Reeditado "Los topos", un libro sobre perseguidos de la posguerra
Escondidos en agujeros que ellos mismos hab¨ªan construido, en desvanes abandonados, en falsos fondos de armarios o en casas en ruinas, cientos de personas se escondieron en la posguerra de la furia de sus perseguidores. Conocidos como topos, estas gentes pusieron de relieve, seg¨²n Jes¨²s Torbado, tanto los l¨ªmites de la resistencia humana como la terrible fuerza de la venganza. Cuando est¨¢ a punto de cumplirse el 60? aniversario del final de la guerra civil, EL PA?S-Aguilar ha reeditado Los topos, publicado en 1977 y del que son autores Torbado y Manuel Leguineche. El libro marc¨® toda una ¨¦poca y fue resultado de una tarea que "cost¨® mucho esfuerzo y mucho dinero", seg¨²n relat¨® Torbado.Los protagonistas del libro, en total una veintena de hombres, estuvieron encerrados en periodos que iban de los 20 a los 38 a?os, y fueron alimentados por familiares o por amigos en condiciones de absoluta clandestinidad. El periodista Javier Rioyo se?al¨® ayer, al presentar la reedici¨®n, que Los topos es "el relato de los miedos y de las terribles dos Espa?as", y destac¨® la aportaci¨®n del libro a la historia reciente de este pa¨ªs.
Eustaquio de Vega, que vivi¨® toda su juventud mientras su padre estaba escondido, coment¨® ayer: "En los primeros tiempos, no sab¨ªamos d¨®nde estaba". Este hijo de topo record¨® las persecuciones que sufr¨ªan los hijos de los llamados rojos durante los a?os de la posguerra. Los entonces j¨®venes periodistas Jes¨²s Torbado (Le¨®n, 1943) y Manuel Leguineche (Vizcaya, 1941) recorrieron Espa?a durante siete a?os en busca de historias de topos.
Algunos de estos hombres, que permanecieron literalmente enterrados en vida, no abandonaron sus refugios hasta que en 1969 la dictadura franquista promulg¨® un decreto por el que prescrib¨ªan todos los presuntos delitos cometidos antes del 1 de abril de 1939, fecha en la que termin¨® la guerra civil. Jes¨²s Torbado, que compareci¨® solo en la presentaci¨®n del libro por la ausencia de Manuel Leguineche, manifest¨® su casi total seguridad de que todos los protagonistas de historias de topos han fallecido ya.
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