Un cristal en el men¨²
S¨¢bado 6 de febrero, por la noche. Acud¨ª con mi novia al establecimiento de un restaurante en la Gran V¨ªa. Nos indic¨® el camarero que hab¨ªa dos tipos de buf¨¦s (fr¨ªo y caliente) y que no se pod¨ªan compartir en el men¨². Yo me ped¨ª un plato caliente, y mi novia, ensalada. El problema surgi¨® cuando a m¨ª se me ocurri¨® probar lo que hab¨ªa en el plato de mi novia... No tard¨® en aparecer el camarero, como un vigilante al estilo m¨¢s cutre imaginable, para decirme que no pod¨ªamos compartir la comida. Yo creo que hay un abismo entre abusar del buf¨¦ del restaurante para que dos coman por uno (cosa que en ning¨²n caso se dio) y el hecho de probar lo que tu compa?era de mesa est¨¢ comiendo.Nos sentimos ultrajados y realmente la buena fama de aquel lugar se comenzaba a venir abajo..., pero queda m¨¢s, mucho m¨¢s... Casi terminando el plato, mi novia mordi¨® un trozo de cristal del tama?o de una canica que estaba dentro de la comida. Acto seguido ped¨ª el libro de reclamaciones, y aqu¨ª comenzaron para ellos las preocupaciones.
Apareci¨® la encargada y me dijo que, por favor, perdon¨¢semos al camarero y que le diese el trozo de cristal, lo cual hice; tambi¨¦n le dije que yo no pod¨ªa estar comiendo sabiendo que alguien me est¨¢ vigilando y que un lugar que se precie de tratar bien a sus clientes siempre tiene que presuponer la buena fe de ¨¦stos. Al rato volvi¨® el camarero, que, lejos de disculparse, sigui¨® diciendo que hab¨ªa unas normas y que hab¨ªa que cumplirlas en un tono como si estuvi¨¦semos en un lugar especial...
Su insolencia sigui¨® creciendo y fue borde hasta para informarnos sobre los postres, debido a lo cual nos termin¨® atendiendo la encargada y nos dijo que est¨¢bamos invitados a la cena (y al cristal, supongo): 5.250 pesetas fue el precio de una negligencia sanitaria gigantesca, de un trato penoso al cliente y de una situaci¨®n denigrante en todos los sentidos. Pod¨ªamos haberlos denunciado formalmente, pero no creo que valga de mucho. Espero que al menos esta carta sirva para advertir de que hay sitios en los que "el cliente nunca tiene la raz¨®n".-
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