La polic¨ªa francesa da plant¨®n a Manolo Saiz
La comparecencia francesa de Manolo Saiz concluy¨® antes de lo esperado y en un lugar imprevisto. Convocado como testigo a las 10.00 en Burdeos por la polic¨ªa judicial que a las ¨®rdenes del juez de Lille Patrick Keil investiga el caso Festina, el director del ONCE se present¨® puntual a la cita para encontrarse con que no le esperaba nadie: Romuald Muller, el polic¨ªa que le cit¨®, no hab¨ªa acudido a la comisar¨ªa. Saiz termin¨® en el consulado espa?ol, donde el c¨®nsul certific¨® su presencia, ya que ning¨²n funcionario de la comisar¨ªa bordelesa se prest¨® a ello.
El primer sorprendido de la visita matinal de Manolo Saiz y sus abogados, Carlos Bueren y Alberto Rodr¨ªguez, fue el polic¨ªa que atend¨ªa la recepci¨®n del hotel de police de Burdeos. Balbuce¨®, consult¨® listines telef¨®nicos, hizo llamadas fallidas, solicit¨® carnets de identidad y m¨¢s papeles hasta que, pasados 10 minutos, respir¨® sonriente. "El comisario Muller est¨¢ localizado, ahora se presentar¨¢". Diez minutos m¨¢s de espera.Saiz aprovecha para leer algunas placas que adornan la sala, placas que recuerdan que el edificio antes que comisar¨ªa fue una residencia de sordomudos construida en 1862, en tiempos de Napole¨®n III, bajo el impulso del abate Ep¨¦e, el inventor del lenguaje gestual. No sab¨ªa el director del ONCE que poco despu¨¦s iba a tener un di¨¢logo de besugos. Quien se presenta en la entrada es un joven rubio y alto. "?Monsieur Saiz? La cita ha sido aplazada", le dice en franc¨¦s. "?C¨®mo?", respuesta at¨®nita. Comienzo del di¨¢logo en que el rubio, que se present¨® despu¨¦s como comisario Lavaud, hizo de sordo y de mudo. "Yo no s¨¦ nada", dijo. "Me ha llamado el comisario Muller y me ha dicho que les diera el n¨²mero de su m¨®vil [lo que hace efectivo: anotado en rojo en un trozo de papel], que ¨¦l les aclarar¨ªa las circustancias. No me ha dicho una nueva fecha de convocatoria". Sin embargo, el joven rubio tambi¨¦n es ingenuo y deja escapar un dato delator: "Lo que no entiendo es por qu¨¦ han venido. Muller ya me coment¨® la semana pasada que no pensaba venir, que se quedaba en Roubaix. ?Es que no les advirti¨® de la anulaci¨®n?". "Evidentemente, no. Si no, no nos habr¨ªamos presentado", le responden los abogados.
Una sonrisa maquiav¨¦lica les recorre el rostro. La no comparecencia del convocante es una noticia estupenda en cierta forma. "Seguro que pensaba que no iba a venir y se ha quedado en la cama", dice Saiz. "Ahora a ver qui¨¦n dice que yo no me atrev¨ªa a venir a Francia", a?ade, recordando algunos titulares de la prensa francesa que rese?aban su no asistencia a una citaci¨®n irregular del 2 de febrero.
Pero Bueren no est¨¢ para valoraciones. Inmediatamente pide a Lavaud que le expida un certificado de que Manolo S¨¢iz se ha presentado puntual a la cita. "No, no, eso es imposible", le responde. "Yo no s¨¦ nada. Esta diligencia es de la polic¨ªa de Lille y yo no quiero saber nada. Pero yo creo que les valdr¨¢ como justificante la factura del hotel".
El abogado, entonces, recurre al c¨®nsul espa?ol: se puede constituir en notario y certificar la visita de Saiz. Un ¨²ltimo escollo: Mariano Berdejo, el c¨®nsul, sufre una dolencia que le impide acudir a comisar¨ªa. Soluci¨®n: visita al consulado. Berdejo logra por tel¨¦fono que Lavaud admita que Saiz estuvo en comisar¨ªa. Suficiente. Expide un certificado que ser¨¢ enviado al juez Keil para que lo incorpore al sumario.
"A ver ahora por d¨®nde sale Muller". La duda del equipo jur¨ªdico del director del ONCE, que no ve l¨®gico tener que telefonear al polic¨ªa que les dio plant¨®n, tiene r¨¢pida respuesta. Un despacho de la agencia France Presse informa, citando fuentes pr¨®ximas a la investigaci¨®n, de que "hab¨ªan anulado la convocatoria porque ?Saiz hab¨ªa puesto unas exigencias inaceptables para la justicia francesa". Tambi¨¦n dice que al abogado de Saiz le hab¨ªan comunicado la anulaci¨®n el viernes pasado. "Es la mala fe caracter¨ªstica del director del ONCE", a?aden las fuentes jur¨ªdicas.
Perplejidad en Bueren y su ayudante. Llaman a su oficina en Madrid: no, no ha llegado ning¨²n fax del comisario Muller desconvocando la cita. "El jueves 18 por la noche, telef¨®nicamente, Muller nos dijo que era mejor para Saiz que se presentara", dice Bueren. "Que si no, podr¨ªa pasarlo mal. El viernes 19 le mand¨¦ un fax record¨¢ndole que Saiz acud¨ªa como testigo amparado por el convenio de Schengen, lo que evita que pueda ser imputado. No son condiciones inaceptables, sino la ley. Y, adem¨¢s, hablamos con un alto funcionario de la embajada francesa en Madrid, a quien le anunciamos que ¨ªbamos a ir y le recordamos el convenio de Schengen. ?C¨®mo ¨ªbamos a actuar as¨ª si la polic¨ªa nos hubiera anunciado la anulaci¨®n de la cita".
A las 18.00 Saiz aterriza en Madrid. Poco despu¨¦s enlaza con un vuelo a Valencia. Su equipo est¨¢ en la ronda valenciana. Jalabert se ha ca¨ªdo. Otros asuntos preocupan a Saiz. Pero los policiales, los judiciales, por el momento est¨¢n olvidados.
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