Palabras como piedras
Estos d¨ªas atr¨¢s se ha hablado mucho de ese cartel aparecido en el Pa¨ªs Vasco con la fotograf¨ªa de un ni?o que era tachado de analfabeto por estudiar en castellano. No me detendr¨¦ en la contradicci¨®n abso1uta que constituye semejante declaraci¨®n. Lo que me interesa es el uso de 1as palabras y la funci¨®n del lenguaje y de las lenguas, de todas las lenguas, entre las que se incluye el vascuence (digo vascuence porque estoy escribiendo en castellano; si escribiese en euskera dir¨ªa euskera, puntualizo de cara a los enfermos de persecuci¨®n).Que 1as palabras tengan un significado es consustancial a ellas. Gracias a las palabras se puede no s¨®lo nombrar, sino tambi¨¦n calificar algo. Lo que ser¨ªa terrible es que 1as palabras perdieran sus significados, o los cambiaran por sus contrarios; nos encontrar¨ªamos en medio de un verdadero galimat¨ªas en el que el primer da?ado es el que habla, ya gue se supone que lo que desea es expresarse. Si alguien decidiera llamar manzanas a los autom¨®viles, el resultado ser¨ªa un caos, porque dejar¨ªa de entenderse con los dem¨¢s. Todo esto es evidente, ya lo s¨¦, pero interesa recordarlo.
Existe, adem¨¢s, un empleo inadecuado de las palabras que conduce a efectos igualmente perversos. El empleo adecuado de las palabras exige un grado de formaci¨®n determinado, por debajo del cual la expresi¨®n ser¨¢ deficiente y por encima del cual la expresi¨®n se enriquece. Hablar bien no es s¨®lo un signo de formaci¨®n, de estudio, sino un bien fundamental que est¨¢ directamente relacionado con el desarrollo de la inteligencia.
En el Alicia de Lewis Carroll 1lega un momento en la discusi¨®n entre Alicia y Zanco Panco en que ¨¦ste dice desde?osamente: "Cuando yo uso una palabra quiere decir lo que yo quiero que diga", a lo que responde Alicia: "La cuesti¨®n es si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes". Y tal cuesti¨®n la zanja Zanco Panco con la famosa frase: "La cuesti¨®n es saber qui¨¦n es el que manda". El resultado ya lo conocen ustedes: Zanco Panco cierra los ojos y se queda callado, ignorando a Alicia. Y Alicia se aleja pensando que es el tipo m¨¢s insoportable que ha conocido; y se repite esta palabra, insoportable, porque le consuela mucho pronunciar una palabra tan larga.
Aparte otras interpretaciones, es el encuentro entre una ni?a muy despierta y un huevo autoritario. Zanco Panco se encierra con las palabras, Alicia no. Y atr¨¢s queda un est¨¦ril Zanco Panco mientras Alicia contin¨²a intern¨¢ndose en el mundo. Con el primero las palabras pierden su funci¨®n, con la segunda funcionan; en el primero no hay comunicaci¨®n, en la segunda desde luego que la hay. ?Cu¨¢l es la diferencia entre ambos, adem¨¢s de su distinto modo de entender el sentido del uso de las palabras? El sentido de su curiosidad. Alicia es curiosa en general; Zanco Panco carece de todo inter¨¦s por cualquiera que no sea ¨¦l mismo. Por eso le basta lo que para ¨¦l significan sus palabras, porque en el fondo no aspira a entenderse con nadie sino, en todo caso, a imponerse a alguien; siempre y cuando, adem¨¢s, ese alguien acierte a pasar ante ¨¦l. Si no, ni eso. Pero, al menos, Zanco Panco juega y hace versos.
El que ni siquiera juega, bruto como ¨¦l solo, es el que ha escrito o inspirado ese pasqu¨ªn callejero. Recuerdo otra frase, una pintada trocha en un muro de un pueblo vizca¨ªno hace unos cuantos a?os. Era una ¨¦poca en que el ambiente general era m¨¢s enrarecido y oprimente que ahora, pero, en cambio, no hab¨ªa nacido el "terrorismo de baja intensidad" (otro interesante uso de las palabras, por cierto). En fin, la frase dec¨ªa -y huelga todo comentario-: "Ecolog¨ªa o muerte".
Hay gente que utiliza las palabras como el que tira piedras a los dem¨¢s. ?Por qu¨¦ no utilizar¨¢n las piedras como piedras y las palabras como palabras? Malo es liarse a pedradas con alguien simplemente porque no habla tu idioma, pero tirarle las palabras de tu lengua, la que te permite hablar, es decir, entenderte, para intentar descalabrarle, es una sinraz¨®n. Cuando uno ya no respeta el significado de sus propias palabras se est¨¢ negando a s¨ª mismo. ?A d¨®nde conduce semejante disparate?
Babelia
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