A?oranza MAR?A JA?N
La "g¨¹ena" gente. En la sala Can Sister¨¦ de Santa Coloma de Gramenet puede verse estos d¨ªas la exposici¨®n de Joan Guerrero En tierra amiga (im¨¢genes de Andaluc¨ªa en Catalu?a), 43 fotograf¨ªas que son s¨®lo una muestra del trabajo que Guerrero est¨¢ haciendo sobre la presencia andaluza en Catalu?a. Al margen de pol¨ªticos y amigos del artista, fueron muchos los que all¨ª acudieron el d¨ªa de la inauguraci¨®n; mucha gente buena, gente de la calle, que disfrut¨® de las fotos mientras se buscaba en ellas. Eran capaces de encontrarse entre el gent¨ªo min¨²sculo de una romer¨ªa o de una manifestaci¨®n de Semana Santa. No creo que pudieran ver su imagen exacta. Tal vez s¨®lo vieran el recuerdo, el cante, el jaleo o el llanto de aquel d¨ªa. As¨ª son estas fotos. Reflejo de un d¨ªa o de un sentimiento. Y si no, v¨¦anlas: una ni?a con su traje de faralaes ayudando a sostener un castell; una carreta rociera siguiendo el curso, sucio y desolado, del r¨ªo Bes¨°s; el ni?o romano que masca chicle en medio de la congoja de la procesi¨®n; la adolescente, vestida con lunares y peineta, que se repasa los labios asom¨¢ndose al retrovisor de la vespa en un d¨ªa de feria; o los ni?os gemelos, al borde del llanto mientras tocan las palmas con las manos casi desenfocadas. La fotograf¨ªa del gesto cogido al vuelo. Pura imperfecci¨®n perfecta. "No se a?ora el pan duro". Dice el diccionario que a?orar es "recordar con pena la ausencia, privaci¨®n o p¨¦rdida de persona o cosa muy querida". Eso dice el diccionario; para Guerrero el verbo tiene a¨²n otra acepci¨®n. Y as¨ª lo explic¨® al hablar de sus fotos. A?oranza es tambi¨¦n el recuerdo de un momento feliz desde un presente dichoso. Porque no es el pan duro lo que se a?ora. No se echa de menos el pasado porque s¨ª, porque cualquier otro tiempo vivido fue siempre mejor que el amargo presente. La a?oranza es tambi¨¦n posible desde la plenitud y la dicha; ¨¦sa es la ¨²nica nostalgia que Guerrero ve en sus fotos. Y el visitante atento est¨¢ de acuerdo con ¨¦l en ese punto -la dosis de nostalgia es la justa-, pero se queja sin embargo de un exceso de folclor. Sevillanas, saetas y misas rocieras: Andaluc¨ªa es m¨¢s que eso. Las im¨¢genes que aqu¨ª se muestran la reducen a cuatro o cinco fiestas concretas. Y hay que pensar que los andaluces que han hecho de Catalu?a una tierra amiga no viven escondidos en sus casas esperando que llegue el d¨ªa de ponerse el traje de fiesta para salir a lucirlo a la calle. Tienen, como todos, vida y ropa de diaro. Trabajan, duermen, comen, sue?an, quieren o dejan de querer todos los d¨ªas y todas las noches del a?o. Y eso es lo que aqu¨ª no se ve. Tal vez muy pronto, en otra exposici¨®n o en otro libro, Joan Guerrero podr¨¢ ofrecernos su trabajo completo, sin concesiones ni selecci¨®n previa. Homenaje a Antonio Machado. El pasado lunes 22 de febrero se cumplieron 60 a?os de la muerte del poeta. Un poeta andaluz que cant¨® a Castilla y que muri¨® en tierra francesa. Antes de adentrarse en el exilio, Machado pas¨® algunos d¨ªas en Barcelona. Se refugi¨® en el hotel Majestic. Una placa en la entrada del hotel ha recordado durante a?os aquella visita. "Homenaje a don Antonio Machado, que pas¨® aqu¨ª parte de sus ¨²ltimos d¨ªas". Hoy esa placa no puede verse; las reformas que se est¨¢n haciendo en el edificio han obligado a retirarla eventualmente. Mientras tanto, o por si la placa no volviera, aqu¨ª est¨¢ la foto de Guerrero: la fachada del hotel, el portero, tambi¨¦n andaluz, y la placa homenaje al poeta. A Guerrero, que naci¨® en Tarifa pero que lleva ya muchos a?os viviendo en Santa Coloma, le gusta leer a Machado. En su vida y en su obra, encuentra un cierto paralelismo con su propia suerte. Por eso la otra tarde recit¨® de memoria los ¨²ltimos versos del poeta; el breve poema que alguien hall¨® en el bolsillo de su abrigo y que hablaba de la luz de los d¨ªas de la infancia. Machado encontr¨® la luz de su infancia en el cielo de Soria y de Colliure. ?sa es la suerte de mucha gente g¨¹ena. La suerte del hombre que sabe tener dos tierras en lugar de una, con el descaro a?adido de hacerles un sitio a las dos en el objetivo de su c¨¢mara.
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