El Madrid entra en barrena
El Athletic se aprovecha de la grave crisis blanca para llevarse la victoria de Chamart¨ªn
Crisis total en el Madrid, que vuelve a una situaci¨®n desesperada tras su derrota frente al Athletic. En un partido deficiente en todos los aspectos, el Athletic se dedic¨® a escarbar en el fr¨¢gil sistema nervioso de su rival y en sus abundantes errores. Porque el Madrid se desempe?¨® con una apat¨ªa sorprendente, fatigado por el partido de El Sardinero y expuesto a todo tipo de carencias. La primera de todas, la m¨¢s extra?a: su debilidad en el juego de ataque. El p¨²blico, que no aguanta m¨¢s la situaci¨®n actual, esper¨® al fenomenal gol de Ezquerro para dictar sentencia contra Hiddink., que se encuentra en una posici¨®n desesperada.Durante toda la temporada , el Madrid ha sido un equipo descompensado, con un dibujo extra?o, donde Panucci ocupaba toda la banda derecha, donde Ra¨²l transitaba por todas las posiciones, donde la posici¨®n de medio centro hab¨ªa quedado mal definida tras la lesi¨®n de Redondo. Sin embargo, hab¨ªa sido un equipo con una pegada considerable, a cambio de ceder innumerables goles. Cada partido del Madrid era una rifa. Resultaba dif¨ªcil explicar su juego, por heterodoxo y sorprendente. Sus abundantes deficiencias se pretend¨ªan contrarrestar con una invasi¨®n de jugadores de ataque, muy capaces, por cierto, de saltar la banda en cualquier acci¨®n.
REAL MADRID 0-ATHLETIC 1
Real Madrid: Illgner; Panucci, Hierro, Karanka, Roberto Carlos; Karembeu (Jarni, m.74), Sanchis, Seedorf, Guti; Ra¨²l y Savio.Athletic: I.Etxeberria; Larrainzar, Alkorta, Ferreira, Larraz¨¢bal; Carlos Garc¨ªa, Felipe; J.Etxeberria, Guerrero (Alkiza, m.70), Ezquerro (Javi Gonz¨¢lez, m.74); y Urzaiz (Lasa, m.83). Goles: 0-1. M. 73. Ezquerro le roba la pelota a Panucci en la banda izquierda, va recortando hacia el centro y conecta un fuerte derechazo que se cuela por la escuadra derecha de Illgner. ?rbitro: Andradas Asurmendi. Mostr¨® tarjeta amarilla a Larraz¨¢bal, Felipe, Seedorf, Alkorta, I. Etxeberria y Fernando Hierro. 85.000 espectadores en el Santiago Bernab¨¦u.
Frente al Athletic, el pronunciamento fue radicalemente contrario. En beneficio del sistema defensivo se alinearon Karembeu como interior derecha y Sanchis como medio tap¨®n. Como la querencia de ambos es estrictamente defensiva, el Madrid se encontr¨® con un sistema de seguridad bastante solvente y un juego de ataque absolutamente ineficaz, condenado a las ocurrencias de Ra¨²l, Savio y Guti. Sus posibilidades de ¨¦xito resultaban escasas. Primero porque el Athletic mont¨® un poderoso aparato defensivo, fortalecido por el estilo de juego del equipo: el pelotazo constante. Eso significa que los defensas jam¨¢s se desordenan, s¨®lo preocupados de los marcajes y de mandar lejos la pelota. Ni tan siquiera en este aspecto est¨¢n muy exigidos. El primer pateador del Athletic es Imanol Etxeberria. Y el ¨²nico receptor, Urzaiz, que en Chamartin gan¨® casi todos los duelos a¨¦reos a Hierro. Pero este tipo de juego convierte a los dem¨¢s delanteros en jornaleros, sometidos al deber de acudir a los rechaces y atender a las numerosas obligaciones laborales que les exige su entrenador. Y entre todos, nadie disfruta menos del f¨²tbol que Guerrero, metido en una din¨¢mica terrible para sus condiciones. El hombre corre, traba, acude en auxilio de los centrocampistas. Pide, en definitiva, la aprobaci¨®n de Luis Fern¨¢ndez, que no se la concede. De nuevo, sali¨® sustituido, convertido en un jugador sin relieve. Una pena.
A pesar del car¨¢cter primario de su juego, el Athletic manej¨® los resortes del partido. Apenas recibi¨® ocasiones, desactiv¨® sin demasiados problemas el juego de ataque del Madrid y termin¨® por aprovecharse del ataque de nervios que sufri¨® el equipo de Hiddink. Eso sucedi¨® bien entrada la segunda parte, en un remate espectacular de Ezquerro que entr¨® por la escuadra. La gente, que andaba con la mosca, abri¨® el turno de reproches. Sac¨® pa?uelos, abronc¨® a los suyos y la emprendi¨® con Hiddink, que parece condenado.
La pobreza del Madrid fue escandalosa. No encontr¨® ning¨²n recurso para superar al Athletic, que se limit¨® a seguir su f¨¦rreo gui¨®n. Los problemas del Madrid comenzaron por su falta de vitalidad. Pareci¨® un equipo fatigado, sin agilidad, preso de un entreguismo insospechado. En ning¨²n momento se produjo una rebeli¨®n contra un partido que no le conven¨ªa. Y a medida que el encuentro se le complicaba, la dejaci¨®n se hizo m¨¢s sorprendente. Lo ¨²nico potable naci¨® de Guti en el arranque de la noche. Por un momento pareci¨® el jugador que triunf¨® en El Sardinero. Sus primeras incursiones desestabilizaron a la defensa del Athletic, pero muy pronto Guti se meti¨® en la din¨¢mica general. Cometi¨® adem¨¢s un error de interpretaci¨®n. Puesto que la fortuna del Madrid depend¨ªa de alguna haza?a de Ra¨²l y Savio, Guti debi¨® desprenderse con m¨¢s frecuencia de un centro del campo donde todos interpretaron el papel defensivo. Sanchis y Karembeu por su naturaleza. Seedorf por razones desconocidas. Da la impresi¨®n de que Seedorf no se ajusta a una l¨ªnea previsible. Cuando juega de medio centro abandona su posici¨®n con una ligereza a veces insensata. Pero ahora dispone de Sanchis de flotador y no sale de la media ni a tiros. Cosas de los futbolistas.
El Athletic se encontr¨® finalmente con un tr¨¢mite m¨¢s sencillo de lo previsto. Con un juego simpl¨®n, pero con m¨¢s deseo de batallar el partido, termin¨® por debilitar el sistema nervioso del Madrid, que se qued¨® fuera de onda durante todo el segundo tiempo. El encuentro iba para el empate a cero, o para alguna acci¨®n sorprendente en un duelo donde todo resultaba previsible. Ocurri¨® en el remate de Ezquerro, y pudo suceder en un espl¨¦ndido cabezazo de Urzaiz, desbaratado por una intervenci¨®n espectacular de Illgner. Fueron los dos ¨²nicos momentos destacables del Athletic. El Madrid s¨®lo tuvo una ocasi¨®n, un remate cruzado de Guti que se escap¨® a un metro del palo. Pocas veces la producci¨®n madridista ha sido tan escasa. Y pocas veces el Athletic ha necesitado menos para sacar una victoria de Chamart¨ªn.
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