Soneto y estrambote
PACO MARISCAL Mudables son luna y fortuna, como lo son las encuestas y como lo son los resultados electorales. En estos ¨²ltimos la tarea de la fortuna se ve ayudada por los errores o la prepotencia de quienes detentan el poder, de los gobernantes. Pero la fortuna, dec¨ªan los cl¨¢sicos, es como el vidrio; cuanto m¨¢s brilla, se quiebra. Le sonr¨ªen la luna y las encuestas al Partido Popular de la Comunidad Valenciana, aunque brilla todav¨ªa m¨¢s su fortuna en im¨¢genes. El pasado s¨¢bado y en el Palau de Congresos, v¨ªdeos, fotos, luz, c¨¢maras, m¨²sica e himnos aclamaron a su candidato a la presidencia de la Generalitat Valenciana: paradigma de todas las bondades pol¨ªticas y humanas. As¨ª lleg¨® la imagen a nuestros hogares, y quedamos deslumbrados. Acercamos los ojos al candil televisivo que controla el PP y nos turbaron la luz y el brillo en cantidad excesiva. Como aquel catafalco sevillano, adornado de forma insigne, para simular la presencia de Felipe II, la maquinaria publicitaria del PP evoca el soneto con estrambote de Cervantes. En los reinos donde no se pon¨ªa el sol y se machacaba a los sarracenos, en los reinos cuyas escuadras imperiales combat¨ªan contra la p¨¦rfida Inglaterra y, tolerantes ellos, se persegu¨ªa a los no menos p¨¦rfidos conversos, en los reinos con centenares de p¨ªcaros y mendigos, se levant¨® el t¨²mulo, la imagen de grandeza y poder¨ªo, "?Roma triunfante en ¨¢nimo y riqueza!", que escribiera el manco de Lepanto, que no ciego en Valencia. Y como no era ciego le puso al soneto estrambote: detr¨¢s de la imagen y apariencia no hab¨ªa nada; s¨®lo cuatro tablas y unas telas decoradas. En los umbrales del siglo XXI, los escean¨®grafos del PP se obstinan en vender imagen. Suponen a lo peor que el votante valenciano quedar¨¢ encandilado, falto de recursos para observar de soslayo la palpable realidad cotidiana, mucho menos decorada y mucho menos insigne. Aunque si la realidad no corresponde a la imagen, de eso no es responsable la grandeza y braveza del PP. Son culpables los elementos naturales que destruyeron la Escuadra, o la pertinaz sequ¨ªa, o el adversario del PSOE que ya tuvo en las urnas y hace bastantes a?os el correctivo democr¨¢tico oportuno. Mudables son luna y fortuna. Y entre los naranjales de las riveras donde prenden racimos de oro bajo los arcos de las palmeras, entre estrofas y m¨²sicas de himnos que se quieren de todos los valencianos, y no de uso partidista, se difuminaba la imagen del aclamado candidato que avanza en marcha triunfal. No es de recibo esa utilizaci¨®n sectaria de los s¨ªmbolos que mezcla los colores de un partido, el que preside Eduardo Zaplana, con unas m¨²sicas que identifican a tant¨ªsimos valencianos con la tierra o patria chica. El recurso sentimental o sentimentaloide mezclado con la imagen de un candidato partidista: indigerible. Identificar tierra, bandera o himno con un determinado partido tiene una tradici¨®n macabra en el viejo continente. Y uno, encandilado delante del televisor, record¨® a los cl¨¢sicos que dec¨ªan que la fortuna volv¨ªa necios a quienes favorec¨ªa en exceso; record¨® la fina iron¨ªa cervantina delante del armaz¨®n decorado y vac¨ªo, cuando escribi¨® que fuera desdoro que tanta imagen, tanta apariencia, tanto colorido y televisor no durara un siglo.
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