El Madrid se impone en un tr¨¢mite
La afici¨®n da la espalda a un partido que cierra una era
Mijatovic dio un poco de lustre a un partido irrelevante. Su tiro libre entr¨® por la escuadra y dio la victoria al Madrid, que pasa a las semifinales de Copa. Para Hiddink, el encuentro no signific¨® otra cosa que su probable despedida. Un final casi silencioso en medio del estruendo que se oye en el Madrid, ante la perplejidad de sus aficionados, que no entienden casi nada de lo sucede a su alrededor.En medio de una crisis que ha adquirido ribetes esperp¨¦nticos, el Madrid disput¨® un partido que no interes¨® a nadie. Chamart¨ªn estaba vac¨ªo, probablemente por el desolador efecto que han causado los ¨²ltimos acontecimientos en los aficionados, fatigados por la din¨¢mica que sigue el club en las ¨²ltimas semanas. Al mal juego se sucedieron los decepcionantes resultados, y a estos la infantil actitud de los futbolistas, y despu¨¦s las urgencias, la p¨¦sima tramitaci¨®n de la crisis, la tragic¨®mica negociaci¨®n con Capello, y ahora la situaci¨®n de interinidad que tiene descolocado a todo el madridismo. Demasiadas pel¨ªculas estragantes para una hinchada perpleja.
REAL MADRID 1-RACING 0
Real Madrid: Illgner; Panucci, Hierro (Iv¨¢n Campo, m.46), Karanka, Roberto Carlos; Karembeu, Jaime, Guti, Jarni (Rojas, m.67); Mijatovic y Savio.Racing: Marcos; Mellberg, Merino, Neru; Tais (Pablo, m.66), Vivar Dorado, Shustikov, Geli, Sietes; Preciado (Salva, m.83) y Bestchasnykh (Magallanes, m.66). Gol: 1-0, m.74: Mijatovic. ?rbitro: Fern¨¢ndez Mar¨ªn (Comit¨¦ Valenciano). Mostr¨® tarjeta amarilla a Jarni (m.41), Neru (m.55) y Guti (m.77). Partido de vuelta de los cuartos de final de la Copa del Rey, disputado en el estadio Santiago Bernab¨¦u ante unos 4.000 espectadores.
En el banco se sent¨® Hiddink, en estado de rigor mortis. La actuaci¨®n del club con el t¨¦cnico holand¨¦s ha tenido un punto insospechado de crueldad, porque en esta crisis no se puede hablar de falta de tacto. Todo ha resultado tan evidente, tan descarnado, que la figura de Hiddink mueve a compasi¨®n. Sin embargo, en la complaciente actitud del entrenador se ha observado una pat¨¦tica falta de car¨¢cter. En ning¨²n momento ha dado signos de rebeld¨ªa, de incomodidad con toda la gente que le colocado en una posici¨®n francamente desairada. En este sentido, Hiddink tampoco ha estado a la altura de los acontecimientos. Qu¨¦ d¨ªficil es encontrar a un personaje de una pieza en todo este episodio lamentable.
A veces las circunstancias contribuyen a acentuar todos los rasgos insensatos del f¨²tbol. En medio del ca¨®tico clima que vive el Madrid, s¨®lo faltaba un partido como ¨¦ste, convertido en una mala pachanga para los dos equipos y para los escasos fieles que se atrevieron a acudir al Bernab¨¦u. Entraron al estadio sin fe, en silencio, sin ganas de expresar su disgusto por la situaci¨®n que vive el equipo. El estado de resignaci¨®n s¨®lo se rompi¨® para silbar a Panucci y Karembeu y para levantar algunos pa?uelos en el descanso. No se sab¨ªa contra quien, quiz¨¢ porque la hinchada tambi¨¦n est¨¢ presa de la desorientaci¨®n.
El encuentro deriv¨® muy pronto hacia un pesado tr¨¢mtie. Ni el Madrid ni el Racing se sent¨ªan en condiciones de disfrutar de la noche. El Racing porque se sab¨ªa eliminado; el Madrid porque no est¨¢ para nada. Los ¨²nicos que parecieron algo interesados por el partido fueron Savio y Guti, protagonistas del partido de El Sardinero. Entre los dos cocinaron todas las oportunidades del Madrid en el primer tiempo. Generalmente se trataba de un incursi¨®n de Savio por el ala izquierda, con un desborde y un pase atr¨¢s. El receptor no era otro que Guti, cuyas incorporaciones inevitablemente sorprend¨ªan a la defensa del R¨¢cing.
A pesar de su protagonismo, Guti no consigui¨® embocar ninguno de sus numerosos remates, algunos sencillos en apariencia. Probablemente se vio afectado por la falta de tensi¨®n que se observ¨® durante todo el partido. Todo result¨® blandote y descosido, como estaba previsto. S¨®lo en el segundo tiempo se elev¨® el grado competitivo de algunos jugadores, especialmente de Mijatovic, que tuvo alg¨²n conflicto con los defensas adversarios. Por lo visto, le subi¨® el nivel de adrenalina y se meti¨® en el partido.
Despu¨¦s de un aburrido ida y vuelta, el encuentro se resolvi¨® en un tiro libre transformado por Mijatovic. El bal¨®n entr¨® por la escuadra con una violencia poco acorde con el tono amigable del duelo. Fue una manera meritoria de terminar un partido que probablemente pondr¨¢ fin a los d¨ªas de Hiddink en el Madrid. Otro entrenador que pasa por la trituradora.
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