Una juez afroamericana preside el tribunal que juzga los cr¨ªmenes en la ex Yugoslavia
Gabrielle Kirk McDonal dice que la verdadera reconciliaci¨®n precisa reconocer el pasado
Nunca ha ocupado cargo pol¨ªtico. Sin embargo, Gabrielle Kirk McDonal es quiz¨¢ la mujer afroamericana m¨¢s poderosa del mundo: preside el Tribunal Penal Internacional encargado de juzgar a la antigua Yugoslavia y supervisa la c¨¢mara de apelaciones del Tribunal Penal Internacional para Ruanda. La ONU los cre¨® para juzgar las atrocidades cometidas contra la poblaci¨®n en ambos pa¨ªses. Las decisiones de la juez establecer¨¢n precedentes legales que van a cambiar la actitud del mundo a la hora de abordar la violencia y los derramamientos de sangre.
La pasi¨®n que ha guiado siempre a Gabrielle Kirk McDonald es utilizar el imperio de la ley para luchar contra la injusticia. De adolescente vio c¨®mo su madre se enfrentaba a los salones de belleza de Nueva York que no quer¨ªan a negros en sus locales. Graduada en Derecho por la universidad de Howard (Washington), se incorpor¨® al grupo de abogados de la Asociaci¨®n Nacional para la Mejora de la Gente de Color.
En 1979 fue nombrada juez federal en Tejas. Su caso m¨¢s famoso fue el del acoso del Ku Klux Klan a inmigrantes vietnamitas. En 1993, el Departamento de Estado la propuso como juez internacional y, m¨¢s tarde, la ONU la eligi¨® para presidir el tribunal internacional que iba a procesar a un individuo por primera vez desde hac¨ªa 50 a?os.
Su actual despacho en La Ha ya, est¨¢ decorado con banderas de la ONU y de Tejas. De 56 a?os, es una mujer alta y elegante, de risa f¨¢cil y frecuente, que se comporta como una madre para los que la rodean, quiz¨¢ para compensar la ausencia de sus dos hijos, ya adultos, que viven en Estados Unidos.
Su mesa est¨¢ abarrotada de papeles. Pero su mayor frustraci¨®n es el manto de invisibilidad que rodea al tribunal, sobre todo en Yugoslavia. Ha enviado a especialistas en sondeos para averiguar qu¨¦ opina la poblaci¨®n sobre el tribunal; ha organizado visitas de juristas yugoslavos a La Haya, incluso se ha ofrecido para escribir en peri¨®dicos yugoslavos: cualquier cosa con tal de dar a conocer la labor del tribunal en la ex Yugoslavia, que busca juzgar los cr¨ªmenes de guerra como m¨¦todo para alcanzar la reconciliaci¨®n. Un sistema que, en su opini¨®n, "quiz¨¢ sea demasiado pronto para decir si es el mejor", aunque aclara que cree en su principio te¨®rico; es decir, "en que debemos centrarnos en la responsabilidad individual".
Admite que este tribunal ha tomado prestado "el concepto" que rigi¨® los de N¨²remberg; es decir, que, para no estigmatizar a un grupo, hay que juzgar a los individuos. Y cree que es imprescindible el "archivo" de todo lo que ocurri¨® durante el conflicto porque, seg¨²n su razonamiento, "las personas se comportan de una forma determinada durante un periodo prolongado y luego, por alguna raz¨®n, se detienen: voluntariamente o porque se les obliga. Entonces adoptan una actitud que significa: 'Se acab¨®.
Ahora vamos a olvidar lo que ha ocurrido. Lo pasado, pasado est¨¢'. Sin embargo, para tener una relaci¨®n duradera y honrada, una aut¨¦ntica reconciliaci¨®n, que incluya el perd¨®n y la tolerancia hacia lo distinto, es preciso reconocer qu¨¦ ha pasado... ".
El tribunal que esta juez preside, act¨²a dentro de un sistema judicial sin polic¨ªa propia, lo que implica que depende de la comunidad internacional para realizar detenciones y cumplir las citaciones, unas limitaciones que pueden ser frustrantes pero, como dice McDonal "esto es lo que hay y no creo que se logre tener polic¨ªa propia ni en los primeros a?os del siglo XXI".
Esta "cooperaci¨®n", m¨¢s bien dependencia de los Estados hace que "la mitad de nuestros acusados est¨¢n a¨²n en libertad y, con ello, contagian a todos los de m¨¢s. El hecho de que los miembros de la comunidad vean que un acusado puede permanecer pr¨¢cticamente en la impunidad representa una erosi¨®n de nuestros intentos de construir el imperio de la ley en la ex Yugoslavia... No obstante, mi frustraci¨®n se ha visto algo aliviada al ver que la fuerza de estabilizaci¨®n de la OTAN ha ocupado el hueco y se est¨¢ encargando de ejecutar las ¨®rdenes de detenci¨®n".
Los dos tribunales internacionales bajo sus competencias pueden dictar, como m¨¢ximo castigo, cadena perpetua, pero en Ruanda, la pena de muerte est¨¢ institucionalizada, lo que para las v¨ªctimas de genocidio puede resultar una contradicci¨®n, que la juez niega con vehemencia. "Si partimos de que un tribunal internacional pretende aplicar las normas m¨¢s estrictas en materia de derechos humanos y desea dar ejemplo, y si creemos que arrebatar una vida es violar el derecho humano m¨¢s fundamental, se puede decir que lo que est¨¢ haciendo el tribunal es establecer un modelo de c¨®mo deben tratarse las personas. Y mostrar que el asesinato no debe tolerarse. Y que cuando un Estado mata est¨¢ cometiendo asesinato, y no se va a tolerar; s¨®lo sirve para continuar el ciclo de violencia", opina.
A McDonal le apena que su pa¨ªs no fuera uno de los 120 que votaron por la constituci¨®n de un Tribunal Penal Internacional permanente porque, como ella dice, "es importante que EE UU forme parte de la comunidad mundial. Es la superpotencia, y su ausencia me entristece".
?Los ?ngeles Times.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.