"Los desaparecidos son v¨ªctimas y no queremos que se olvide que aqu¨ª los hay"
Hasta hace unos pocos meses, los padres del etarra Eduardo Moreno Bergareche, Pertur, desaparecido en el sur de Francia hace casi 23 a?os, a manos supuestamente de sus compa?eros de ETA, han estado sumidos en el dolor y la frustraci¨®n por el fracaso de la ¨²ltima pesquisa realizada en Francia para descubrir los restos de su hijo. La apertura de una tumba en el cementerio de Biriatou, inducida por una confidencia que se hizo llegar simult¨¢neamente a la familia y al abogado Juan Mar¨ªa Bandr¨¦s, termin¨® sin resultados, al no hallarse en ella, pese a lo que se esperaba, el cad¨¢ver de Pertur. Todav¨ªa esperan una explicaci¨®n oficial sobre lo que ocurri¨®.Las autoridades francesas nunca les hicieron llegar un informe sobre la investigaci¨®n de aquel episodio. Superado aquel duro momento y espoleados por las expectativas y el clima abiertos por la tregua de ETA, los Moreno Bergareche no quieren dejarse olvidar como v¨ªctimas que se consideran del terrorismo, por m¨¢s que su caso revista unas caracter¨ªsticas distintas a las de la generalidad de los afectados por la violencia. "Comprendo que nuestro caso es diferente, pero somos v¨ªctimas, de eso no hay duda. En Argentina y en Chile han considerado v¨ªctimas a los desaparecidos y queremos recordar que aqu¨ª tambi¨¦n los hay", dice Marta Bergareche.
En diciembre la familia dio el paso de adherirse al Colectivo de V¨ªctimas del Terrorismo del Pa¨ªs Vasco constituido el mes anterior y que cuenta ya con casi 400 asociados. En sinton¨ªa, la madre de Pertur espera entrevistarse pronto con el ministro del Interior, Jaime Mayor, que ha abierto una ronda de contactos con las v¨ªctimas del terrorismo.
Pregunta. ?Por qu¨¦ decidieron dar ese paso en este momento?
Respuesta. Hasta ahora no hab¨ªa un grupo como ¨¦ste en el Pa¨ªs Vasco, que acogiera a las v¨ªctimas de todos los lados y trabaje con el esp¨ªritu magn¨ªfico y abierto con que lo hace este colectivo. Lo hicimos por solidaridad con todos los dem¨¢s y por la sensaci¨®n de que, con la tregua de ETA, pareci¨® que las v¨ªctimas pasaban a ser algo inc¨®modo, inoportuno, para los pol¨ªticos. Y eso no puede ser. No puede ser una paz que deje las heridas sin cerrar. Ahora parece que los pol¨ªticos han cambiado un poco esa postura. En nuestro caso, adem¨¢s, no queremos que se nos olvide, que el caso de nuestro hijo, por sus caracter¨ªsticas especiales, al ser un desaparecido y no haber un cad¨¢ver, caiga en el olvido.
P. ?Qu¨¦ desean ustedes, en el caso concreto de su hijo?
R. Que no den por cerrado el caso. Que se investigue, aqu¨ª y en Francia, y no creo que se est¨¦ haciendo. Por ejemplo, hace casi dos a?os que trajeron a Espa?a a Etxebeste [Antxon, el ex dirigente de ETA], una de las personas que al parecer podr¨ªa saber algo sobre mi hijo, y no sabemos ni siquiera si le han preguntado, si le han interrogado sobre el tema. Adem¨¢s, lo que ocurri¨® hace a?o y medio, con la apertura de la tumba de Biriatou, empez¨® y termin¨® de un modo que no aceptamos ni damos por zanjado. Se nos debe una explicaci¨®n que no se nos ha dado.
P. ?Cu¨¢les son sus reproches sobre aquel asunto? ?Creen que les indujeron a seguir una pista falsa por alg¨²n motivo oculto?
R. No sabemos qu¨¦ creer. El hecho es que aquello no lo buscamos nosotros, sino que nos buscaron, vinieron a nosotros personas que ten¨ªan que saber, porque estaban en condiciones de poder saber, si nos estaban transmitiendo una informaci¨®n fiable o no; personas con capacidad de ver si hab¨ªa una base clara, de haber comprobado aquello, antes de inducirnos a presionar a las autoridades francesas para abrir aquella tumba y encima hacerlo de aquel modo tan p¨²blico. Nosotros quisimos que fuera secreto y en total discreci¨®n y la informaci¨®n se hizo llegar a un periodista. No comprendemos por qu¨¦ actu¨® as¨ª una persona que estaba capacitada y en condiciones de asegurarse bien antes de provocar todo aquello. Se nos hicieron albergar unas ilusiones como nunca tuvimos en todos los a?os anteriores. Fue muy doloroso. Much¨ªsimo. Nos cost¨® meses superar aquello.
P. ?No renuncian, pues, a saber qu¨¦ pas¨® con su hijo?
R. No quisi¨¦ramos renunciar. Y menos en la situaci¨®n actual. Si se quiere dar carpetazo a una historia, es el momento de aclarar todas las cosas. Quienes hicieron desaparecer a nuestro hijo saben que el delito en Espa?a estar¨ªa amnistiado. Por tanto, no es el miedo a las consecuencias lo que mantiene en silencio a las personas que saben. Es otra cosa: quiz¨¢ es lo que dec¨ªa sobre las v¨ªctimas en general, que resulta inc¨®modo, inoportuno, airear cosas viejas. En el caso de Eduardo, y sobre todo si fueron sus propios compa?eros quienes lo mataron, entiendo que les resulte doblemente inc¨®modo, pero precisamente ¨¦ste es el momento.
P. ?De qui¨¦n se consideran ustedes v¨ªctimas finalmente?
R. M¨¢s bien de ETA. No es que descartemos del todo otras posibilidades, pero por todo lo que llegamos a saber en los primeros a?os tras la desaparici¨®n de Eduardo, m¨¢s bien parece que efectivamente fueron sus ex compa?eros.
P. ?Qu¨¦ pedir¨ªan a los responsables de aquello?
R. Que nos digan donde est¨¢, que nos cuenten qu¨¦ fue de ¨¦l. Aunque s¨®lo sea, que nos dieran una pista para poder recuperar sus restos y enterrarlos. Mi marido y yo vamos cumpliendo a?os, han pasado casi 23, tenemos ya 77 ¨¦l y 73 yo, y es inevitable pensar con mucho dolor que quiz¨¢ nos tengamos que ir con la pena de no haber recuperado siquiera su cad¨¢ver. Hacerlo nos dar¨ªa mucha paz.
P. ?Tienen ustedes esperanzas de que eso ocurra?
R. Despu¨¦s de tantos a?os, cada vez menos, pero en este momento quiz¨¢ sea posible que alguien se ablande, que alguien ponga un poco de buena voluntad. No buscamos el castigo de los responsables. S¨®lo queremos encontrarle.
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