Tal como ¨¦ramos
F?LIX BAY?N Es bueno recordar de vez en cuando nuestra historia reciente: as¨ª podemos valorar lo que tenemos y conocer lo mejor y lo peor de nosotros mismos. Pero por saludable que sea este ejercicio cada vez nos resulta m¨¢s dif¨ªcil lograr identificarnos con el pasado: las fotos amarillean r¨¢pidamente y se hace trabajoso encontrar parecidos. Hace dos d¨ªas, se pod¨ªa ver en estas p¨¢ginas un panel de la modesta muestra dedicada en Granada a la transici¨®n, una exposici¨®n, por lo que se ve, sin demasiadas pretensiones, que no aspira a m¨¢s que a recordarnos im¨¢genes, palabras y alg¨²n sentimiento perdido en los pliegues del recuerdo. En la foto con la que este peri¨®dico ilustraba la noticia asomaban los rostros, repeinados y con aire de endomingada honradez, de los tres alba?iles muertos por la polic¨ªa en Granada en julio de 1970. Las caras de los tres hombres encienden ese rinc¨®n de la memoria en el que escondemos cosas tan olvidadas como aquellas c¨ªnicas notas de los gobernadores civiles que alegaban, enigm¨¢ticamente, que los manifestantes en este pa¨ªs mor¨ªan v¨ªctimas de "tiros al aire". "Obreros voladores", se les llamaba con humor negro. Dan ganas de saber m¨¢s: qu¨¦ fue de las viudas y de los hijos de las v¨ªctimas, qu¨¦ del oficial de polic¨ªa que mand¨® disparar, qu¨¦ del gobernador civil que dirigi¨® la represi¨®n. Ni siquiera nos acordamos ya de sus nombres. ?D¨®nde estar¨¢n? ?Habr¨¢n tambi¨¦n viajado al centro? Las fotos de los tres obreros asesinados por la polic¨ªa en Granada en julio de 1970 nos resultan tan remotas y ajenas como las que ilustraban la turbia historia de traici¨®n al maquis relatada por Justo Navarro en estas mismas p¨¢ginas el domingo anterior. Es normal. Al fin y al cabo, han pasado m¨¢s a?os desde 1970 hasta hoy que los que transcurrieron desde 1944 a 1970. Pero, ya se sabe, el tiempo es el¨¢stico y hay a?os que dan m¨¢s de s¨ª que otros. Aquellos a?os de la transici¨®n cundieron mucho: apenas seis a?os pasaron entre el asesinato de los obreros de Granada y la primera portada de El Pa¨ªs Semanal, recogida en esa misma exposici¨®n. El mismo plazo transcurrido desde la Expo de Sevilla y el d¨ªa de hoy. Y, sin embargo, qu¨¦ diferencia entre 1970 y 1976: la misma que separa la desesperanza de la ilusi¨®n. Un vecino de columna, Luis Garc¨ªa Montero, defini¨® con precisi¨®n lo que percibimos al recordar ese pasado. Llam¨® "nostalgia de futuro" la de aquellos d¨ªas "cuando todo merodeaba por delante y el futuro a¨²n estaba en su sitio". Los organizadores de la exposici¨®n de Granada dicen que los que son hoy j¨®venes desconocen todo sobre la transici¨®n. Por tanto, dif¨ªcilmente se les podr¨¢ contagiar esa nostalgia. Aquellos a?os que tanto dieron de s¨ª tienen algo de candoroso e ingenuo, y as¨ª podr¨ªa calificarse si no fuera porque resulta obsceno llamar c¨¢ndidos a los que se mostraron capaces de dar su vida por otros. En el camino se han quedado muchos alientos, pero basta echar cuentas para concluir que mereci¨® la pena: ya nadie tiene que dar la vida a cambio de poder reivindicar sus derechos laborales, ni hay fascistas que quemen cines, ni un tribunal tiene que dictaminar que es leg¨ªtimo gritar "Viva Andaluc¨ªa Libre".
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