Una denuncia por acoso sexual sigue en diligencias previas en Sevilla tras 20 meses
Movilizarse contra el supuesto acoso y agresi¨®n sexual de su jefe est¨¢ resultando para una ATS sevillana una batalla interminable. Presentada la denuncia ante un juzgado en mayo de 1997, la demandante no ha conseguido que la juez, Mar¨ªa Auxiliadora Ech¨¢varri, la misma que instruy¨® el caso Arny, la haya siquiera recibido. Las diligencias previas contin¨²an mientras que la demandante, de baja por depresi¨®n y ansiedad, se ve obligada a tramitar la invalidez por cumplimiento del plazo legal establecido para ello.
El calvario de la ATS sevillana, de 42 a?os de edad, comenz¨® hace cinco a?os, cuando su jefe, un m¨¦dico de la sanidad p¨²blica, empez¨® a requerir sus favores sexuales, seg¨²n ha denunciado esta mujer madre de dos hijos. El supuesto acoso se redobl¨® a principios de 1996 y la demanda se present¨® ante el juzgado de instrucci¨®n n¨²mero 13 de Sevilla en mayo de 1997, despu¨¦s de que, seg¨²n la denuncia, el jefe de la denunciante la agrediera sexualmente, acorral¨¢ndola un par de veces y llegando a tocar sus ¨®rganos genitales. Hasta aqu¨ª ser¨ªa una denuncia m¨¢s si no fuera porque las diligencias previas ni siquiera se han concluido. La juez Mar¨ªa Auxiliadora Ech¨¢varri sobresey¨® el caso unos meses m¨¢s tarde -en noviembre de 1997-, si bien lo reabri¨® al recibir el recurso de la demandante. ?sta se quej¨®, en enero de 1998, ante el decano jefe de Sevilla del hecho de que la juez a¨²n no la hubiera recibido, un extremo que la magistrada reconoce en un escrito, alegando que la denuncia era lo suficientemente extensa y pormenorizada como para no tener que someter a la denunciante al trago de "reiterar y revivir los hechos" relatados. No obstante, la juez a?ade que se han "observado todos los principios constitucionales y normas procedimentales". Pruebas extra?as Para la abogada de la denunciante, Aurora Le¨®n, es extremadamente raro que una juez archive primero un caso de denuncia sexual y luego lo reabra sin haber visto siquiera la cara de la supuesta v¨ªctima. "En un delito de este tipo la declaraci¨®n de la denunciante es fundamental", alega la abogada. Pero para esta letrada, es m¨¢s extra?o todav¨ªa el hecho de que el fiscal haya pedido ahora un examen psicol¨®gico del imputado. "Esto es grave desde el punto de vista penal", explica Le¨®n. "Es normal que la defensa pida este tipo de pruebas para acogerse a eximentes y atenuantes, pero no que lo haga el fiscal. El imputado tiene derecho a no declarar contra s¨ª mismo y, adem¨¢s, ?si no tiene instintos agresivos se le va a eximir del presunto delito?", se pregunta la abogada. La misma psic¨®loga que deber¨¢ practicar esta prueba fue la que ha confirmado el lamentable estado an¨ªmico de esta ATS desde que sufre el supuesto acoso sexual. La depresi¨®n, la ansiedad y la baja autoestima han dejado a la demandante, seg¨²n palabras de su marido, "totalmente bloqueada". "Si el proceso terminara, al menos podr¨ªamos acabar esta pesadilla, pues todos los informes dicen que eso favorecer¨ªa su restablecimiento", explica el marido, "pero, as¨ª, ella tiene la sensaci¨®n de que nadie la cree, de que es culpable en vez de v¨ªctima. No se encuentra en situaci¨®n de trabajar, ni siquiera en otro puesto de trabajo en el que este hombre no est¨¦". En el juzgado preguntaron sobre qu¨¦ asunto se requer¨ªa informaci¨®n y, despu¨¦s, aseguraron que para obtenerla es necesario pedir audiencia, personalmente, al agente judicial.
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