa?ola no pod¨ªamos siquiera imaginarlo hace tan s¨®lo unas semanas. Los nacionalistas vascos provocan y el Gobierno espa?ol responde: eterna canci¨®n.El principal argumento que el Gobierno del PP (y alg¨²n dirigente socialista) ha utilizado para oponerse a que el Parlamento kurdo en el exilio se re¨²na en Vitoria ha sido el perjuicio para los intereses econ¨®micos espa?oles. A nadie puede sorprender un argumento tan torpe en unos tiempos en que los dineros son el ¨²nico criterio de autoridad generalmente aceptado. Tambi¨¦n el Gobierno desliz¨®, m¨¢s o menos vergonzantemente, este mismo argumento cuando empez¨® el caso Pinochet y hasta la fecha no consta que haya tenido coste significativo para la econom¨ªa espa?ola. En realidad, es un argumento que casi siempre es falso, porque los negocios se mueven por la cuenta de resultados y mientras ¨¦sta d¨¦ positivo les tienen sin cuidado los honores nacionales ofendidos. El empe?o en convertir la econom¨ªa en la medida de todas las cosas deber¨ªa tener unos l¨ªmites. El gobernante que cada d¨ªa niega tres veces la pol¨ªtica ante el altar de los dineros acaba poni¨¦ndose en evidencia. Hay problemas que conciernen a las personas, a su dignidad y a sus derechos que no son convertibles en divisas.
Cinismo contra cinismo. El bloque nacionalista vasco est¨¢ laboriosamente entregado a la construcci¨®n de un fantasma colectivo que persuada a la ciudadan¨ªa de que fuera del nacionalismo no hay salvaci¨®n. La repentina preocupaci¨®n por el pueblo kurdo no puede separarse de este proceso. Provocar la reacci¨®n del Gobierno espa?ol era el primer dividendo deseado. No cost¨® conseguirlo. Si practicando la insumisi¨®n a la justicia espa?ola con el caso Josu Ternera se quiere significar la carencia de instituciones propias, la solidaridad con los kurdos permite alimentar la ilusi¨®n de una pol¨ªtica internacional aut¨®noma. Uno se pregunta: ?qu¨¦ es m¨¢s c¨ªnico: denegar el gesto solidario por razones econ¨®micas o utilizar la solidaridad para las propias batallas pol¨ªticas?
El Gobierno espa?ol, decidido a impedir la reuni¨®n de los kurdos por tierra, mar y aire, combina las acciones policiales, v¨ªa Schengen, con las acciones judiciales. Llevando la decisi¨®n del Parlamento vasco al Tribunal Constitucional tengo la impresi¨®n de que Aznar se ha metido en un jard¨ªn. No se puede estar constantemente utilizando la jurisdicci¨®n para resolver problemas pol¨ªticos. ?Un acto netamente pol¨ªtico, es decir, sin contenido administrativo, ha de ser controlado judicialmente? Lo que se tengan que decir Gobierno y nacionalistas vascos que se lo digan directamente -por algo son socios con el PNV- y no metan a la justicia donde no corresponde porque no se consigue nada m¨¢s que desvirtuar el funcionamiento del sistema democr¨¢tico.
El Gobierno se ha sentido herido en los s¨ªmbolos: ?qu¨¦ es el Estado, cuando ha perdido incluso la moneda, si no conserva por lo menos la pol¨ªtica exterior? La defensa de la competencia exclusiva en pol¨ªtica internacional es el argumento utilizado para llevar el conflicto al Constitucional. Dicen los juristas que es sumamente discutible. ?Solidarizarse o tomar posici¨®n en favor de un movimiento pol¨ªtico puede considerarse que forma parte de las relaciones con Estados reconocidos jur¨ªdicamente o de facto que son, en sentido estricto, las que corresponden en exclusiva al Gobierno espa?ol? ?Las movilizaciones del Ayuntamiento de Barcelona en solidaridad con Bosnia, pongamos por caso, romp¨ªan la competencia exclusiva del Gobierno central? El Gobierno ha entrado en la espiral de la provocaci¨®n-reacci¨®n buscada con ah¨ªnco por el bloque nacionalista vasco y no estoy seguro de que saque ventaja alguna del envite.
La detenci¨®n de Ocalan y la movida que los kurdos han organizado por toda Europa complica las cosas. Los gestos de solidaridad con un pueblo atrapado en un laberinto de persecuciones no deben hacer perder de vista las caracter¨ªsticas del movimiento encabezado por Ocalan y la espiral de violencia que ¨¦ste l¨ªder de un partido de ideolog¨ªa totalitaria impuls¨®, aprovechando que los kurdos se encuentran disgregados socialmente y desarticulados pol¨ªticamente. Pero Ocalan ha ido a parar a manos de un Gobierno que tiene vigente la pena de muerte y que dif¨ªcilmente puede garantizar un juicio justo. ?Qu¨¦ explicar¨¢n los Gobiernos europeos si Ocalan es condenado a muerte? ?Dir¨¢n tambi¨¦n que actuaron por razones de inter¨¦s estrictamente econ¨®mico?
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