400 p¨¢ginas contra el olvido
Una columna de humo originada en la antigua prefectura provincial del Movimiento, en la c¨¦ntrica calle de Ciutadans, se elev¨® sobre Girona en la primavera de 1977. Se acababa de cumplir la orden de destruir los archivos con toda la documentaci¨®n generada durante la dictadura. Seg¨²n el historiador gerundense Josep Clara, ese acto, repetido en todas las sedes provinciales, pretend¨ªa borrar la historia y culminar un proceso de transici¨®n en el que "la amnist¨ªa y la amnesia deb¨ªan darse obligatoriamente la mano". Superando las carencias documentales de ese periodo, en su libro El partit ¨²nic. La Falange i el Movimiento a Girona (1935-1977), que la pr¨®xima semana se pone a la venta editado por el Cercle d"Estudis Hist¨°rics i Socials, el historiador realiza un arduo y documentado estudio sobre la implantaci¨®n en Girona del partido fundado por Jos¨¦ Antonio Primo de Rivera en 1933 y que prest¨® s¨ªmbolos e ideolog¨ªa al franquismo. Clara ha escrito 400 p¨¢ginas, con nombres y apellidos, contra el olvido. El historiador, que incluye un profuso anexo con listas de afiliados de Girona, jefes locales y breves apuntes biogr¨¢ficos de los cargos del Movimiento, admite que la noticia de su trabajo ha generado cierta expectaci¨®n en la ciudad, pero advierte de que no le anima ning¨²n af¨¢n revanchista. Seg¨²n ¨¦l, "la historia no sirve para condenar o glorificar personas, aunque tampoco se construye ¨²nicamente con instituciones, sino con los hombres y mujeres que las nutren y orientaron su actuaci¨®n". El partit ¨²nic aporta numerosos documentos y testimonios que demuestran la desorganizaci¨®n y el escaso calado de la Falange en Girona. Los reiterados cambios de dirigentes; el bajo ¨ªndice de militancia; las constantes llamadas a la afiliaci¨®n; los roces con los poderes locales, provinciales o eclesi¨¢sticos; el abandono de locales y una cotidiana contestaci¨®n clandestina constituyen la panor¨¢mica del fracaso de un partido que el historiador califica de "postizo y ret¨®rico". La Falange de Girona ya realizaba reuniones clandestinas en 1936, "entre las sombras de las ruinas de la torre Gironella", seg¨²n relata un cronista del r¨¦gimen. Despu¨¦s de la guerra, su desmesurado af¨¢n expansionista queda patente en un documento en el que declaraba la "obligatoriedad" de los ciudadanos espa?oles de pertenecer al partido y se ordenaba al Ayuntamiento de Girona que exigiera la afiliaci¨®n para cualquier tr¨¢mite. Otra misiva de Falange, dirigida a todos los consistorios de la provincia, rezaba: "De no estar Vds. afiliados, ?pueden decirme con qu¨¦ entusiasmo lo har¨¢n los de un pueblo que ven a sus dirigentes seguir esa apat¨ªa y darles tan mal ejemplo?". Los indicios del fracaso se detectan en el abundante n¨²mero de afiliados que dejan de pagar sus cuotas. Un informe de la Falange de Puigcerd¨¤ lamenta que en una comarca en la que "la inmensa mayor¨ªa son ciudadanos de una posici¨®n econ¨®mica buen¨ªsima y que adem¨¢s blasonan de ser de derechas", se comporten "como enemigos de la Falange, procurando hip¨®crita y solapadamente sabotear cuanto pueden". En 1947, con vistas a asegurar una gran mayor¨ªa para el refer¨¦ndum de la Ley de Sucesi¨®n, se clasific¨® a los cabezas de familia seg¨²n sus simpat¨ªas por el r¨¦gimen. Las cifras de la provincia de Girona arrojaron 28.286 azules (adictos), 26.189 rojos (contrarios) y 25.550 grises (indiferentes). Entre los dirigentes del Movimiento, Clara dedica especial atenci¨®n a Luis Mazo Mendo, que entre 1945 y 1956 encarn¨® con "autoritarismo, vocabulario efectista y unas maneras propias de un virrey" los a?os m¨¢s oscuros del franquismo. El prototipo del falangista gerundense, seg¨²n Clara, es "una persona de orden, de clase media o alta, de antecedentes tradicionalistas, poco relevante en el terreno intelectual, que supli¨® el lema Dios, patria, rey por el de Patrimonio, nacionalcatolicismo y Franco". Los ide¨®logos de la Falange ya se lamentaban en una circular de 1944 de los oportunistas que se colaron en sus filas y despu¨¦s se dieron de baja: "Vinieron en los momentos de aluvi¨®n, creyendo encontrar un medio para continuar disfrutando de prebendas que hoy creen aseguradas sin necesidad de pertenecer a la Falange". El libro de Clara documenta sobre las diversas secciones de la Falange. La Secci¨®n Femenina defend¨ªa el modelo de mujer fiel a los valores de la maternidad, la vida tradicional y la subordinaci¨®n al marido. La delegada provincial ten¨ªa muy clara su tarea educativa con las j¨®venes: "Aficionarlas a la m¨²sica, los villancicos, al canto gregoriano y popular para que desechen de sus casas los horribles cupl¨¦s de moda. Aficionarlas al aire y al sol, al deporte que las quita luego del ambiente impuro de los cines y los bares". La organizaci¨®n paramilitar del Frente de Juventudes debi¨® enfrentarse durante un largo periodo a la competencia de la Iglesia. Refiri¨¦ndose al escultismo, el gobernador de 1976 dec¨ªa en un informe: "Tales organizaciones acusan un marcado car¨¢cter regionalista, constituyendo un vivero que pasar¨¢ a nutrir indefectiblemente las futuras formaciones pol¨ªticas que propugnan la autonom¨ªa pol¨ªtica de Catalu?a".
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