Una ¨®rbita de oro a 36.000 kil¨®metros de la Tierra
?Puede una circunferencia a m¨¢s de 36.000 kil¨®metros de la Tierra dar lugar a conflictos de territorialidad? S¨ª. La raz¨®n es que esa circunferencia, llamada ¨®rbita geoestacionaria, resulta de un enorme valor debido a que los sat¨¦lites situados all¨ª permanecen siempre sobre el mismo punto de la superficie terrestre (del ecuador, en concreto), algo imposible a cualquier otra distancia.Esta propiedad es sumamente ¨²til para las comunicaciones, incluida la televisi¨®n digital. Los delegados de varios pa¨ªses ecuatoriales, entre ellos Colombia y Ecuador, han vuelto a plantear en la reuni¨®n de Viena la necesidad de dotar a la ¨®rbita geoestacionaria de alg¨²n estatuto jur¨ªdico especial que garantice su uso racional y sin discriminaciones.
Que sean estas naciones las que lo mencionen tiene su enjundia, ya que, en ausencia de regulaci¨®n, la ¨®rbita geoestacionaria podr¨ªa considerarse propiedad de los pa¨ªses ecuatoriales, por mera extrapolaci¨®n de la normativa internacional sobre el espacio a¨¦reo.
Pero, en realidad, poco hay ya que regular sobre esa circunferencia de oro. Los sat¨¦lites situados all¨ª -incluidos los que fuentes de la comisi¨®n de la ONU llaman "sat¨¦lites de papel", esto es, asignados pero no lanzados a¨²n- son ya m¨¢s de 350, es decir, casi un objeto por cada grado de arco, que es el l¨ªmite te¨®rico para que las comunicaciones de un sat¨¦lite no se interfieran con las de otro.
La ¨®rbita geoestacionaria no se sabe de qui¨¦n es, pero ya ha colgado el cartel de no hay billetes. Un grado de arco es poca cosa visto desde la Tierra -la Luna viene a ocupar medio grado en el arco celeste-, pero en la ¨®rbita geoestacionaria supone que cada sat¨¦lite est¨¢ separado de su vecino m¨¢s pr¨®ximo por una distancia del orden de los mil kil¨®metros. El problema no es, por tanto, el peligro de que choquen, sino que sus emisiones se estorban cuando viajan a la Tierra con un ¨¢ngulo tan estrecho.
La saturaci¨®n de la ¨®rbita geoestacionaria tiene una soluci¨®n sencilla, que de hecho ya se viene aplicando. Consiste en reservar un poco de combustible cuando el sat¨¦lite alcanza el l¨ªmite de su vida ¨²til (a los 10 o 12 a?os de su lanzamiento) y utilizarlo para darle un empuj¨®n hacia afuera. El sat¨¦lite se sit¨²a as¨ª a unos 300 kil¨®metros por encima de la geoestacionaria (es decir, a unos 36.500 kil¨®metros de la Tierra), donde puede permanecer indefinidamente sin estorbar.
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