Sistema electoral XAVIER BRU DE SALA
Empecemos, para ir haciendo boca, enumerando algunas virtudes y defectos del sistema electoral espa?ol, aplicado tal cual a Catalu?a. La lista cerrada, que ha conjurado los peligros de indisciplina en una democracia reciente, es por otra parte muy poco participativa, ya que deja al ciudadano sin m¨¢s opci¨®n que votar por un l¨ªder y su s¨¦quito. La prima al ganador, que busca mayor¨ªas a costa de la proporcionalidad de la representaci¨®n, ha dejado de ser necesaria, incluso resulta una estafa al votante del segundo partido, y no digamos al de los peque?os. La territorialidad, que exige costes muy distintos en votos por diputado seg¨²n la circunscripci¨®n (distorsi¨®n a?adida a la prima al ganador), con el fin de asegurar que todo el territorio est¨¦ representado. Lo peor de todo es la perversi¨®n de la funci¨®n de los parlamentos, convertidos en teatros donde los actores-diputados de la mayor¨ªa ejecutan el gui¨®n escrito por su jefe de filas, el cual, si dispone de la mayor¨ªa, se convierte autom¨¢ticamente en depositario exclusivo de la soberan¨ªa. Al estar los resultados de las votaciones medidos de antemano, el papel de la mayor¨ªa consiste en hacer lo que le d¨¦ la gana a su jefe, y el de la oposici¨®n en decir que no aunque est¨¦ de acuerdo. En estas condiciones, no es extra?o que las c¨¢maras de Estados Unidos sean de permanente actualidad, mientras que nuestros parlamentos s¨®lo consiguen captar la atenci¨®n cuatro o cinco veces por legislatura, cuando se celebran grandes estrenos (que lo mismo podr¨ªan desarrollarse en un plat¨® con cuatro o cinco personajes invitados). Con nuestros mecanismos, no hay nada m¨¢s intrascendente que una sesi¨®n peri¨®dica de control parlamentario. Una reforma del sistema electoral debe contar con objetivos claros y con medidas que los propicien sin que se produzcan estropicios imprevistos. La cuesti¨®n es muy delicada, porque con el mismo sistema pueden cambiar las din¨¢micas, mientras que los vicios arraigados pueden adaptarse a novedades en el sistema. Un buen ejemplo de lo primero est¨¢ en la cohabitaci¨®n francesa, efecto no deseado ni previsto de una constituci¨®n que resulta ahora mucho menos presidencialista de lo que se pens¨®. Al contrario, en nuestro sistema, que no es presidencialista, el presidente, espa?ol o catal¨¢n, dispone de tres engranajes, gobierno, partido y grupo parlamentario, que maneja con plenos poderes. El primer objetivo de una reforma deber¨ªa ser, pues, propiciar un cierto reparto del poder (sin jugarse la estabilidad de los gobiernos). Convendr¨ªa asimismo estimular la participaci¨®n ciudadana dando relieve al voto, incrementar la representatividad y la proporcionalidad, y devolver la soberan¨ªa al Parlament convirtiendo a los actores-diputados en coprotagonistas de la vida pol¨ªtica. A?os atr¨¢s defend¨ª la importaci¨®n del mejor sistema conocido, que es el alem¨¢n. Ahora me reitero, y a?ado, lo m¨¢s eficiente que soy capaz de imaginar es una combinaci¨®n, con variaciones, del alem¨¢n y el norteamericano. La cultura alemana de la coalici¨®n y la norteamericana de la divisi¨®n de poderes tienen en com¨²n evitar lo que m¨¢s nos duele, el ejercicio monopol¨ªstico del poder. Una mitad del Bundestag est¨¢ formada por diputados de peque?a circunscripci¨®n uninominal, a la inglesa. La otra, por listas de partido en grandes ¨¢reas, pero de modo que los segundos en las peque?as circunscripciones m¨¢s importantes -pol¨ªticos, pues, de relieve- suelen obtener el esca?o al estar tambi¨¦n incluidos en la lista de su partido en vez de quedar en la cuneta como en el Reino Unido. Siguiendo el modelo, en Catalu?a podr¨ªan establecerse unas 60 circunscripciones (una, dos o m¨¢s por comarca, seg¨²n su poblaci¨®n) y el resto, hasta los 135 diputados, mediante listas de partido en toda el ¨¢rea de la comunidad (suprimiendo as¨ª la demarcaci¨®n provincial), con atribuci¨®n de los esca?os seg¨²n estricta proporcionalidad. Dos papeletas, pues, por votante, una al diputado de su territorio y otra a la lista del partido que prefiera. ?Habr¨ªa as¨ª mayor presencia de opciones y m¨¢s grupos parlamentarios? Tal vez. Si la sociedad es plural... Las posibles mermas en estabilidad, en el caso que las hubiera, se compensar¨ªan entonces mediante una tercera papeleta, destinada a la elecci¨®n directa del presidente de la Generalitat, con las mismas funciones y atributos de ahora. Se abrir¨ªa as¨ª la posibilidad de la cohabitaci¨®n (a la americana, no a la francesa), el Parlament ser¨ªa clave, la negociaci¨®n entre el ejecutivo y el legislativo sustituir¨ªa a la imposici¨®n actual y no disminuir¨ªan las posibilidades de agotar las legislaturas. Si algunos proponen, en el mismo sentido, que en las elecciones municipales se vote al alcalde por separado, no veo por qu¨¦ no podr¨ªa hacerse lo propio con los presidentes auton¨®micos (incluso con el presidente del Gobierno, ya que el sistema ser¨ªa exportable). Una papeleta de m¨¢s pondr¨ªa en claro la situaci¨®n de los l¨ªderes de las instituciones, pero les rebajar¨ªa el rango actual de dictadorzuelos elegidos en las urnas. ?Pretende Catalu?a volver a ser una avanzada de Espa?a o prefiere continuar a remolque? Ya supongo que la idea va a contar con un nivel de receptividad cero. Los pol¨ªticos van a lo suyo, que es el inmovilismo. Pero no me negar¨¢n que ser¨ªa pr¨¢ctico asumir los inevitables liderazgos limitando al m¨¢ximo sus p¨¦simos efectos secundarios.
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